La Corte había declarado “inconstitucional” la ley que, en 2006, estableció la composición del Consejo. En un verdadero golpe de mano, puso en vigencia la ley que había sido derogada o sustituida. En virtud de esa ley cuya vigencia repuso la Corte, su presidente asumió ahora la presidencia del Consejo, amplió el número de sus miembros y ordenó a las camarillas profesionales, académicas y al propio Congreso a designar a los representantes que debían ocupar los nuevos puestos. El primer acto de Rosatti al frente del Consejo fue intimar a Massa y a CFK, presidentes de Diputados y Senado respectivamente, a designar a quienes representan a la mayoría y a la primera minoría en esos espacios. Mientras Massa dejó entrever que cumpliría con la Corte, CFK armó una trampa fina. Desdobló al FdT en dos bloques, de modo que podrá llevarse dos, y no uno, de los representantes, dejando a JxC ante el dilema de designar uno, y no dos, como había previsto, ya que hizo lo mismo que Cristina: desdoblar al macrismo en varios bloques. La hinchada kirchnerista ha saludado esta maniobra como genial, algo así como si hubiera ocupado Kiev. Massa, sin embargo, no podría hacer lo mismo en Diputados, donde un desdoblamiento del FdT podría dejarlo sin representantes propios en el Consejo, por parte del Legislativo. Para el cristinista Parrilli, la Corte ha usurpado al poder legislativo, en tanto que para Carrió hay un alzamiento del gobierno “contra el orden constitucional”.
¿Cuál será el desenlace de esta crisis? El Consejo es objeto de codicia porque tiene a su cargo la designación y el traslado de los jueces, en momentos en que los jefes de ambas coaliciones, CFK y Macri, se encuentran procesados por delitos que van de la corrupción al espionaje. La Vice acaba de advertir que el poder no lo determina ni la banda ni el bastón, pero teme que lo tenga la Corte, que condena o absuelve delitos de orden federal, o sea vinculados al Estado. En caso de que esto sea así, Horacio Rosatti se habría convertido en el Putin del Río de la Plata.
Lo que se vislumbra es otro culebrón de la ‘grieta’, en medio de una inflación que podría convertirse en híper, y en medio de luchas que se convertirán, en algún momento, en una rebelión popular. Los trabajadores debiéramos desear que el entrevero hunda más al macrismo y al kirchnerismo en el desprestigio y el escarnio, que lo mismo ocurra con los bloques legislativos patronales y en especial con la Corte. Argentina necesita una limpieza profunda, o sea, un cambio social dirigido, piloteado y organizado por la clase obrera.
Marcelo Ramal
20/04/2022
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