El domingo 24 se realiza la segunda vuelta presidencial
El balotaje francés de este domingo está colocando a la izquierda ante una prueba de fuego. Todo un sector está yendo detrás del llamado a votar por el actual presidente Emmanuel Macron. Es la línea de Jean-Luc Mélenchon -el candidato que salió tercero y cuyos votos pueden definir la elección. A este posición se ha plegado el NPA, además de anunciar una integración sin principios a la fuerza de Mélenchon para las legislativas de junio.
La segunda vuelta
Los franceses irán a las urnas el domingo 24 para definir la segunda vuelta presidencial entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. A pesar del enorme repudio popular a la austeridad de su gobierno, el actual mandatario Macron es favorito.
Esta preeminencia no se debe solo al “espanto” que generaría su contendiente fascistizante Le Pen. El factor determinante es el enriquecimiento exponencial de las fracciones mayoritarias de la burguesía bajo Macron, en base al rol de Francia en la Unión Europea. Las posturas refractarias a la UE sostenidas por Le Pen, al igual que ocurre con otros líderes fascistizantes europeos, le colocan un techo a su apoyo entre la clase dominante.
Esta circunstancia no borra la posibilidad de que Le Pen, en una votación ajustada, logre imponerse. Su campaña despierta adhesiones genuinas entre capas medias y de trabajadores. Lo cual es un contraste con Macron, que no ha logrado grandes movilizaciones.
En este contexto, el llamado a votar por el candidato principal del régimen, Macron, se inscribe en la defensa de la Unión Europea imperialista, del rol de la Otan en Ucrania y de las agresiones e intervenciones francesas en África.
La Francia Insumisa / Unión Popular, de Mélenchon, terceros por poca diferencia en primera vuelta, llama a votar por Macron con la consigna “ningún voto a Le Pen”. Pero sus votos no están asegurados. Pocos días atrás, el espacio realizó una consulta virtual, donde la opción del voto en blanco y de abstención duplicaron al apoyo a Macron. Mélenchon, ahora tercera fuerza, está honrando su responsabilidad de colaborar en definir la elección hacia el bando predilecto de la UE y la burguesía gala. Así lo entiende también Macron, que focalizó la campaña en los centros urbanos donde Mélenchon obtuvo sus mejores guarismos.
La primera vuelta mostró un principio de diferenciación en el electorado. Mélenchon se impuso en las grandes ciudades y entre los sectores populares. Ahora, la negativa a desenvolver una campaña militante por el voto en blanco o abstención, separando a los trabajadores de sus verdugos, devela que esa dirección política no es la mejor herramienta para construir una verdadera alternativa.
El NPA
El NPA, el partido “amplio” que se reivindica “trotskista”, se adhirió al sostenimiento del régimen imperialista. Lo hizo como una fuerza subsidiaria de Mélenchon, replicando su lema político y sus fundamentos.
Esta semana también se hizo público el acuerdo entre el NPA y Mélenchon hacia las elecciones legislativas de junio. Implica una sumisión del NPA, que ingresa en la lista bajo el programa y el lema común. A cambio, según trascendió, Mélenchon reconocería al NPA una o dos bancas expectables a diputados.
Estamos frente a una disolución del NPA en Unión Popular / La Francia Insumisa. El NPA ingresa sin delimitación, y cuando esta fuerza apoya en segunda vuelta al candidato del régimen. No es una “izquierdización”.
Si la plataforma del NPA ya evitaba la delimitación con Mélenchon, la carta da un paso más y embellece su programa. No sorprende: el NPA viene de un frente con Mélenchon en Burdeos y en las elecciones regionales.
La izquierda del NPA
Los grupos del ala izquierda del NPA se posicionaron por el “ni Le Pen, ni Macron”. Pero sin una delimitación pública de la dirección del NPA, lo cual encubre a la dirección y añade confusión en el activismo.
Tanto la Fracción L’Etincelle como AyR formaron parte de la campaña común del NPA por la candidatura de Philippe Poutou, la cara pública del acuerdo con Mélenchon, sin delimitación con su programa. Otro pequeño grupo, DR, rechazó participar, aunque sin lanzar iniciativas propias.
La delimitación con la dirección del NPA y su llamado a votar por Macron no es un tema a resolver “a futuro” o “en las calles”, porque el centro de la escena política en Francia está en las elecciones. La izquierda del NPA enfrenta una encrucijada: ser cómplices de la dirección en su acuerdo electoralista por las legislativas o buscar una alternativa independiente y de clase.
El NPA ha llegado a un colapso final. La izquierda en su interior nunca se preparó ni quiso la ruptura. Esto le regaló toda iniciativa a la dirección, que se valió de ellos para cubrirse por izquierda a la par que desenvolvía una política de integración a las fuerzas del régimen.
Es necesario construir un partido revolucionario sobre bases programáticas de independencia de clase.
Luciano Arienti
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