miércoles, 18 de noviembre de 2020

Mar del Plata: ´mini´ rebelión popular contra la privatización de las playas

Más de 400 vecinos de las cercanías de la playa Perla Norte se concentraron este domingo contra la privatización de las playas. Luego de realizar un corte de calle total sobre la avenida Felix U. Camet, que despertó una impresionante simpatía de la gente que transitaba por la zona, se resolvió bajar a la playa. Los propios vecinos y transeúntes que se sumaron espontáneamente al reclamo comenzaron a remover las carpas y los vallados liberando la playa para el acceso público. Miembros de la policía armados se intentaron infiltrar vestidos de civiles en la concentración y filmar a los manifestantes, fueron repudiados y expulsados en el acto. 
 El disparador fue la indignación generalizada que despertó la circulación de imágenes en las que se veía claramente como el sector privado se había “comido” a la playa pública, haciendo imposible no ya situarse en la misma, sino incluso privando la posibilidad de pasar de una playa a la otra. 
 Desde el diario La Capital se buscó deslegitimizar el reclamo acusando de la acción directa al “Polo Obrero, el MTR y el Frente de Izquierda”. El multimedio La Capital pertenece a uno de los empresarios más vinculados con el poder político local y dueño de varias concesiones en la costa. El intendente Montenegro repudió “la violencia de los manifestantes” sin dar ningún tipo de respuesta al reclamo de los vecinos.
 Lo cierto es que más del 90% de las playas de Mar del Plata se encuentran parcialmente privatizadas. En muchas de ellas, cuando sube la marea, no queda espacio para su disfrute público. El Código Civil establece claramente que la distancia entre la línea de agua y cualquier emplazamiento privado no puede ser inferior a 35 metros. En el sur de la ciudad, los balnearios privados imposibilitan el acceso a la costa llegando al ridículo de forzar a vecinos que viven a menos de 200 metros de la playa a tener que caminar kilómetros para encontrar un acceso público. Otro espacio privatizado -y que prácticamente no paga impuestos ni cánones- es el tradicional Club de Golf de Mar del Plata, ubicado en casi cuarenta hectáreas de terrenos municipales, vedados al acceso popular. La liberación del mismo y su reconversión en un parque desconcentraría los limitados espacios públicos cuya saturación, en el contexto de la temporada, podrían constituirse en focos de contagio. La ciudad toda es terreno de repartos obscenos de prebendas por parte de los distintos gobiernos entre los grupos económicos que se adueñan de la ciudad y de sus espacios públicos. 
 El clima general de la jornada del domingo fue el repudio a los gobiernos municipal, provincial y nacional. Las pancartas llamaban a “Usurpar a los usurpadores”, en alusión a la campaña derechista en defensa de la propiedad privada lanzada por los medios de comunicación semanas atrás. No fueron “30 manifestantes violentos”, como se pretendió instalar, sino que primó la acción directa y la bronca frente a la impunidad con la que una manga de delincuentes se apropia de las playas.
 En vistas de la temporada de verano y el enorme negocio que implica para los “dueños de Mar del Plata”, se han reducido los testeos de coronavirus para general la falsa idea de que la situación sanitaria se encuentra contenida. La privatización de las playas que, en tiempos de normalidad, ya es un hecho aberrante, se vuelve un verdadero peligro sanitario frente al aluvión de turistas previstos que se amucharan en los reducidos espacios públicos. 
 El sistema sanitario de la ciudad no está en condiciones de afrontar la situación que se viene con la temporada en caso de ser “exitosa”. El método ejemplar de la acción directa, el corte de calle, la deliberación colectiva, que se vio en el día de ayer, se abre paso frente a la completa falta de respuestas del estado. 

 Dante Lewkowicz 
 16/11/2020

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