Se quemaron ya diez mil hectáreas y el fuego se acerca peligrosamente a una estación de gas y a las viviendas bolsonenses. Ya se autoevacuó la comunidad Nahuelpan.
El combate contra el fuego lo están dando los brigadistas del SPLIF, los bomberos voluntarios y la población organizada. Están extenuados. Trabajan todo el día en malas condiciones, y no solo por las altas temperaturas sino por la falta de equipamientos. La población reúne y les acerca agua potable y colaboran con los profesionales.
Los gobiernos municipal, provincial y nacional muestran su total inoperancia. Se pasan la pelota acerca de territorialidad y responsabilidades y no dan respuesta a la catástrofe.
Cuando el intendente de Bolsón Bruno Pogliano pidió ayuda al gobierno nacional, desde el ministerio de Ambiente le respondieron que era “inoportuno”.
La gobernadora Arabela Carreras por su parte niega que haya evacuados porque no cuenta las autoevacuaciones que sí las hay, y “pide pena máxima” para los causantes. Sólo se preocupó en señalar que la temporada turística “sigue con total normalidad, la situación de la ciudad es tranquila y la ruta está en excelente estado”. ¡De que normalidad hablará!
Se están usando aviones hidrantes de tres mil litros de agua cuando desde hace años existen aviones que llevan setenta y cien mil litros. Se volvió a hablar de los 26 aviones hidrantes que se habrían comprado durante la gestión de CFK. Nunca se compraron, sino que se fueron alquilando temporada tras temporada.
Con una región boscosa tan extensa como la cordillera patagónica, o la región noroeste o Córdoba que sufrió hace pocos meses enormes incendios, deberíamos contar con los recursos que los desarrollos técnicos ya crearon para apagar estos incendios. Es el caso de los verdaderos tanques de cien mil litros por descarga y todos los equipamientos adecuados para los combatientes del fuego, que vienen manifestando que los calzados que disponen les queman los pies.
Frente a la inacción e inoperancia de un estado quebrado y al servicio del capital, los brigadistas y bomberos junto a los vecinos se organizan y combaten el fuego, asisten a los damnificados y denuncian la precariedad con que dan pelea. Un régimen que causa el cambio climático y que después no ofrece los recursos tecnológicos para combatir los desastres que provoca no va más.
Trabajo efectivo y salario igual a la canasta familiar para los combatientes contra los incendios.
Adquisición de los recursos tecnológicos más actuales como los aviones y helicópteros de mayor capacidad hidrante. Ropa ignífuga para el personal y colaboradores. Reposición del calzado según la necesidad.
Coordinación internacional de prevención y combate de los incendios, bajo control de organizaciones obreras.
Elena Florín
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