viernes, 15 de enero de 2010

El desafío del Bicentenario


Desde el sur del sur, en un lugar llamado República Argentina o Provincias Unidas del Río de la Plata o sencillamente "la Argentina", se está protegiendo a los ladrones, ¿cómo? pues pagando sus cuentas, por supuesto.
Los ladrones gestaron el robo hace tiempo ya, en los tiempos de la dictadura de Videla, Massera y Agosti, desde el centro mismo del Banco Central y el Ministerio de Economía. Es así, comenzaba la globalización, daban sus primeros pasos los no-lugares, los tiempos de las luchas por mundos mejores parecían declinar y se imponían tiempos de individualidades que sólo se preocupaban por sí mismas. En esos tiempos las empresas dejaban de ser empresas "familiares" y se hacían transnacionales, los capitales se unían y fundaban bancos nuevos, las familias tradicionales que habían amasado su dinero con el fruto de sus tierras comenzaban a mirar con buenos ojos otros negocios que no estaban directamente vinculados a producir, sino a lo que en estas tierras llamamos "bicicleta financiera", esto es, la especulación lisa y llana. El dinero comenzó a ser lo más importante, no importaba mucho si el dinero provenía de productos contantes y sonantes sino que el dinero existiera, que las deudas no existieran, que el gobierno los protegiera con excenciones impositivas y que les diera ventajas para operar como quisieran para seguir enriqueciéndose. Este modelo de acumulación había sido abordado allá por los años '40, se había reformado la constitución, se habían establecido leyes sociales, se habían organizado los obreros; por los años '60 se habían impulsado tiempos de "bienestar" y de industrialización, de educación técnica, de lo que mucha gente llamaba "un futuro promisorio", pero llegaron los tiempos de profundizar ese modelo y un montón de jóvenes quisieron humanizar a la Argentina y pensaban un mundo distinto, algunos lo pensaron mucho antes del resto y construyeron sus mundos en otros sitios con hombres nuevos.
¿Qué pasó cuando el imperio se dio cuenta de que el mundo se globalizaba en un sentido y internacionalizaba en otro? porque era eso lo que pasaba, por un lado globalización económica y el sueño de ganar dinero a manos llenas con el Estado como garante en caso de pérdidas, en una palabra "capitalismo para las ganancias y socialismo para las pérdidas", y por otro lado internacionalización de sentimientos, de sensaciones, de bronca, estudiantes y trabajadores se reunían, estrechaban lazos, compartían ideas, salían a las calles... y eso era suficiente como para que que los que no querían fronteras económicas se asustaran y accionaran todos los mecanismos para conseguir sus propósitos. Aquí estamos acostumbrados ya a los juicios contra los militares y policías que mataron, desaparecieron gente y robaron niños, pero no estamos acostumbrados a los juicios contra los civiles que gestaron desde lo económico ese tiempo nefasto.
Hubo un hombre que se animó a denunciar esto que les cuento, se llamó Alejandro Olmos y desde agosto de 1982 trabajó continuamente para que la justicia se animara a estudiar lo que él denunciaba, en el año 2000 se obtuvo la sentencia firme del ex Juez Federal Jorge Ballestero para lo que se dio en llamar 'Causa Alejandro Olmos', que dijo que la deuda era parcialmente una gran estafa y que debía ser investigada por el Congreso.
Este es el desafío del Bicentenario: animarse a investigar lo que nadie se anima. Para que esto no suceda, ¡qué casualidad! la jueza María José Sarmiento se encontraba este viernes 8 de enero dispuesta a aceptar las denuncias del ¿ex?presidente del Banco Central y de los ¿opositores? Bullrich, Prat Gay y otros. No es casualidad que la jueza haya sido presurosa y perfecta en su tarea, su papá era miembro de la SIDE en los tiempos de los desaparecidos y su hijo, de igual nombre que su padre, Luis, que estudió en el liceo y luego se recibió de abogado defiende a la gente que apoya a los genocidas de ese tiempo. Algunos dicen que es una jueza de bajo perfil y que lo que haya sido su padre no importa, yo digo que si ella le puso el nombre de su padre a su hijo es porque tenía hacia su padre una especial afinidad y si su hijo defiende a los defensores de los genocidas y a los que produjeron la matanza de aborígenes en Margarita Belén, es porque su pensamiento no está en la investigación de los derechos humanos sino que, tal vez, piensa como algunos, que los derechos humanos no han de ser equivalentes para todos. Sea como sea, se considera más o menos técnica la tarea de esta jueza, lo concreto es que fue pronta y solícita con quienes denunciaban y, a pesar de estar como jueza de feria, se tomó todo el fin de semana de recreo para recién aparecer en el despacho esta mañana de lunes 11 de enero.
Hoy lunes, al atardecer de la Argentina, todo sigue como ayer, algunos dicen que el 60% de la población argentina apoya el pago de la deuda externa, lo dicen porque hicieron una encuesta sobre mil personas. Parece que nadie se animará a pedir un plebiscito para preguntar si quieren que se investigue la legalidad de la deuda, no se animan quienes están en el poder ni quienes dicen estar en la oposición, porque esto es como el filme "Gatopardo" en que algo cambia para que no cambie nada. Espero que un día el gatopardo se vuelva pantera, que sea veloz y certera, de la misma manera que este mismo grupo ejecutivo argentino se animó a ser pantera y no gatopardo en cuanto a las violaciones de los derechos humanos. ¿Alguien podría avisarles que este problema proviene del mismo sitio?
A quien pueda avisarles se los agradecería, dicen que nadie es profeta en su tierra, quizás si la sugerencia surge de otros lares tenga mejor llegada y el Bicentenario se podrá festejar pensando que los valores de aquellos que pensaban en la libertad de esta patria grande que es América no se han perdido.
La historia no llama dos veces.

Patricia Mónica Sartor

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