miércoles, 11 de diciembre de 2013

Democracia, ese diciembre violento



Mientras que la sociedad es sacudida por una protesta policial en más de 19 provincias, se cumplieron 30 años de democracia y el gobierno nacional lo celebró en Plaza de Mayo. Las deudas para el pueblo.

El 30° aniversario de la democracia se conmemoró en un momento que al menos habilita a hacerse unas cuantas preguntas.
Como muchas veces sucedió en la Argentina, conviven en la historia episodios bisagra que ponen en duda y suspenden toda posibilidad de coherencia histórica. Fue entonces cuando se puso en jaque cualquier reflexión que tomara como punto de partida el proceso de acumulación de los últimos diez años. Ayer, en la Plaza de Mayo el festejo que llevó adelante el gobierno nacional al conmemorarse 30 años de democracia, se cubrió de un sabor amargo.
Hace más de una semana el país convulsiona ante los reclamos de las fuerzas de seguridad que con un saldo de al menos nueve muertos, mostró su cara más oscura.

A contra pelo de cualquier lectura simplista, los planos de análisis de la situación actual muestran casi hipócritamente y en la cara de toda la sociedad lo que no es más que un reaseguro de cómo funciona la narco policía. Resultado de la profundización de décadas de este sistema corrupto residen en la práctica de “liberar la zona” con posteriores saqueos, el ejercicio de un gran poder desestabilizador que sólo tiene como objetivo reforzar el aparato en alianza con el sector político por arriba mientras que por debajo mantiene el más estrecho vínculo con el narcotráfico y el crimen. La línea que cierra este círculo, es la militarización del territorio –avalado por ministros, gobernadores, y funcionarios de todos los partidos políticos– donde las fuerzas de seguridad aparecen en su función represiva, garantes de la gobernabilidad y que en estos últimos días se expresó en su mayor grado de perversidad.

"La fiesta popular"

Es por esto que el festejo que ayer martes celebró el gobierno nacional en la Plaza de Mayo al conmemorarse 30 años de democracia, se cubrió de un gesto de rechazo, al mismo tiempo que los medios de comunicación mostraban nuevas imágenes de violencia. En referencia a los recientes hechos, la presidenta Cristina Kirchner mencionó que tomó la decisión de no suspender el acto en “honor a los que pelearon” y que no creía en las casualidades.
Más de 150 mil personas estuvieron presentes en el acto “Democracia para siempre” puertas afuera de la Casa Rosada que invitó a todos los ex presidentes desde el retorno de la democracia. Sin embargo, sólo contó con la presencia de Fernando De la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá, mientras que Eduardo Duhalde y Carlos Menem estuvieron ausentes. También estuvieron presentes, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
Mientras la presidenta aseguró que era necesaria "hoy, más que nunca, la reivindicación de la democracia frente a los violentos" en Tucumán la policía reprimía una protesta. Así de contradictoria resulto una jornada que estuvo cargada de análisis, tirones de oreja y pases de factura para los gobernadores opositores. La mandataria estableció con determinación que los reclamos en el marco de las protestas policiales “son producto de una ejecución y planificación de precisión quirúrgica” donde los protagonistas “son instrumentados sin saberlo”.
Además agregó que así como en los últimos 30 años las fuerzas de seguridad nacionales se fueron reinsertando en la sociedad, se debía hacer lo mismo con las policías provinciales, quienes en esta última semana fueron protagonistas de las protestas. "No significa no reconocer derechos o negar realidades, pero sí significa condenar la extorsión por parte de quienes portan armas para defender la sociedad" aseguró.
Lo que es cierto es que Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Tucumán, Chaco, Misiones, La Rioja, San Juan, Entre Ríos, Catamarca, Río Negro, Neuquén, Mendoza, Chubut, San Luis, Corrientes, Misiones, Salta, Jujuy, Tierra del Fuego estuvieron a merced de la voluntad y definición casi mafiosa de las fuerzas de seguridad, consiguiendo en algunos casos aumentos salariales de más del 91%. Mientras que otros sectores pauperizados como los docentes, estatales y profesionales de la salud no alcanzaron en sus paritarias más del 24%.
Tras la ceremonia que se realizó en el Museo del Bicentenario, la presidenta se mostró cerca de las 21 hs en el escenario que se montó en el frente de la Casa Rosada. La jornada contó con artistas como La Renga, Leon Gieco, Arbolito y Victor Heredia entre otros, que participaron de las celebraciones por los 30 años de democracia y expresaron su repudio a las protestas de las policías en las provincias.

Extorsión y deudas para la democracia

El Día Internacional de los Derechos Humanos a 30 años del retorno de la democracia, a 12 años del 2001 y a 10 años del comienzo de la denominada “década ganada” abre un debate que implica necesariamente preguntarse por el saldo de una democracia para pocos.
Las fuerzas de seguridad que sacudieron cerca de veinte provincias, demandaron y reclamaron para sí el ingreso a la clase trabajadora, tomando las calles, liberando ciudades, acuartelándose. No hicieron piquete o una huelga, ni tampoco un corte de calle. No, se acuartelaron. Y esa carga simbólica y física donde el cuerpo dispone serias lecturas, no puede ser menor.
La misma fuerza de seguridad que se sabe represora, que fue y es brazo ejecutor de las definiciones más violentas de la política –también la de los últimos diez años-, que supo combinar una alianza estratégica junto al sector político por un lado y junto a los criminales y el narcotráfico por otro, que disparó contra el maestro Carlos Fuentealba mientras se manifestaba por una mejora salarial, que asesinó a jóvenes militantes como Mariano Ferreyra, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, que desapareció a Julio López y apaleó hasta la muerte a Luciano Arruga, que en connivencia con las redes de trata desapareció a Marita Verón. Esa misma fuerza represora hoy, exige ingresar a la clase trabajadora y lo exige como es su génesis, del modo más despiadado. En tanto, la clase política se muestra impávida. Y la sociedad sufre el atropello de sus derechos, a 30 años de democracia.

Andrea Sosa Alfonzo

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