A diario, desde la llegada de los primeros embarques de vacuna, se han sucedido denuncias sobre intendentes, concejales, militantes, burócratas sindicales, más sus familiares y hasta sus choferes, que saltearon todo tipo de turnos y programas de vacunación, que deberían privilegiar a los grupos de mayor riesgo de enfermar gravemente e incluso morir. La extensión de estos hechos, a los más diversos municipios y provincias, habla de un sistema general de corrupción, amiguismo y arbitrariedad, que incluyó “reservas” de partidas para uso extraoficial y sospechosas vacunaciones supernumerarias por “sobrante de dosis”. Pero indica, sobre todo, el desprecio por la salud pública y, en su lugar, el predominio de los intereses capitalistas que han minado la totalidad de la campaña de lucha contra la pandemia de Covid – 19. Si el interés dominante no es el de la salud del pueblo sino el del gran capital, es inevitable que sus servidores de turno en el poder se cobren su comisión aunque sea a un nivel de rateros. No son sucesos meramente nativos, sino propios de una descomposición capitalista general. En Perú un “Vacunagate” terminó con dos ministros y 100 funcionarios; en España “… alcaldes, consejeros, funcionarios, gerentes de hospitales, curas (…) han pasado por delante de los grupos prioritarios establecidos por el Ministerio de Sanidad y ya se han vacunado. Unos por un malentendido, otros para ‘dar confianza’, también porque sobraban dosis” (El País del 21/1, que lo titula “Picaresca”). Hasta las excusas se repiten: el ministro Daniel Gollán (provincia de Buenos Aires) explicó a propósito de la vacunación en Henderson de funcionarios municipales y militantes del Frente de Todos, que se trató de sobrantes de dosis que si no habría que haber tirado (Crónica Comodoro Rivadavia, 20/2). Y el “dar confianza” fue lo que se argumentó para la extendida vacunación de la clique del gobierno de Kicillof.
El oscuro vía crucis de la vacunación
El manejo de la provisión de vacunas fue más que oscuro y recorrido por la guerra de los laboratorios. El acuerdo firmado con Pfizer terminó en frustración, sin conocerse todavía, a ciencia cierta, por qué. Y menos luego de haber aportado voluntarios a su prueba de fase III y de haberse votado en el Congreso una ley especial de inmunidad del laboratorio ante posibles efectos indeseados de la aplicación de su producto. Luego vino la exaltación a toda orquesta de la de AstraZéneca – Oxford y su producción en el país por el laboratorio Mabxience del grupo Insud. Su propietario es Hugo Sigman, multimillonario, íntimo de Ginés y allegado al impresentable gobernador de Tucumán, Juan Manzur, de muy buena relación con laboratorios farmacéuticos y lamentable paso por el Ministerio de Salud de CFK. Su producción que ya habría salido para México para su envasado y distribución, no tiene fecha precisa de llegada a nuestro país. Finalmente, se produjo el precipitado recurso a la Sputnik V. Llegaron 1.220.000 entre ambas dosis, un 6% del contrato firmado con Rusia por 20 millones de dosis. No hay precisiones sobre la reanudación de los envíos. Lo que sí se sabe es que Rusia no podrá cumplir en tiempo y forma con lo acordado. A esto se sumó 580.000 dosis de una AstraZéneca producida en la India, sin que se sepa cuándo llegarían más. A 15/2 se habían aplicado un total de 609.605 dosis: 372.122 de la primera y 237.483 de la segunda. Esto implica que el 0,82% de la población recibió la primera dosis y solo el 0,52% ambas (Infobae, 15/2). En un país con más de 2 millones de infectados y más de 50 mil muertos, estamos a años luz del 44% vacunado en Israel (1era dosis), pero también lejos de Chile, que cubrió un 10%. Con una inmunización a cuentagotas, estamos desguarnecidos, en términos de vacunación, ante una segunda ola prevista para abril – mayo. De los avances en las promisorias investigaciones y logros en la materia de científicos argentinos del Instituto Leloir y el Conicet, ni noticia. No deben ser rentables.
A grandes dificultades, medidas extraordinarias
Es cierto que la Argentina, país atrasado, es víctima de la opresión de los países imperialistas, que ejercen el monopolio de la tecnología y acaparan la producción de los laboratorios que dominan, agravada por la guerra interimperialista que caracteriza la etapa. Razón de más para tomar medidas defensivas comenzando por la transparencia de la información, como condición para la previsión y la formulación de estrategias. La desinformación ha recorrido un año de pandemia manipulada en beneficio de intereses privados o parcialidades electoralistas -cantidad de testeos, ocupación de camas, provisión de vacunas – creando mayor incertidumbre y desprotección. La información genuina a la población y las decisiones que se deriven, requieren del control por los interesados: la mayoría trabajadora del país. Debe ser un reclamo elemental de las organizaciones obreras y barriales. Si se constata que el proceso de la vacunación será lento y se pronostica una segunda ola, se deben decidir, con más razón, medidas extraordinarias de acción: aislamientos focalizados de zonas de gran contagio, campañas masivas de detección y aislamientos, control de protocolos en fábricas y transportes. Nada hay de todo eso. Las “fake news” sobre inciertas metas de vacunación, encubre el desentendimiento total en materia de prevención y mitigación de la enfermedad. Los infectólogos de élite, asesores y propagandistas del gobierno, hicieron mutis por el foro.
Ginés, ícono del sanitarismo Nac&Pop
La política del ministerio Ginés – y del gobierno que lo nombró y lo sostuvo más de un año – va mucho más allá del vacunatorio vip. Estuvo totalmente determinada por intereses empresarios. Empezando por la ausencia de un plan centralizador de los diferentes sistemas de salud y recursos, que respondió a la imposición sin resistencia de los CEOS de la medicina privada. En el mes de mayo, con la pandemia en pleno ascenso Ginés se reunía con las cámaras de la salud privada y los burócratas de las obras sociales, para recortar las prestaciones del Programa Médico Obligatorio para los agentes de salud, bajo el eufemismo de “rediseñar los mecanismos de financiamiento y gestión” (Ambito.com, 28/5/20). Mencionemos también el desfinanciamiento de la salud pública, en particular de la jerarquización y los sueldos del personal, para evitar el pluriempleo y, con ello, lograr la optimización de equipos que manejen las áreas críticas y respiradores (como consecuencia de lo mencionado, en gran parte inactivos). Y el raquitismo nunca explicado de campañas de detección, testeo y aislamiento, decisivos por consenso internacional para mitigar los contagios. «Tal vez tendríamos que haber empezado un poco antes con el rastreo», dijo Ginés (La Nación, 13/6), un cinismo reincidente cuando llamó “travesuras” a las vacunaciones “en negro” que él mismo promovía.
Sobran las razones para echar a Ginés, la corruptela es un epifenómeno. No acertó ni una, el operador Hugo Verbitsky remató con su sincericidio una gestión fracasada. La sucesión, a cargo de la Dra. Carla Vizzotti, abre interrogantes: ¿cómo desconocer lo que sucedía en el Ministerio donde desempeñaba el cargo de vice ministra? Raro. Y más importante aún, qué papel jugará en el entramado de intereses capitalista que dominan el escenario de la política sanitaria oficial. Como antecedente, es miembro y asesora en la Fundación y Universidad Isalud, una entidad privada de educación y auditoría médica, fundada por Ginés, de la que fue vicepresidente Eugenio Zanarini, hasta ahora Superintendente de Servicios de Salud, donde se distribuyen los fondos de las obras sociales. Todo queda en familia.
El muerto se ríe del degollado
La denuncia de la oposición cambiemista contra Ginés y el gobierno nacional es de una impostura y una hipocresía total, viniendo de quienes militaron en los medios y en las calles contra medidas elementales de confinamientos, distanciamiento social y uso de barbijos. Y que realizaron una ofensiva brutal contra la vacunación con la Sputnik V, por cuenta de los laboratorios yanquis y de la que ahora aparecen entusiastas defensores. Paladines de la transparencia, funcionarios del gobierno capitalino, allegados a Horacio Rodríguez Larreta y familiares, fueron sorprendidos con el armado de negociados alrededor de la provisión de insumos. Barbijos con 4 años de vencimiento a 3000 pesos cada uno; sobreprecios pagados a hoteles de familiares de Larreta para alojamiento de infectados. Ninguno fue preso. Por otro lado, todas las críticas al gobierno nacional en materia epidemiológica, se aplican al gobierno porteño, que fue vanguardia de una apertura de la economía -comercio, restoranes, gimnasios y ahora escuelas- que neutralizó en gran medida, los efectos de la cuarentena que estrictamente duró menos de dos meses. Si Ginés hizo oídos sordos a las demandas dramáticas del personal de salud al que nunca recibió y hasta hizo reprimir en la puerta del ministerio, Fernán Quirós mantiene bajo la línea de pobreza a los trabajadores de los hospitales e ignora la demanda de profesionalización de la enfermería, principal sostén de una guerra desigual contra la peste. Operador de finos modales, el ministro porteño se muestra preocupado ante la segunda ola por la escasez de vacunas que recibe del gobierno nacional. Patea la pelota afuera.
Hay que enfrentar la segunda ola
Lo que une, en fin, a oficialistas y opositores es su subordinación al interés del gran capital y el desprecio por la salud pública, lo que se traduce en la inexistencia de una lucha eficaz y posible contra la epidemia e impacta en las mayorías laboriosas de la sociedad y en los sectores más empobrecidos. La corruptela del poder en la materia no es más que un subproducto obsceno de esa política. La conclusión es que la condición para esta lucha es el cambio del carácter de clase del poder político. Como pasos hacia allí, los trabajadores y sus organizaciones debemos constituirnos en cada establecimiento y cada barrio, por la destitución de todos los funcionarios corruptos; por el derecho a la plena información y consideración en asambleas del manejo de la campaña, sus costos y las medidas previstas; el control por comisiones de fábricas, escuelas, trasportes y barriadas, de la aplicación de los protocolos. Por la triplicación del prepuesto de salud y del sostén social dirigidos a enfrentar una segunda ola, a expensas de la suspensión de la deuda externa. El abastecimiento y programa de vacunación debe estar bajo control de las organizaciones obreras y populares.
Sergio Villamil
No hay comentarios:
Publicar un comentario