Están cuestionadas las metas monetarias, fiscales y de reservas.
Como era de preverse, las metas del FMI se vienen mostrando incumplibles a varias bandas. Los objetivos de acumulación de reservas, reducción del déficit fiscal y recorte de la emisión monetaria están seriamente cuestionados a un mes del cierre del segundo trimestre, con lo que una posible “recalibración” de los mismos por parte del Fondo significará mayores ataques a la población trabajadora.
Meta fiscal
Por un lado, en abril se registró un aumento del 82% interanual del gasto público, fruto de que ascendieron un 148% los subsidios energéticos en relación al mismo mes del año pasado, según los datos de la consultora Consultatio. Sucede que la disparada del precio mundial del gas tras el estallido de la guerra, combinada con una mayor importación local de energía producto de la huelga de inversiones que protagonizan las petroleras que explotan los yacimientos criollos, volvió imposible la reducción de dichas transferencias. Así las cosas, se proyecta que hasta fin de año las erogaciones en subsidios energéticos trepen a 3% del PBI, superando la marca del 2,3% del PBI que estos habían alcanzado en 2021.
Si bien Guzmán ya está en tratativas con el FMI para lograr una “recalibración” de la meta fiscal del segundo trimestre, desde el Ejecutivo aseguran que la meta anual no sufrirá ninguna modificación, dando lugar a tercer y cuarto trimestre de mayor ajuste para compensar. Por lo tanto, no debe sorprendernos que el Presupuesto 2022, que saldrá en forma de DNU el próximo mes, venga con recortes en obra pública, en las transferencias a las provincias y en los subsidios al transporte y a la energía. Lo anterior afectará de lleno al bolsillo popular, ya que la contracara de esas medidas serán los impuestazos provinciales sobre el consumo, subas en el boleto y mayores tarifazos en la luz y en el gas.
A su vez, es probable que el Fondo, en función de alcanzar sus metas, exija incrementar la presión fiscal sobre ciertos sectores patronales, lo cual avivará los choques al interior de la clase capitalista. Al mismo tiempo, el destino incierto de la suba de tarifas y su impacto en los costos de producción genera zozobra en la industria. Ahora bien, estos empresarios no dudarán en trasladar a los precios finales la mayor carga impositiva y el encarecimiento de la energía que utilizan; siendo los trabajadores los primeros en pagar los platos rotos de la crisis.
Meta monetaria
El gobierno se encuentra con dificultades a la hora de reducir la emisión monetaria. El tope de asistencia del Banco Central al Tesoro establecido por el Fondo es de $439.000 millones para el primer semestre, sin embargo, a un mes de cumplir ese plazo, la misma llega a $381.000 millones. Ocurre que Economía necesita de un constante flujo de endeudamiento en pesos para, por un lado, refinanciar los sucesivos vencimientos, y, por otro, financiar el déficit fiscal. No obstante, en abril y mayo no logró el éxito esperado en las licitaciones; en el porque fracasó en el intento de colocar bonos desindexados y a plazos más largos.
Cumplir con este aspecto del acuerdo con el FMI implica ampliar la deuda atada a la inflación, con vencimientos sean previos al 2024, en función de satisfacer los apetitos de los bancos y los fondos de inversión; algo verdaderamente explosivo en un cuadro de descontrol inflacionario. Como vemos, es el capital financiero el encargado de digitar la política económica del país y puede soltarle la mano al gobierno en cualquier momento si este no acepta sus condicionamientos. Un rumbo de usura y recesión que traerá nuevas penurias a los sectores populares, además de mayor recorte del gasto público como garantía de pago por parte del Tesoro.
Reservas
Por otro lado, la pretensión fondomonetarista de que el Banco Central llegara con USD 6.425 millones de reservas netas al fin del segundo trimestre carece de realismo, ya que hoy no superan los USD 3.700 millones. Como sabemos, a pesar que persisten las exportaciones récord fruto de los altos precios de las commodities, el encarecimiento de los insumos importados -en especial los costos de fletes y de energía-, junto con la fuga de capitales constante bajo sus diferentes formas, atentaron contra la acumulación de divisas por parte de la entidad monetaria.
Entonces, a fin de cumplir con los lineamientos del FMI, el gobierno reforzará las restricciones a las importaciones, a pesar de sus efectos recesivos sobre la industria. A su vez, buscará propiciar lo más posible el arribo de dólares al país con concesiones a las multinacionales, fomentando las ramas de exportación con emprendimientos extractivistas que saquean el ambiente; y, al mismo tiempo, creando las condiciones de flexibilización laboral y beneficios fiscales (entre otras prebendas). Sin lugar a dudas, un ataque en regla contra el pueblo trabajador.
Fuera FMI
A todas luces, estamos en presencia de un acuerdo incumplible con el Fondo, donde cada meta infringida supondrá nuevos sacrificios para las mayorías de este país, bajo la amenaza de dejarnos caer al default. Frente a la postración del gobierno y la oposición patronal frente al FMI, queda en manos de los trabajadores deshacernos de la tutela del organismo, enfrentando su programa en las calles. En virtud de este objetivo, crece la necesidad de organizar un paro nacional seguido de un plan de lucha.
Sofía Hart
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