domingo, 1 de mayo de 2022

La picante inauguración de la Feria del Libro

Inauguración de la 46° Feria del Libro 

 La edición de este año de la Feria del Libro quedó inaugurada el jueves con un crítico discurso del escritor Guillermo Saccomanno. También tomaron la palabra Tatiana Viera Hernández, vicepresidenta de la Asamblea Popular de La Habana, dado que esa capital es ciudad invitada en este evento; el editor Ariel Granica, de la Fundación El Libro; y los ministros de cultura de la Nación, Tristán Bauer, y de la Ciudad, Enrique Avogadro. 
 En la apertura se coló el tema más sensible del momento en la cultura, que es la caducidad de la asignación automática de fondos a distintos entes (entre ellos la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) a partir de 2023, a raíz de una ley votada por el macrismo y el justicialismo en 2017, en el marco del Pacto Fiscal. Los trabajadores de la cultura, en especial de la comunidad audiovisual, han emprendido un proceso de movilizaciones (el jueves se desarrolló un festival frente al Congreso) por su derogación, en el curso del cual fueron reprimidos y fue desplazado el titular del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Luis Puenzo.
 Granica fue quien introdujo el tema de la caducidad, lo que motivó que Bauer en su intervención prometiera “revertir este penoso legado que resultaría gravemente perjudicial para las diversas prácticas culturales”. Por ahora, son solo palabras. La derogación de la norma dependerá de la lucha de los trabajadores. 
 Por su parte, Avogadro anunció un aumento de 1.000 pesos en el Pase Cultural para las próximas tres semanas. Ese plan asigna 2.000 pesos semestrales para estudiantes secundarios de 16 a 19 años previamente inscriptos. Las migajas del gobierno porteño -un libro de reciente aparición puede superar la cifra entregada por las autoridades porteñas- no tapan el hecho de que la cultura es inaccesible para los sectores populares.
 El discurso que concentró toda la repercusión mediática fue el de Saccomanno. Y con merecimiento, por la dureza de su intervención. “Decir Feria implica decir comercio. Esta es una Feria de la industria, y no de la cultura aunque la misma se adjudique este rol. En todo caso, es representativa de una manera de entender la cultura como comercio en la que el autor, que es el actor principal del libro, como creador, cobra apenas el 10% del precio de tapa de un ejemplar”, sostuvo en uno de sus pasajes más fuertes. 
 El autor de “Cámara Gesell” cuestionó a la “oligopólica” industria del papel local (Ledesma, de Blaquier, y Celulosa Argentina, de José Urtubey), la realización de la Feria en un predio de la Sociedad Rural, el crecimiento de la pobreza que ya abarca al 40% de la población, la depredación ambiental por parte de “las políticas extractivas que sustenta el Estado”, la persecución del pueblo mapuche y las muertes de Rafael Nahuel, Santiago Maldonado y Carlos Fuentealba.
 En su alocución hubo críticas tácitas al gobierno de Alberto Fernández por la fallida estatización de Vicentin y por la falta de aliento a la lectura (“no se arregla ingenuamente repartiendo fascículos literarios en las canchas ni con una candorosa primera dama leyendo cuentos a los chicos de vacaciones en Mar del Plata”, dijo en velada referencia a Fabiola Yañez), al exministro de educación Nicolás Trotta (por referirse alguna vez a un “proceso de reorganización” educativo, con las connotaciones que ese término tiene, tras ser empleado por la dictadura), a los “exabruptos fascistas” de la ministra de educación porteña Soledad Acuña y al “menosprecio” de la gestión cultural porteña por los Premios Municipales, “subsidios a menudo en riesgo”. Pero Saccomano no encuadró el ataque a la cultura dentro del pacto con el Fondo Monetario Internacional, apoyado por el gobierno y la oposición, que es la llave maestra de todas las políticas de recorte y entrega. Esta orientación abarca también al kirchnerismo, que critica el acuerdo pero no presenta un plan alternativo, mientras sus funcionarios ocupan puestos claves como ejecutores del ajuste y cuya jefa se está “redimiendo” a través de reuniones con funcionarios norteamericanos. 
 A pesar del límite señalado, el discurso de Saccomano agitó las aguas y puso de relieve el cuadro de crisis -de la cultura y general- en que tiene lugar la Feria. Que nadie se haga el distraído. 

 Gabriel Martinez

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