Contradicciones
A despecho de estas corridas de precios y tarifas, la factura de subsidios energéticos se duplicará en 2022, a causa de las importaciones de energía. Los “números” y previsiones del acuerdo con el FMI han volado por los aires. Este derrumbe alienta la posibilidad de una devaluación ‘brusca’, que tome el relevo de la devaluación ‘gradual’ pactada con el Fondo. Las monedas de los países ‘emergentes’ sufren una acentuada salida de capitales, que buscan neutralizar con la suba de las tasas de interés. El gobernador de Corrientes, Gustavo Bordet, dijo ayer que ‘el campo’ necesita urgente una devaluación, a pesar de que la soja cotiza cerca de 650 dólares la tonelada. Una “estabilización inmediata” de la inflación sería sin embargo “explosiva”, observa Clarín sin mayor comentario, apuntando a que una devaluación llevaría al defaul la deuda pública indexada por dólar o por precios. El “moderado” Larreta advirtió que descargaría un shock económico a las 48 horas de asumir, “porque 72 horas sería tarde” (sic). El acuerdo con el FMI, o sea la red de seguridad para llegar al relevo de 2023, ha entrado en declive.
Puesta en escena
A sabiendas de una disparada inflacionaria superior al 80%, las patronales han echado lastre con aumentos del 60% en cuotas. A los estatales, el gobierno quiere imponerles la vara del 40-45%, con el pretexto del déficit fiscal. Lo mismo con las jubilaciones y la asistencia social –asignaciones y planes sociales, incluida la ayuda alimentaria a los comedores.
De la diferencia entre la recaudación de impuestos -que crece con la inflación galopante- y el gasto salarial y social, depende que el gobierno arrime la bocha a las metas de déficit fiscal pactadas por el FMI. Entre los castigados estatales predomina la burocracia sindical kirchnerista, que abunda en ´declaraciones´ y marchas de aparato para disimular la negativa a una lucha real. Más de conjunto, la burocracia juega a desconocer una inflación que será superior al 80 por ciento. La perspectiva de hiperinflación ha dado lugar a la propuesta de adelantar las elecciones para principios del año que viene. Los kirchneristas acarician la idea porque los pondría a dos meses de distancia de una victoria de Lula en Brasil.
Una hiperinflación desgasta las luchas parciales, porque se come lo que se ha logrado. El desafío para la clase obrera está lanzado. Es necesario un congreso de trabajadores que decida acerca de un programa y la implementación de una huelga general.
Un programa: salario igual a la canasta familiar, anulación de los tarifazos; aumento salarial, jubilatorio y de la asistencia social móvil del 100%; apertura de los libros de monopolios energéticos y alimentarios, bajo control obrero; anulación de la deuda pública externa y local, exceptuando a los pequeños acreedores.
Con el objetivo de luchar y sumar fuerzas para la lucha por ese congreso, el Polo Obrero Tendencia prepara plenarios zonales y provinciales para el próximo 20 de junio, y un plenario nacional para el mes de julio.
Marcelo Ramal
31/05/2022
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