A casi siete años del asesinato del policía Jorge Sayago, en medio de la represión a la pueblada en Las Heras durante un conflicto petrolero, fueron condenados ayer a prisión perpetua tres de los acusados por ese homicidio, la mayoría trabajadores tercerizados de las empresas de hidrocarburos de la zona. La Cámara Oral Criminal de Caleta Olivia también sentenció a cinco años de cárcel a otros seis imputados, por coacción agravada y lesiones. La madre del policía, Simona Sayago, y su esposa, Lorena Castro, quedaron conformes con la resolución, en tanto los familiares de los acusados, gremios estatales, partidos de izquierda y organizaciones de derechos humanos realizaron una protesta para reclamar su absolución porque aseguran que durante el proceso judicial los detenidos fueron sometidos a torturas. La semana pasada, el subsecretario de Derechos Humanos, Luis Alén, los recibió por esa denuncia e hizo un pedido de informes al tribunal santacruceño. La defensa de los petroleros, que seguirán en libertad hasta que el fallo quede firme, pretende apelarlo porque lo considera una “aberración jurídica”.
Los jueces Cristina Lembeye, Humberto Monelos y Juan Pablo Olivera dictaron la reclusión perpetua a Hugo González, Inocencio Cortés y José Rosales por considerarlos coautores del homicidio. Para el fiscal Ariel Candia, Cortés integró el grupo de agresores directos de Sayago al pegarle en la cabeza cuando el policía cayó derrumbado por un disparo.
“Somos inocentes, nos quieren presos para que nadie más salga a pelear por sus derechos”, dijo Cortés. A González también lo consideraron autor de golpes en la cabeza de Sayago con un objeto contundente. Y Rosales fue condenado por golpear al policía. Durante el juicio, el fiscal Candia había admitido que algunos testigos recibieron “uno o dos cachetazos”, pero aclaró que eso, o “ponerles una bolsa en la cabeza”, no implicaba “decirles lo que tenían que declarar”.
También fue condenado por homicidio Franco Padilla, pero no le dieron prisión perpetua porque cuando ocurrió el hecho era menor de edad. A Darío Catrihuala lo condenaron a cinco años de prisión por lesiones, mientras que Juan Pablo Bilbao y Alexis Peres fueron sobreseídos. A su vez, los hermanos Daniel y Néstor Aguilar, Rubén Bach, y los también hermanos Pablo y Carlos Mansilla recibieron cinco años de prisión por coacción y heridas leves. “Entregaron un caramelo a la policía de Santa Cruz para que no extorsione como las otras. Estos jueces no pudieron demostrar cómo fueron los hechos y quiénes son los responsables”, aseguró la abogada defensora, Claudia Ferrero. “Condenaron personas que ni fueron nombradas en el juicio, Cortés, Bilbao y Padilla aparecían en una misma acción de golpear y voltear a Sayago, no se sabe si con un palo, una pala o qué”, agregó. En la marcha de repudio al fallo, que culminó con un acto en el monumento al obrero petrolero conocido como El Gorosito, el diputado nacional del Frente de Izquierda Néstor Pitrola (PO) aseguró que “quieren que sea un juicio ejemplificador y que los trabajadores no reclamen por lo que es justo”. Para Charly Platkowski (PTS), integrante del Comité por la Absolución de los Petroleros de Las Heras, “este fallo es un salto histórico en la persecución de los luchadores, el más grave desde 1983, y no se entiende si no fuera por la actual coyuntura de chantaje policial, dado que fue una causa armada por la brigada de Santa Cruz, de las empresas petroleras que querían una sentencia condenatoria”.
Sayago fue asesinado en la madrugada del 6 de febrero de 2006 cuando la policía especial reprimió una revuelta de trabajadores petroleros frente a la alcaidía de Las Heras. El día anterior habían detenido allí al dirigente Mario Navarro cuando reclamaban por el encuadre gremial y la eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre los salarios.
Adriana Meyer
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