viernes, 27 de mayo de 2022

Producto de las políticas expulsivas, 1 de cada 4 jóvenes ni estudia ni trabaja


La doble exclusión se debe fundamentalmente a la precarización y pauperización del régimen capitalista contra la juventud.

 La doble exclusión de les jóvenes se debe fundamentalmente a una política expulsiva. Según un informe del observatorio social de la UCA, realizado entre el 2017 y 2021, uno de cada cuatro jóvenes, de 18 a 24 años, no estudia ni trabaja. Lo que se denomina doble exclusión: del sistema laboral y educativo. 
 A partir de los datos del informe se verifica que esta realidad afecta fundamentalmente a les jóvenes provenientes de estratos obreros, ya sean de familias con trabajos formales o informales. Otro dato relevante es que, a nivel nacional, 5 de cada 10 jóvenes están excluidos del sistema educativo. Ese dato verifica el autentico fracaso de los gobiernos capitalistas argentinos de garantizar el derecho a la educación de la población. Vale recordarlo siempre, pero fundamentalmente durante las campañas electorales donde el conjunto de los candidatos de los partidos patronales se llenan la boca hablando de la educación y de que “el futuro son los chicos”, cuando son sus políticas las responsables de esta decadencia.
 La doble exclusión de les jóvenes se debe fundamentalmente a una política expulsiva, de precarización y pauperización del régimen capitalista contra la juventud. El acceso a un trabajo en blanco, con derechos laborales y un salario digno se transformó en una utopía para les pibes que intentan insertarse al mundo del trabajo. Los trabajos en negro, precarizados, bajo convenios temporales que a los pocos meses desechan la mano de obra juvenil, funcionan como dispositivos que afectan corporalmente a les jóvenes y también a su estado de ánimo. Lo que lleva a que muchos de elles, una vez despedidos, desistan de buscar un nuevo trabajo.
 La perspectiva de estudiar una carrera terciaria y/o universitaria que, una vez finalizada, permita una inserción segura en el mundo del trabajo formal se ve truncada por el propio desenvolvimiento de la crisis social. Para cursar una carrera se necesita disponer de ingresos que permitan al estudiante viajar, comprar los apuntes, comer y tener las herramientas tecnológicas adecuadas (internet y compu como mínimo), además de vivir bajo techo. Hoy una familia obrera en muchísimos casos no cuenta con esos recursos porque venimos de años de perdida salarial y de empleo. La inflación revienta el ingreso real de les trabajadores a tal punto que muchos trabajadores formales acuden con sus familias a comedores populares para llegar a fin de mes, ni hablemos de los precarizados y las familias desocupadas, excluidas, que se la rebuscan como pueden con ingresos por debajo de la línea de indigencia.
 El estudio arroja un índice más, que merece ser resaltado: entre les jóvenes que ni estudian ni trabajan, las mujeres representan un mayor porcentaje que los varones. Este fenómeno obedece a una causa harto conocida. Las mujeres, y mas las jóvenes, quedan recluidas a los cuidados de familiares, por lo general de sus propios hijos o de los hijos de sus hermanxs mayores y a otras tareas del hogar. Además de que, para las pibas pobres, los trabajos que se consiguen son sumamente precarios, muchas veces expuestas a la objetivación, al acoso sexual y demás violencias sobre ellas. 

 Milei y un programa reaccionario 

 Cabe destacar que los fachos como Milei y Espert que pretenden conquistar el descontento de les jóvenes pretenden llevar la precarización y regimentación de la juventud al peor de los extremos. Milei propone lisa y llanamente avanzar en una reforma laboral que convierta lo que hoy es ilegal en legal, que el trabajo precario sea la nueva regla de contratación, que la jornada laboral aumente con salarios aun mas bajos que los que ya hoy son basura. Además, defiende a los cuatro vientos privatizar la educación pública, es decir que haya que pagar cuotas altísimas para poder cursar, avanzando sobre los derechos que estudiantes y docentes con décadas de organización y lucha hemos sabido defender. Su “salida” para la juventud doblemente excluida es que vuelvan los milicos con el servicio militar obligatorio, no quieren a la juventud estudiando ni trabajando, quieren una juventud reprimida y sumisa, regimentada por el ejercito para bloquear cualquier tipo de organización combativa de les pibes. Un menú a gusto de los empresarios y la casta capitalista que los liberfachos dicen enfrentar. 

 Nuestra salida 

 Bajo los números que arroja la UCA se esconde esta realidad concreta que acecha a la juventud hija de la clase obrera, y que expresa la decadencia capitalista que se expande como mancha de aceite por el mundo. Desde la UJS y la Juventud Del Polo Obrero (JPO) intervenimos de lleno sobre esta realidad para organizar a les jóvenes de manera independiente al Estado y los distintos gobiernos, por nuestras reivindicaciones mas urgentes: trabajo genuino, salario equivalente a la canasta familiar, seguro universal al desocupado, aumento de la partida alimentaria para comedores y escuelas, universalización de la beca progresar cuyo monto no baje de los $20 mil, universalización del boleto estudiantil, construcción de viviendas para que ninguna familia viva en las calles. 
 Este programa reivindicativo lo subordinamos a una tarea superior: construir una masiva organización de jóvenes que junto a la clase trabajadora peleen por tirar abajo el ajuste del gobierno, la derecha y el FMI; bajo la perspectiva estratégica de la lucha por un gobierno de trabajadores y del socialismo, para dar una salida histórica a la decadencia que nos condena a la descomposición del régimen social capitalista.

 Santiago Sposito

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