Un viaje hacia las utopías revolucionarias (CLI)
Este era el título de un documental realizado por nuestro compañero Raymundo Gleyzer, que dirigía el grupo de Cine de la Base que adhería al Frente Antimperialista y por el Socialismo, y era uno de los más destacados cineastas latinoamericanos de la época, en el que se inmortalizó la huelga, que llevaban a cabo, en aquel verano de 1974, los trabajadores de la metalúrgica INSULD; ubicada en la localidad de San Justo.
Los mismos reclamaban la modificación de las insalubres condiciones de trabajo que habían llevado a la muerte a varios operarios, afectados por el “saturnismo”.
Asimismo denunciaban la complicidad de la conducción de la UOM, encabezada por Lorenzo Miguel, con la patronal.
Este conflicto se sumaba a los que se estaban desarrollando en Astarsa, Lozadur, Del Carlo y Matarazzo.
En este último, para enfrentar a la policía que se disponía a desalojar la planta tomada, varios compañeros se encadenaron a una de las chimeneas.
En todos los casos, el Diario, hizo una importante cobertura, diferenciándose de la llamada “prensa seria”, que seguía respaldando el Pacto Social; impulsado desde la Casa Rosada.
A ellos se sumó el comienzo de un enfrentamiento entre los trabajadores, la patronal y la burocracia sindical, que tuvo su epicentro en Villa Constitución.
En esta localidad, de la provincia de Santa Fe, estaban instaladas las plantas de Acindar con mas de 5. 000 trabajadores, la de Metcon con 2. 000, la de Marathon con 700 y la de Vilber con 200.
En la primera se había elegido, en 1970, un cuerpo de delegados que fue desconocido por la empresa y que determino que la dirección del gremio en acuerdo con esta, dispusiera la intervención de la Seccional.
En esos días, del tórrido verano del 74, se sumaron a la Comisión Interna de esta planta, los trabajadores de los otros establecimientos fabriles.
Uno de los directivos y propietario de Acindar, estrechamente vinculado a la cúpula castrense, era Alfredo Martínez de Hoz
Los compañeros, liderados por Alberto Piccini, exigían la reapertura de las paritarias, mejores condiciones de trabajo, una disminución de la jornada laboral en los sectores en los que las tareas se realizaban con bajas condiciones de salubridad y el cese de la intervención a la Seccional.
Todo el pueblo, de algo más de 80 mil habitantes, apoyaba estos reclamos.
Lorenzo Miguel apeló a la represión legal y paraestatal para tratar de frenar esta movilización.
Por nuestra parte decidimos que un extraordinario compañero y periodista que estaba a cargo de la corresponsalía en Rosario, Carlos Gabetta, se trasladara a la “Villa”, para cubrir la información que fue tapa del diario durante todo el conflicto.
Al mismo tiempo se solidarizan con estos trabajadores, el Sindicato de Luz y Fuerza y el SMATA de Córdoba, la Federación Grafica Bonaerense, la CGT de los Argentinos y todas las corrientes clasistas y combativas del país.
El crecimiento de la Juventud Trabajadora Peronista, encabezada por Enrique “Quique “Juarez., del Movimiento Sindical de Base y de los nuevos agrupamientos vinculados a organizaciones revolucionarias del peronismo y de la izquierda guevarista, tensiona a la dirigencia pactista y activa a la siniestra Triple A.
La conflictividad social se extiende a Tucumán donde la FOTIA y los Cañeros rechazan el acuerdo que pretende congelar los salarios; qué promueve el oficialismo.
En este contexto y, antes de la agresión que relatáramos en la nota anterior, en el equipo de dirección del vespertino tuvimos que tomar algunas decisiones.
Por un lado, se nos planteó la necesidad de reducir los gastos; ya que el presupuesto era muy abultado.
Recibía, por mes, 100 mil dólares, que me los entregaba un compañero del equipo de Finanzas del PRT o su responsable, el “Barba ”Gertell.
Este, era muy amigo de Susana, y contaba con todo mi afecto.
Para cumplir con las medidas de austeridad sugeridas, se vendieron varios rodados y le planteamos a los Jefes de Sección la posibilidad que voluntariamente redujeran su salario.
La respuesta fue positiva.
De esa forma tratábamos de afectar los sueldos más elevados sin menoscabar, en sus ingresos, a la totalidad del personal.
En otro episodio, que tuvo su lado cómico, me toco adoptar una medida que generó protestas.
Esta es la historia.
Al poco tiempo de hacerme cargo de la dirección, Benito Urteaga, me planteo que el Partido quería tener la posibilidad de expresar sus puntos de vista en el diario, con una columna semanal, que firmaría con el seudónimo: Ernesto Contrera.
Sin que lo hiciera explícito, pensé que la misma expresaría el pensamiento de Mario Roberto Santucho; por lo que para nada me pareció incorrecta la petición.
Teniendo en cuenta la generosidad con la que el PRT financiaba un diario en el que volcaban sus opiniones dirigentes del campo popular; lo menos que podían solicitar es tener una voz.
De esa forma, durante varias semanas, llegaba la nota que, por supuesto y sin leerla, enviaba directamente a la sección de diagramación para que fuera colocada en página impar.
En esos días de febrero, mientras nos recomponíamos del ataque directamente ejecutado por unabanda financiada por el Ministerio de Bienestar Social del que dimos cuenta en esa saga, publicamos la columna que planteaba, sintéticamente, que la Junta Coordinadora Revolucionaria que integraba el PRT. ERP, con el Movimiento de Liberación “Tupamaros” del Uruguay, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile y el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, constituía una “ nueva internacional”.
Al día siguiente recibí un urgente llamado telefónico de Benito que me citaba en el lugar en el que solíamos encontrarnos.
Estaba muy molesto y airadamente me preguntó cómo no había controlado esa publicación, qué contenía una posición que nada tenía que ver con la estrategia que se planteaba el Partido, para el desarrollo del frente internacional.
Le dije que no era mi tarea y que no podía saber que debía hacerlo; ya que desde el principio no lo hacía.
Ante la situación me propuso que, ese día, publicáramos un aviso destacado señalando que el mencionado columnista había sido literalmente separado del Diario, ya que sus posiciones eran absolutamente divergentes con las que sostenía la dirección.
Así lo hicimos y durante varios días seguimos con esta información.
Esto me generó algunos problemas ya que compañeros que integraban la Juventud Guevarista llegaron a la dirección a manifestarme su indignación ya que no entendían como me atrevía a “robarle el diario al Comandante “.
Les solicite a los compañeros que aclararan el entuerto para evitar situaciones complicadas.
En ese escenario, en la madrugada del 27 de febrero, la corresponsalía en Córdoba nos puso en conocimiento de que se había sublevado la policía de la provincia y que la misma al mando del Coronel Navarro, en un hecho inédito en la historia argentina, pretendía ocupar la Casa de Gobierno y “desplazar “ a Ricardo Obregón Cano y a Atilio López, gobernador y vice electos por mas del 60 % de los cordobeses-
No nos cabía la menor duda, que el autor intelectual de este golpe palaciego, era el General que, de esta forma seguía llevando adelante la “guerra declarada” contra los “infiltrados marxistas “ y la “ depuración” del peronismo; ahora convertido en la mejor carta del partido militar para frenar el desarrollo del movimiento revolucionario y popular.
¿De que forma enfrentó, el movimiento popular en la “docta”, el denominado “Navarrazo”? ¿A qué recursos apelamos para evitar la clausura del Diario, que ya parecía evidente, en esta escalada represiva? ¿Cómo nos preparábamos para responder a la creciente fascistización del gobierno?
Estos y otros temas abordaremos en nuestra próxima nota.
Manuel Justo Gaggero, abogado. Ex Director del diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”.
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