Según informan los diarios, Feletti ofreció como última medida de su gestión un incremento de los precios cuidados, a cambio de que los monopolios alimenticios contengan los aumentos de los “descuidados” (Página 12, 24/5). Es lo que viene haciendo el gobierno desde que implementó este programa –o sea, un esquema de remarcaciones “administrado”. Guzmán, sin embargo, desestimó también esta propuesta. Ahora, la COPAL -el órgano gremial de las patronales alimenticias- le llevará al nuevo secretario un esquema de aumentos “importantes” en todos los rubros, cuidados o descuidados.
Feletti también le había llevado a Guzmán la propuesta de subir las retenciones a las exportaciones granarias, a sabiendas de que el ministro –a cuenta del FMI- rechaza de plano esa medida. El interés del FMI y del tándem Fernández Guzmán es avanzar en la acumulación de reservas que debe provenir de las divisas de las exportaciones. Naturalmente, es también el afán de los pulpos petroleros que acaban de arrancar la libre disponibilidad de las divisas que obtengan en las exportaciones de energía. Al igual que la “mesa de los argentinos”, la “estufa” también tendrá que esperar.
La renuncia de Feletti contrasta con las renuncias “no indeclinables” de varios funcionarios de la Cámpora luego de las Paso y con la más alicaída de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de diputados del FdT, que sacudieron el andamiaje del gobierno. A diferencia de aquel momento, ahora la estantería se cae del lado de la Cámpora: el control de la administración de gobierno ha pasado al equipo que pactó con el FMI. El ministerio de Economía tiene un jefe único, como han venido demandando las grandes corporaciones y el macrismo. El "Cuervo" Larroque no podrá repetir que el gobierno “es nuestro”. El próximo recule de la Cámpora, el retoño de la Vicepresidenta, deberá confirmarse con el tarifazo de la energía: el secretario Basualdo ya ha anticipado que su “visión crítica” sobre el aumento de tarifas quedará para la retórica, porque se limitará a aplicar los aumentos en la luz y el gas que acaban de informarse en las audiencias públicas. El FdT quema sus naves, mientras arrecia la desvalorización de los ingresos de los trabajadores.
A pesar de que el gobierno ha galvanizado la política económica según el menú del FMI y los monopolios alimentarios y energéticos, la burocracia sindical sigue parloteando sobre los “formadores de precios”. Evita, de ese modo, referirse al gobierno que actúa para los “formadores”. Pero principalmente, lo utiliza de coartada para gambetear una lucha por el salario. Al calor de la carestía imparable y del dislocamiento económico, esa lucha tendrá lugar por la propia determinación de los trabajadores, y en oposición al cristinismo y a la burocracia sindical.
Marcelo Ramal
24/05/2022
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