Lo que se acordó fue que cada provincia será la encargada de establecer la fecha de comienzo y finalización del ciclo lectivo 2021, como así también la modalidad, a saber: presencial, no presencial y combinada (virtual-presencial), según la “realidad epidemiológica lo permita” (Acuerdo Federal 374). La modalidad “combinada” supone que un docente debería realizar dos tareas pedagógicas -la presencial y la virtual.
El CFE también aprobó el protocolo respectivo, por ejemplo priorizar el regreso a la presencialidad de la sala de 5 años, combinándola con propuestas virtuales. Las salas de 3 y 4 años quedarán condicionadas a “que garanticen la reducción de riesgo”. Cualquiera sabe que es imposible evitar el contacto físico entre los niños.
Para la educación especial se recomendó dar prioridad a aquellas y aquellos estudiantes que no han mantenido vinculación con las propuestas de enseñanza en todo el año Para la enseñanza técnica se aprobaron una serie de lineamientos para la acreditación de los estudiantes que deban realizar las prácticas profesionalizantes, obligatorias para esta modalidad. CTERA, que nuevamente concurrió a la reunión del CFE sin mandato de sus bases, planteó su “preocupación” por la falta de convocatoria a las organizaciones gremiales en las diferentes provincias. Un trabajo realizado por la propia central concluye que “hoy resulta de alto riesgo el regreso a las escuelas para el desarrollo de las clases presenciales” (“Informe salud laboral CTERA”, condiciones para volver a las escuelas en el contexto de pandemia, covid-19; 20/10).
Pero la “realidad epidemiológica” es que el avance de la pandemia en el país no da tregua, con una circulación comunitaria en la totalidad de las provincias, y varias de ellas con sus sistemas de salud colapsados. Argentina, con 32.520 fallecidos, se ubica en el “Top 10” de los países con mayor tasa de mortalidad por millón de habitantes. En Europa, el experimento se enfrentó a un rebrote de coronavirus que ha hecho que gran parte vuelva a cuarentenas estrictas. En Argentina tendría consecuencias catastróficas.
Las resoluciones que votan los ministros y son presentadas como “unánimes” olvidan, sin embargo, lo esencial. Y es que ni los docentes ni las familias han dado su “aval” a este retorno a clases improvisado. Más allá de la complicidad de los gremios nacionales que están subordinados al gobierno, a lo largo y ancho del país, en cualquier asamblea o plenario donde se delibera, el rechazo es unánime. En Capital Federal sólo está asistiendo el 2% de la matrícula escolar que fue convocada del nivel primario. Las comunidades educativas conocen el estado calamitoso de los edificios escolares, la falta de provisión de elementos de seguridad e higiene y el riesgo al cuál se exponen sus propios hijos. A través de autoconvocatorias se han estrechado lazos muy fuertes entre la docencia y las familias.
Es fundamental rechazar el regreso a clases presenciales en pandemia, acompañado con un programa que plantee: conformación de comités de higiene y seguridad por escuela con poder de veto, plan de obras de infraestructura escolar bajo control de la comunidad, provisión de conectividad gratuita y equipos para sostener la educación “virtual”, nombramiento de todos los cargos faltantes.
Mariano Hermida
06/11/2020
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