jueves, 3 de julio de 2014
Lear: una multinacional buitre
Lear Corporation es una multinacional autopartista de origen norteamericano que tiene 122.000 empleados en 36 países. Está dentro de la lista de las 500 principales empresas del mundo y el año pasado tuvo ventas por 16 mil millones de dólares. Mientras en Argentina pretende aducir algún tipo de crisis, la propia empresa declara que durante el primer trimestre de 2014 las ventas globales de la compañía aumentaron un 10% en relación a 2013.
¿Cómo consigue tan maravillosos resultados? Fácil, esta empresa es un verdadero ejemplo de una “multinacional buitre”. Lear, que acaba de anunciar despidos y suspensiones en la planta de Pacheco, tiene un largo historial de abuso sobre los derechos de los trabajadores en todo el mundo, mientras que sus directivos amasan millonarias fortunas. En los últimos cinco años y mientras aducía estar en bancarrota en EEUU, impulsó una campaña agresiva de fusiones y adquisiciones de otras empresas al mismo tiempo que se expandió mundialmente a países de Asia, África, Europa del este y Centroamérica con el objetivo de maximizar sus ganancias a cambio de bajos salarios y condiciones de trabajo precarias.
Trabajadores precarizados y humillados
El caso más brutal de humillación contra trabajadores se dio en la filial hondureña conocida con el nombre de Kyungshin-Lear Honduras ElectricalDistributionSystems en la norteña ciudad de San Pedro Sula. Allí la empresa tiene una maquiladora (planta de ensamblaje con exenciones fiscales que producen para la exportación), en la que practica todo tipo de atropellos contra los trabajadores.
En Agosto de 2013 la AFL CIO (central sindical norteamericana), junto a sindicatos hondureños, denunció el abuso de la empresa sobre los trabajadores a los que obliga a usar pañales para evitar que “pierdan tiempo” yendo al baño. La empresa negó en cinco oportunidades el acceso a inspectores del ministerio de trabajo para controlar las condiciones laborales en la planta. ¡Así es como maximizan las ganancias en Lear Honduras, humillando a los trabajadores y obligándolos a usar pañales para “optimizar” los tiempos y aumentar la productividad!
Esta misma planta también está acusada de otros abusos sobre los trabajadores como obligar a las mujeres embarazadas a realizar su trabajo de pie durante toda la jornada.
Para evitar que los trabajadores se levanten contra estos atropellos, LEAR mantiene una permanente política antisindical contra cualquier tipo de organización dentro de la planta. Es así que entre enero y agosto de 2013 la empresa despidió a al menos 26 trabajadores que estaban intentando formar un sindicato dentro de la maquila hondureña.
La empresa también tiene denuncias por discriminación en México. Mientras que su página de internet, LEAR se presenta como un campeón de la diversidad, se le han hecho denuncias por discriminación en sus plantas de la frontera norte de México por publicar anuncios pidiendo mujeres jóvenes, solteras y con una foto actual dentro de su curriculum.
En los últimos años también se sucedieron protestas contra las condiciones de trabajo y despidos en Polonia, Francia, EEUU y el Estado español.
Directivos multimillonarios
El actual CEO de Lear, Matthew J Simoncini, llegó a ese puesto en septiembre de 2011 luego de haber pasado 5 años como gerente del sector financiero. Desde esa posición en el año 2008 Simoncini estuvo a cargo de la reorganización de la empresa, que ante la crisis económica declaró una bancarrota en Estados Unidos para poder despedir a miles de trabajadores.
El resultado de esta “reestructuración” fue el de miles de familias obreras en la calle mientras que las acciones de LEAR se dispararon de unos pocos centavos en 2009 a más de 90 dólares en la actualidad. Así se convirtieron en una de las cuatro principales fabricantes de componentes eléctricos y una de las dos principales fabricantes de butacas para automóviles del mundo.
La misma práctica de aducir crisis, cómo lo hacen hoy en Argentina y lo vienen haciendo en otros países, fue un escándalo al interior de Estados Unidos en 2009 donde, tras declararse en bancarrota, cerró 28 plantas y despidió a 20.000 trabajadores. La crisis obviamente solo regía para los trabajadores porque entre los directivos se repartieron bonos por 20.6 millones de dólares lo que incluyó una gratificación de 5.4 millones para el CEO de ese momento, Robert Rossiter.
La estafa fue tan alevosa que hasta el propio Departamento de Justicia norteamericano (que no se caracteriza por ponerse del lado de los trabajadores), denunció a la empresa por pagar premios multimillonarios a sus directores mientras aducían estar en quiebra. Fue entonces que Lear demostró que es una verdadera multinacional buitre y después de haber dejado a todos los trabajadores en la calle anunció que “mágicamente” había salido de la bancarrota para habilitar el pago a sus directivos.
La actual lucha de los trabajadores de Lear en Argentina es parte de la pelea de miles de trabajadores en todo el mundo contra esta multinacional buitre contra las humillaciones, la precarización, los despidos y las suspensiones que se han convertido en moneda corriente dentro de esta empresa.
LVO
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