En las primeras horas de la tarde del viernes 5, en la ciudad de Panguipulli, provincia de Valdivia-Región de Los Ríos-, Francisco Andrés Martínez Romero fue asesinado a balazos por carabineros de tránsito, en circunstancias en que es abordado por un oficial para efectuar un control de identidad. Se trata de un joven malabarista que se encontraba realizando esta práctica en un semáforo en el centro de la ciudad, cuando el policía se acerca para indagar sobre la identidad y retenerle los sables que utilizaba para desplegar su arte se desata la discusión y el oficial responde con 5 disparos que terminan con la vida de Francisco a la vista de todos los que se encontraban en el lugar.
Los vecinos y transeúntes se acercan a brindarle los primeros auxilios, ya que una vez perpetrado el asesinato a quemarropa los carabineros se quedaron en el lugar sin inmutarse ante la víctima que yacía en la calle ni tampoco frente a los reclamos de los presentes. La indignación fue creciendo a cada minuto y comenzaron a levantarse barricadas y lxs manifestantes movilizan a la comisaría del lugar. Ya entrada la noche las protestas se verificaban en toda la ciudad y la municipalidad de Panguipulli y una comisaría eran consumidas por llamas, mientras que el toque de queda se mostró ineficaz para devolver a sus casas a las y los vecinos que protestaban. Para el sábado hay convocatorias frente a las comisarías de todo el país.
En contraste con la reacción popular ante un nuevo crimen de Carabineros, el alcalde de Panguipulli, Rodrigo Valdivia (PS), expresaba a los medios “lo que me interesa es que se restablezca el orden público… el tránsito vehicular, peatonal y que Panguipulli vuelva a la normalidad”. Queda claro que la impunidad de la que gozan los carabineros es la que le aseguran desde el poder político que pretende una “normalidad” a costa de la sangre del pueblo chileno. Desde los altos mandos de la fuerza y el Ministerio de Interior se llamaron al silencio hasta el momento.
Las denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas represivas se cuentan de a miles por lo que nos encontramos ante un accionar sistemático y no hechos aislados o meros excesos de algunos agentes. Luego de la rebelión iniciada el 18 de octubre del 2019, se han dictado normas que amplían sus facultades y presupuesto y que criminalizan la protesta social. Los pacos asesinos siguen en funciones mientras que lxs trabajadorxs que salieron a manifestarse contra el Estado hambreador están los presos hace más de un año. No hay reforma alguna que pueda cambiar la naturaleza criminal de carabineros. Pasan los ministros y directores de la fuerza y siguen mutilando, violando y asesinando, por lo que reclamamos su inmediata disolución.
Justicia para Francisco y todxs lxs asesinadxs por las fuerzas represivas. Libertad a lxs presxs por luchar. Disolución de Carabineros. Fuera Piñera. Asamblea constituyente, libre y soberana.
Prensa Obrera
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