La propuesta del candidato a gobernador chaqueño del PJ-kirchnerismo avanza contra la salud y la educación, amenaza el régimen jubilatorio y blinda al partido de gobierno.
No había terminado de bajar la espuma alrededor de la lista unitaria del PJ en Chaco, luego de que Domingo Peppo se bajara de la candidatura a gobernador en favor de Jorge Capitanich y el asunto fuese festejado por muchos activistas como un triunfo del ala “nacional y popular” del peronismo provincial, cuando el postulante que quedó en pie se despachó con un proyecto de reforma constitucional digno de sus mejores tiempos en el menemismo.
El proyecto tiene, para empezar, un problema metodológico central, que es que la convocatoria a una Constituyente plantea la posibilidad de reformar el régimen jubilatorio del 82% móvil, en un momento en el cual el FMI promueve (y Alberto Fernandez debate) una reforma del sistema previsional para eliminar los “regímenes especiales” (el 82% móvil en los gremios y provincias que todavía lo pagan). Las presiones en este sentido van a acrecentarse en los próximos meses. En mandatos anteriores, el propio Capitanich promovió la llamada “armonización” previsional. El voto en favor de una reforma constitucional en estas condiciones abre la puerta a la destrucción del régimen jubilatorio provincial.
Pero además, el proyecto de Capitanich retoma la vieja idea menemista de la municipalización de la educación y la salud. La transferencia de servicios a las provincias (siempre sin espalda financiera) ya fue un golpe al sistema educativo, y la crisis del sistema de salud es hoy un problema central de la provincia. ¿Cómo harían los municipios para sostener los centros de salud? Los municipios pobres tendrán centros de salud pobres; los municipios mejor posicionados, mejores condiciones.
La degradación de los sistemas sanitario y educacional va de la mano con el retroceso laboral (la tarea de limpieza de escuelas ya la realizan, en muchas intendencias, trabajadores municipales precarizados que cobran 1.000 pesos por mes). La municipalización implica la destrucción del sistema de salud y educación de la provincia; por algo miles y miles de estudiantes y docentes salieron, el año pasado, a frenar el proyecto de Centros Regionales de Educación Superior, que municipalizaba la educación terciaria.
Blindar al PJ
El punto central de la reforma, sin embargo, no es este. Es que el rediseño del régimen institucional de la provincia busca reforzar el dominio del partido de gobierno contra toda oposición. A eso apunta la elección de diputados por distrito, donde ocho diputados se elegirían por parte de la fuerza que más votos saque en cada sección, sin poder ingresar diputados por la oposición. Y al mismo tiempo, esta elección estará atada a la de gobernador, arrastrando como lista sábana a los diputados. En diversas provincias, los departamentos están representados en senados provinciales, que tienen una característica antidemocrática, pero al menos ingresan minorías. En el proyecto de Capitanich, un tercio de la Cámara responderá al que gane en cada distrito.
A esto va atada la elección por voto de jueces de paz y otros funcionarios. Se trataría de una propuesta democrática, pero va anudada a un rediseño anti democrático de la provincia. Si se eligieran en conjunto con el Poder Ejecutivo, reforzarían, por arrastre, el control de la Justicia por parte del partido de gobierno, dando lugar a un blindaje de los tres poderes del Estado por parte del Ejecutivo.
Esta reforma antidemocrática, destructiva de la salud y la educación y peligrosa para el régimen jubilatorio, debe ser rechazada por la población trabajadora.
Juan García
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