sábado, 26 de julio de 2014

¿De nuevo con el “cuento chino”?

Entre China y Argentina firmaron veinte acuerdos, entre los que se destacan inversiones para levantar dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz (denominadas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic), la renovación del Ferrocarril Belgrano Cargas (comprando trenes chinos para sacar el “yuyito” con menos costo de transporte), la compra de 11 buques y la construcción de una cuarta central nuclear. En total 7,5 mil millones de dólares. A esto se suma un swap (intercambio de monedas) para fortalecer las reservas del Banco Central por el equivalente a 11 mil millones de dólares: Argentina puede pedir hasta 70 mil millones de yuanes (moneda china) en préstamo. Es el inicio de una “asociación estratégica integral”, destacaron en la reunión.
El ingreso de las inversiones tiene un plazo prolongado y su impacto en inyectar dólares en la economía local será escaso. El swap es una forma que tiene China de expandir su influencia geopolítica: acuerdos similares firmó con Corea del Sur y el Banco Central Europeo, entre otros. Podría dar algún respaldo al Banco Central, pero el yuan no es como el dólar que actúa como moneda en los intercambios comerciales y activo de reserva a nivel mundial. Argentina ya firmó con China un swap en 2009 que nunca usó. No obstante, en medio del litigio con los fondos buitre para el gobierno la visita constituyó un respiro, tratando de demostrar que el país atrae inversiones a la vez que tiene crédito por una vía alternativa al FMI, el Banco Mundial o la colocación de bonos. La visita causó gran impacto en los medios burgueses que avizoran una oportunidad de negocios. Aunque hubo quienes recordaron que hace algunos años Néstor Kirchner “consiguió” 20 mil millones de dólares de inversiones que nunca llegaron. Ahora, el bálsamo de las inversiones chinas podría enturbiarse con la mayor inestabilidad económica si Argentina cae en default.
Lo cierto es que el país asiático está buscando en América Latina y África hacerse de fuentes de provisión de materias primas. Las ventas argentinas a China se componen básicamente de soja y otros productos primarios mientras recibe bienes industriales. Es decir, la “asociación estratégica integral” agudizará la primarización de la economía. No sólo eso. Argentina tiene un déficit comercial creciente con China, que se insertó en el mundo capitalista sustentando su competitividad en una enorme oferta de mano de obra barata que le permite inundar países con todo tipo de productos, como electrónicos y textiles. Hoy China es el segundo socio comercial con un déficit para Argentina de más de 5 mil millones de dólares en 2013. Es muy probable que el swap sea una vía para financiar ese déficit, endeudando de paso a nuestro país, a la vez que les sirve para ampliar la plaza de colocación de capitales chinos que viene expandiéndose en negocios petroleros y bancarios (ICBC). Es lo que empezaron a vislumbrar los empresarios brasileños que temen ser desplazados del mercado local y recelan de la relación que construye Argentina con China, incluso interponiendo reparos a la integración de nuestro país a los BRICS, dejando al desnudo el verso de la unidad latinoamericana que los K dicen construir con el Mercosur y la Unasur.
Este acuerdo y la participación de CFK en la reunión de los BRICS (ver “La cumbre de Fortaleza y las tensiones del ‘orden internacional’” en LVO N°578) le sirvieron para “coquetear” con estos países que, en el marco de la crisis capitalista mundial, tejen alianzas defensivas ante la decadencia hegemónica de EE.UU. y a su propia desaceleración económica. “Hay un mundo nuevo, actores nuevos que quieren cooperar con uno para arrastrar este inmenso carro que es el mundo que está siendo sostenido por los países emergentes en una crisis generada por las economías centrales y en la que nos quieren tirar el muerto a las economías emergentes”, dijo Cristina en la inauguración de una planta de Yamaha este 23 de julio. Pero, mientras negocia con los buitres y banca a patronales yanquis como Lear.
El “modelo” chino hoy tiene un PBI per cápita que es la mitad del argentino y tiene muchos de los sectores más dinámicos de su economía bajo control de capital imperialista, o bajo capitales nacionales pero en asociaciones subordinadas del tipo de las que Foxconn es paradigma. Brasil mostró en la previa del Mundial cómo chocaron las ilusiones populares con las políticas de ajuste del PT. Sudáfrica es recorrida por masivas huelgas. India es otro reservorio de mano de obra barata. Rusia primarizó su economía con la restauración capitalista. No son alternativa ni cuestionan en lo fundamental el orden mundial imperialista: la ruptura con el imperialismo y una vía anti capitalista sólo puede ser obra de la clase obrera en unidad con los trabajadores y pueblos latinoamericanos que sufren nuestros mismos problemas.

Pablo Anino

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