Cuando un inversor corre riesgos fuera de lo común con su cartera de inversiones, busca ser compensado con mayores rendimientos. En caso de bancarrota de sus deudores, ese inversor tendrá que aceptar algunas pérdidas y los altos rendimientos servirán como contrapeso del riesgo enfrentado. Eso es la rutina en los mercados financieros desde tiempos inmemoriales.
Pero en un fallo reciente, la Suprema Corte de justicia de los Estados Unidos acaba de decidir en contra de esa práctica y ha colocado en dificultades al gobierno de Argentina.
La crisis de la deuda externa que sufrió Argentina entre 2000-02 condujo al país al peor quebranto en su historia. Para 2001 era prácticamente imposible mantener el servicio de la deuda (superior a 166 por ciento del PIB). Los acreedores recibieron durante algunos años rendimientos superiores al promedio de los mercados como compensación frente al riesgo de una moratoria. Aun en el momento de rendimientos más deprimidos, el margen frente a los bonos del tesoro estadounidense era de unos tres puntos porcentuales.
En 2005 el gobierno argentino ofreció a sus acreedores una reestructuración. Para ese año los bonos argentinos se cambiaban en el mercado secundario muy por debajo de su valor nominal, y la gran mayoría de los acreedores aceptó las condiciones ofrecidas por el gobierno de Kirchner, accediendo a reducciones en el principal de hasta 75 por ciento (en realidad, las pérdidas para los acreedores fueron menores, porque en el cálculo del principal se incorporaron los intereses no pagados). En total, entre 2005 y 2010 los tenedores del 93 por ciento de los bonos argentinos aceptaron la reestructuración de la deuda. Desde entonces, Argentina cumplió fielmente el calendario de pagos y redujo su deuda a un 40 por ciento del PIB.
Pero una pequeña minoría de acreedores rechazó el arreglo. Sus bonos fueron adquiridos por fondos de inversión especializados en la compra de títulos con problemas para después buscar recuperar el total del valor nominal: esos fondos buscan convertir en 100 lo que compraron por 25. No por nada se les conoce como 'fondos buitres'. Entre los que participaron en esta maniobra en el caso argentino se encuentran Aurelius Capital Management y Elliott Capital Management, fondos que usan prácticas depredadoras para recuperar sus "inversiones" de alto riesgo.
El argumento de la Suprema Corte estadounidense está basado en la cláusula de pari passu que figura en todos los contratos de deuda externa y concursos mercantiles de quiebra. Esa cláusula otorga a los acreedores igualdad de derechos en relación a deudas similares del mismo emisor. Eso implica que si Argentina procede a pagar a un acreedor que aceptó.
Alejandro Nadal
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