Y concluye Kreplak que espera llegar a esa fecha «con una buena cantidad de la población de riesgo vacunada”. “(…) Si todo sale bien y estamos recibiendo la cantidad de vacunas que suponemos, podríamos empezar con esta población de una forma más masiva». Interprétese: está todo fuera de control, depende del azar y mejor encomendarse a los santos (Textuales de La Nación, 12/2).
Por su lado Quirós, el Ministro de la cartera sanitaria de Horacio Rodríguez Larreta “manifestó que el ritmo de vacunación en el país es ‘extremadamente lento’ y su preocupación, teniendo en cuenta que no se va a llegar a vacunar a toda la gente necesaria al momento de la segunda ola de contagios por coronavirus. Concluyendo: ‘Necesitamos un ritmo diferente. El ministro de Salud (Ginés González García) nos comunicó que esperan que ese ritmo cambie’” (El Cronista, 13/2)
En pocas palabras, Kreplak apuesta al azar y Quirós le pasa la pelota al gobierno nacional. Dos altos funcionarios de Salud Pública, uno oficialista, otro de la oposición, coinciden en un punto: ocultar la propia responsabilidad en que Argentina ocupe un lugar destacado entre los países que más han sufrido los estragos de la pandemia. Admitiendo incluso que la producción y distribución de vacunas no es una responsabilidad directa de sus gobiernos, sí lo son los planes de mitigación, más aun teniendo en cuenta ese dato. ¿O no son responsables de la apertura del 95% de la actividad económica, de la apertura de las escuelas sin medidas mínimas edilicias y sanitarias, del desfinanciamiento de la salud pública, de la ausencia de centralización de los sistemas sanitarios y la intangibilidad de la medicina privada, de la ausencia de sostén económico de los sectores necesitados, del raquitismo en la detección y aislamiento de casos (contra las opiniones de todos los expertos y sin haber dado jamás una explicación), de la ausencia de control en el cumplimiento de protocolos de empresas y en el trasporte público? Sí que lo son.
El sometimiento de estos gobiernos a la presión capitalista a favor de una “normalización” irresponsable, las transferencia de sumas millonarias a las arcas de los bonistas bajo la disciplina del FMI, la presión electoral de la derecha, son las verdaderas causas de que una segunda ola provoque estragos, que golpearán a no dudarlo, con más fuerza, a la clase trabajadora y a los sectores más carenciados de las barriadas. Hay que abrir este debate en las organizaciones obreras y populares para organizar la lucha contra la pandemia que estos gobiernos han demostrado son incapaces de dar.
Sergio Villamil
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