Un sector del capital agrario se manifestará en Plaza de Mayo.
Un sector del capital agrario realizará este sábado 23 un “tractorazo” a la Plaza de Mayo. La medida tiene el apoyo explícito de la Sociedad Rural, aunque solo tendrá una presencia simbólica en la plaza. El resto de las organizaciones rurales no se han pronunciado; lo que puede condenarla a una “demostración de fuerzas” marginal. El reclamo fundamental es el de “bajar la presión tributaria” ante la posibilidad de que el gobierno meta mano en los beneficios extraordinarios que les aporta el aumento de los granos.
Problemas de “Fondo”
El trasfondo de este encontronazo es la orientación fiscal que impone el acuerdo con el FMI, que es por todos lados una encrucijada en sí misma. Las retenciones al agro son parte de la vía que el propio organismo y el capital financiero demandan para reunir los dólares en función de cumplir con los futuros vencimientos de deuda. Los mismos sectores capitalistas nacionales, incluido el agro, que presionaban por firmar cuanto antes un acuerdo con el FMI, a la espera de regresar al mercado crediticio o que ello devenga en condiciones más favorables para la rentabilidad de sus negocios, se topan ahora con las limitaciones o las trabas que les impone.
El propósito del tractorazo es reaccionario, porque descarga sobre la inmensa mayoría de los trabajadores los costos de un pacto que ellos reclamaron y apoyaron.
En tanto, el gobierno no busca ni de cerca ir tampoco a un choque con el campo. Las exportaciones agrarias son una de las principales vías de ingreso de divisas en el marco de este pacto de pago. Intentan por el contrario arbitrar en la tormenta de las condiciones explosivas que se imprimen en su propia orientación económica, dispuesta desde el minuto cero a cumplir con el Fondo y los acreedores del país. Ahora se encuentran entre la espada y la pared, lugar en el que supieron colocarse por sí mismos.
El gobierno les ha respondido que no se apuren a sacar conclusiones porque todavía no han resuelto nada; esto un par de días después de anunciar con bombos y platillos un impuesto a la “renta inesperada”, que como quedó claro va a ser sometida a consultas muchas y lo más probable es que si sale algo, luego no se apruebe, y mucho menos tenga incidencia. El gobierno retrocede cuando aun no avanzó.
Hay “piquetes” y “piquetes”
El anuncio del tractorazo despertó otro debate, de mucha actualidad. Aníbal Fernández lanzó la amenaza de que no dejaría que entren los tractores a la ciudad, “ni locos sueñen con entrar a la ciudad en los tractores”. Finalmente, el titular de la cartera se plegó públicamente a la “validación” del gobierno porteño a la marcha, y dijo que se limitarán a “cuidar los espacios federales” y “dar apoyo” a la Policía de la Ciudad.
Y es que Larreta, jefe de gobierno porteño, dio su “visto bueno” a la protesta del capital agrario por las calles de la Ciudad. En la misma habrá actividades y jornadas dedicadas a los niños y adolescentes, pero parece que al mismo gobernante que proponía retirarle los planes sociales a los piqueteros que lleven menores de edad a las movilizaciones, acusándolos incluso de “cobardes”, de “utilizarlos como un escudo” para evitar la represión, no le molesta este hecho; incluso lo avala. Queda claro que no le molestan los piquetes, las movilizaciones o las demostraciones de fuerza per se. Le molestan dependiendo qué clase social las lleve adelante. Por eso las patronales del campo no estarían “usando a los chicos de escudo”, porque siquiera se plantea la posibilidad de que las fuerzas policiales, hostiles una y otra vez con los piqueteros, puedan llegar a reprimir a los capitalistas del agro.
En tal sentido se anotan los Milei y los Marra con su “Movimiento Antipiquetero Argentino” (Mapa). Ni palabra emitieron estos verborrágicos defensores del “derecho a circular” que acusan permanentemente de delincuentes a los desocupados que se movilizan contra el hambre que los castiga día a día. Incluso su corresponsable en la provincia de Buenos Aires, Espert, salió a reivindicar públicamente el tractorazo de los mismos que especulan con los precios de la comida aportando al cuadro de miseria y hambre del país.
Prensa Obrera
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