lunes, 26 de octubre de 2009

La logica del "mal menor"



Persiste por estas tierras una vieja discusion que se repite cada tanto a nivel politico. El debate gira alrededor del "mal menor" como alternativa unica para oponer algo distinto, minimo, ante un enemigo que avanza y suele uniformar discurso y aglutinar intereses. LLamemosle genericamente la "derecha". Desde esta logica dominante, aquellos que no optan por defender al "mal menor" pasan, de inmediato y sin vacilaciones, al bando de los funcionales a ese poderoso enemigo. La logica resulta absurda desde lo politico, precaria en lo ideologico, pero aun mas peligrosa desde lo etico. De este modo, quienes defienden al "mal menor" y descalifican toda opinion critica aparecen dispuestos a cualquier concesion, a mirar para otro lado y a justificar todo el tiempo las miserias de sus referentes. La logica perversa del "mal menor" resiste el paso de los años y hoy se erige como opcion valida de muchas organizaciones de la izquierda argentina.
La logica del "mal menor" exige, por su logica de ser y desde el autoritarismo de su discurso, abandonar cualquier proyecto de construccion alternativa y real, que se base en principios eticos, que proponga un desarrollo por fuera de los marcos del sistema capitalista burgues y que postule un programa revolucionario de transformacion. Quienes defienden un cambio profundo, sin medias tintas, sin genuflexiones ni dobles discursos, son el blanco facil para la ofensiva de los abanderados del "mal menor". Lo curioso, en todo caso, es que el observador atento que repase las ultimas decadas de historia nacional se percatara de inmediato en la falacia de este axioma. El "mal menor" ha ganado y perdido elecciones, ha levantado y derribado figuras impresentables y oportunistas, ha gestionado durante años y ha unificado y disgregado fuerzas a lo largo de la historia (caso del Frente Grande/Frepaso, por ejemplo). Pero jamas ha perjudicado los intereses de aquellos que -con ingenuidad- algunos suponen que enfrentan. Por el contrario. No hace falta hacer nombres propios, ayer y hoy, la logica es la misma. La trampa de la conciliacion de clases en Argentina sigue en pie, en primer lugar, aunque sea un invento del reformismo, una quimera irreal; una fantasia: La clase que pierde es siempre la misma. Los que se benefician con la explotacion de los trabajadores son siempre los mismos. Y aquellos que se erigen hoy como veedores de la contienda politica, que acusan con el dedo y adjetivan con ironia y desprecio ante cualquier espacio que no se uniforme con su discurso (errado, en el mejor de los casos; complice, en la mayoria de ellos) asumen el rol de freno historico para la construccion de una alternancia de poder real que no defienda los intereses de industriales ni de estancieros, que no sea complice en el manejo de la caja en los barrios de los punteros y burocratas del aparato.
La logica del "mal menor" revive en la izquierda argentina cada tanto, como un estigma. Confunde, fragmenta y dilata los procesos. Y, por lo que ha demostrado la historia, a la larga o a la corta juega un papel reaccionario: Le abre la puerta de par en par a la derecha con su tendencia natural a defraudar y traicionar las expectativas de los sectores populares, al mismo tiempo que los aleja cada dia un poco mas de las cuestiones de fondo.

Agustin Reinna
PCT Rosario

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