El jueves 23 de enero, luego de una intensa lluvia en el cerro Ambato, se produjo un alud que inundó de lodo y piedra a las localidades de el Rodeo en el departamento de Ambato y Siján, en el departamento de Pomán, produciendo la muerte, por el momento de trece personas (hay más de una decenas de desaparecidos), numerosos heridos, más de 400 evacuados, daños en numerosas viviendas y en el servicio de agua potable.
El argumento de que estamos en presencia de una tragedia imprevisible producto de un desastre natural sólo pretende ocultar la negligencia criminal de los últimos gobiernos provinciales por evitar las consecuencias de estos desastres naturales.
En 1990 ya se había producido en el Rodeo un aviso cuando una crecida desbordó e inundó la villa (en aquella oportunidad no hubo víctimas fatales). En lugar de tener presente este aviso, los gobiernos procedieron como si nada hubiera pasado.
Así, en los años siguientes, tanto los gobiernos municipales como provinciales dieron piedra libre, en contra de la opinión de los lugareños, para se construyera un puente en un lugar inadecuado, con bases mal construidas y que iba a modificar el cauce del río. El desvío del cauce dejó liberado el cauce originario sobre el que se realizaron diversas construcciones.
Los pobladores por experiencia, sostenían que el rio siempre busca su cauce y, en consecuencia, cuando se producen las grandes crecidas arrasa con lo que encuentra en su camino, precisamente buscando el cauce originario. Otro, hecho que contribuyó con el desastre fue que el puente cuestionado por los pobladores actuó como un dique, que cuando colapsó dejó libre millones de litros de agua que arrastraba la creciente junto con grandes piedras, que terminaron destruyendo gran parte de la villa veraniega.
Una situación similar se produjo en Sijan, donde tampoco se escuchó a la gente que por experiencia sabe que en esta época del año, época de lluvia, es cuando no se pueden hacer obras sobre el río. A pesar de ello, se dio vía libre para llevar a delante la construcción de un pequeño dique nivelador para aprovecha el mayor caudal. Esto habría sido una de las causas que se podrán haber previsto y evitar el desastre, con el agravante de que en estos años se permitió la construcción sobre el cauce del río de viviendas, la escuela y hasta un jardín de infantes.
A la par de organizar la solidaridad de manera independiente con los pobladores afectados, es necesario impulsar la movilización reclamando que se constituya una comisión investigadora integrada por especialistas y representantes de los pobladores para establecer las responsabilidades y las condenas frente a este crimen social. A la par de ello, la movilización debe plantear la necesidad de una partida específica de reconstrucción de viviendas y los servicios bajos control de los trabajadores y pobladores financiado con un impuesto extraordinarios a las grandes constructoras que son las que se benefician con la obra pública del Estado provincial.
Ariel López
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