Durante los últimos cinco meses hemos estado plenamente informados de las diversas razones que hacen a la controvertida promoción de Jefe del Estado Mayor César Milani al cargo de teniente general. Lo que le faltó a esas cinco horas de debate en el Senado del miércoles fue un argumento sólido para justificar una medida que pone en peligro las joyas de la corona en la imagen positiva del gobierno, la defensa de los derechos humanos. Después de casi cuatro décadas, sería un trabajo duro encontrar un oficial en servicio que ha un rol menor como el jovencísimo Milani durante la represión de la "guerra sucia", pero de alguna manera el gobierno logró encontrarlo. ¿Por qué entonces el gobierno insiste en esta elección gratuita con el riesgo de alejar a aliados incondicionales de los derechos humanos? ¿Que hace que Milani sea tan importante? ¿Es su larga experiencia al frente de la inteligencia militar (o sólo es porque tal vez él sabe demasiado)? El ascenso de Milani al timón del Ejército a mitad de año fue precedido por los disturbios de la policía de este mes y el saqueo, pero tal vez porque ningún gobierno de estilo bolivariano está completo sin su ala militar. Por no hablar de la falta de respuesta en relación con las erráticas políticas de seguridad, así como con la ley y el orden la estrella nacional es Sergio Berni (un oficial del Ejército en ausencia) y su homólogo de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Granados, emblemático de la peor clase de peronismo, incluyendo sus pactos con la "policía presa”. Sin embargo, sólo podemos especular, porque los senadores oficialistas no pudieron ofrecer ningún argumento más allá y de manera poco convincente de afirmar el principio de inocencia mientras no se pruebe lo contrario (cuando la carga de la prueba debe estar en Milani) y su "obediencia debida" a los deseos presidenciales. Sabemos que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es democrático porque ha luchado y perdido dos contiendas electorales de este año, aceptó el resultado, pero no se siente que le debe explicaciones a nadie. ¿Por qué?
Sin embargo, a pesar de las fuertes objeciones presentadas por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y otros organismos de derechos humanos, (por no hablar de las acusaciones de malversación de fondos), la realidad es que el Senado aprobó la promoción de Milani con una votación a favor estrecha, de 39-30. No menos de siete aliados se unieron a los 32 senadores del Frente para la Victoria. Tal es como el polémico caso de Milani debe considerarse: una prueba de fuego de la lealtad a la reforma judicial, de manera que el gobierno pueda continuar con el control del gobierno del nuevo Congreso.
Pero hay poco para celebrar con la confirmación como jefe del ejército a un eslabón de las cadenas de la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983.
Buenos Aires Herald
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