El futuro gobierno argentino, además del sustento que le den los votos que consigan Alberto Fernández y Cristina Kirchner en las elecciones del próximo domingo 27 de octubre y de la diferencia que logren sobre el derrotado oficialismo de Mauricio Macri, Elisa Carrió y Miguel Pichetto, se sostendrá en un fenomenal acuerdo inaugural entre distintos partidos políticos, centrales obreras, movimientos sociales, la inmensa mayoría de los gobernadores e intendentes argentinos, uniones patronales y de comercio, sectores agrarios, universitarios, religiosos.
Alrededor de ese núcleo policlasista y multisectorial, pocas veces alcanzado en la política local, sobrevolará -ya lo está haciendo- la presión de las representaciones de los sectores más poderosos y concentrados de la economía y las finanzas transnacionales, articulados con los operadores del mercado nacional.
Cuando más estratégicoy de importancia global es el áreade la que deberá ocuparse el nuevo gobierno, más fuertes son y serán las presiones, más duros los condicionamientos y más conspirativos los lobbies. Conforme avancen las políticas de redistribución con inclusión social, las corporaciones, la banca internacional y sus buitres, el complejo de poder estadounidense y sus aliados internos, más desestabilizadoras serán las presiones, y hasta podrán llegar a convertirse en destituyentes. Será un juego de tensión permanente.
En el centro de esa dinámica de intereses comerciales,soberanía, derechos laborales y de los pueblos originarios, necesidad de divisas, ambientalismo, federalismo, está y estará el mega yacimiento patagónico de hidrocarburos de Vaca Muerta, bajo el Lof de la comunidad mapuche Campo Maripe, con su reserva estimada en 16.000 millones de barriles.
Los cálculos sobre su potencialidad llevan al país hasta el segundo lugar mundial en recursos no convencionales y al cuarto en petróleo, y con la posibilidad de contribuir a la solución del permanente déficit de cuenta corriente y al consecuente camino de un desarrollo sustentable, productivo e inclusivo.
A partir de las leccioes internas del 11 de agosto, que quemaron etapas y convirtieron a la inminente “primera vuelta” electoral en la ronda definitiva que impulsará al candidato del Frente de Todxs hacia la Casa Rosada y, por lo tanto, hacia el mando de la botonera energética del país, los grupos de presión se expresaron, de manera directa pero a puertas cerradas, ante los equipos de Fernández.
Tambi´n, y era obvio, a través del alambique de los medios concentrados de comunicación que, ya convencidos de que no habrá revancha para su actual socio presidencial, le dan aire a las versiones que interesan a los pesos pesados de las trasnacionales del petróleo mundial.
El nuevo “relato energético” incluye, como en todos los temas, la construcción de “diferencias insolubles” en el seno de la alianza de Los Fernández, y la exageración sobre las visiones divergentes.
Las hay, tanto como lo permite la amplitud de la construcción que permitió derrotar a menos de cuatro años de su asunción al gobierno que causó mayor daño a la población en menos cantidad de tiempo, en base a la ejecución de un plan de negocios que se limitó, básicamente, a maximizar las gananciasde algunas franjas agroexportadoras y delsector financiero, y, precisamente, del energético.
Ese “antagonismo interno” es presentado como un enfrentamiento sin posibilidad de complementariedad dentro de un plan energético integral, que convierta al yacimiento en una herramienta estratégica de generación de divisas, para lo que se requiere la instalación de terminales de licuefacción del gascy, en paralelo, desarrolle el consumo interno, con ampliación del servicio de gas a los millones de argentinos que hoy carecen del mismo y abaratamiento de tarifas a través de la desdolarización de determinados tramos de la producción y la distribución.
Pareciera estar en lo cierto Mao Zedong cuando en agosto de 937 dijo sobre la contradiccón que “En el proceso de desarrollo de una cosa compleja hay muchas contradicciones y, de ellas, una es necesariamente la principal, cuya existencia y desarrollo determina o influye en la existencia y desarrollo de las demás contradicciones”.
Mao -cuyas prácticas y escritos fueron leídos en profundidad e incorporados a sus análisis por un lejano admirador argentino, el general Juan Domingo Perón. Mao, que logró que su país diera un salto desde el medioevo rural hasta el Siglo XX-, con la proclamación de la República Popular China el 1º de octubre de 1949, explicó que la contradicción es esencial a cada proceso y motor de las transformaciones ydistinguió entre las diferencias insalvables, de resolución prioritaria, y aquellas que son secundarias y tolerables en la coyuntura.
Lejos de Beijing, el yacimiento asentado en el subsuelo argentino de las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza requiere de un desarrollo sostenido y sustentable que, en el marco de las necesidades del desarrollo socioeconómico general, contemple tanto los requerimientos internoscomo las posibilidades externas, por encima de los intereses de particulares, empresas o sectores y con YPF como actor principal del proceso.
Casting para una película compleja
La velocidad del crecimiento de la producción en Vaca Muerta de gas no convencional -incrustado en rocas sedimentarias a gran profundidad, pero de idénticas cualidades y aplicaciones en el mercado que el gas natural- fue de “fórmula 1“. En dos años pasó de cinco a 33 millones de metros cúbicos diarios.
Cristina Kirchner rubricó el acuerdo entre YPF y la estadounidense Chevron en julio de 2013, destinado al desarrollo de la producción de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta. En ese momento el macrismo se opuso, alegando la existencia de unas “cláusulas secretas” que olvidó al llegar a la Casa Rosada, desde donde intentó instalarse como padre de una criatura cuya evolución y horizonte zanja la mayoría de las grietas y sutura casi toda diferencia política.
Liberales y peronistas, privados y estados, Los Fernández y Pichetto, Techint de Paolo Rocca y la petrolera boutique Vista, de Miguel Galucci, todos acuerdan ante la fantasías de un horizonte sin ateos de 40.000 millones de dólares anuales en exportaciones para 2023.
Después de las elecciones internas de agosto y antes de las generales de octubre, los principales empresarios energéticos escucharon a Macri pero le hablaron a Fernández, tanto durante la IV jornada de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) como en la Exposición Oil & Gas, desarrollada en el predio de Asocación Rural.
Enfatizaron sobre las dificultades de la coyuntura generada por el congelamiento por 90 días del precio del crudo dispuesto por el gobierno derrotado que, días después, permitió nuevos aumentos.
Mirando al 10 de diciembre, fecha de la entrega del gobierno, ya plantaron su pliego de condiciones, sin las cuales, a su juicio, no se podría desarrollar Vaca Muerta. La primera apunta al establecimiento de un “marco jurídico adecuado y estable”, que revestiría características especiales y debería tener fuerza de Ley.
A renglón seguido, reclamaron de las futuras autoridades nacionales una serie de inversiones específicas lideradas por la construcción del gasoducto Neuquén-San Nicolás y la planta de licuefacción en Bahía Blanca; en conjunto suman alrededor de 7.000 millones de dólares. Ambas apuntan a uno de los términos de aquella contradicción que Fernández tendrá que saldar, el de la exportación de gas natural licuado (GNL) a gran escala.
Sin dar puntada sin hilo, Techint es la más interesada en la construcción del ducto, no solo porque le permitiría evacuar una mayor cantidad de gas de Fortín de Piedra, su yacimiento estrella, sino porque el grupo está interesado en quedarse con la ejecución de la obra, apoyado en su liderazgo en la construcción de gasoductos.
De esos encuentros participaron representantes de pulpos energéticos como Exxon, Shell , Pampa Energía o Pan American Energy Group, cuyos gerentes redactaron una serie de memos que hicieron llegar a los representantes de Alberto Fernández para luego dejar trascender desde los diarios de mayor poder de agenda nacional que su propuesta se convertirá en una ley “para garantizar la inversión y el negocio petrolero en el mega-yacimiento”.
Y señalaron que su texto “estaría en línea con los reclamos y propuestas de los inversores externos” y establecería “beneficios fiscales para atraer la inversión privada”.
El representante de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la empresa supuestamente “de bandera” argentina, Daniel González, también intervino activamente de las reuniones, pero se comportó como un “privado” más y fue parte de los movimientos de presión sobre las autoridades venideras.
Aseguró que “hoy tenemos un atraso del 20% de los combustibles y del precio del petróleo, comparados con parámetros internacionales”. El CEO de la YPF macrista se desempeñó durante 14 años en el banco de inversión estadounidense Merrill Lynch & Co, que necesitó un salvataje de 44.000 millones de dólares en 2008 ante la crisis de las hipotecas de baja calificación.
También fue jefe de Planeamiento Financiero y Relaciones con Inversores de Transportadora de Gas del Sur S.A. (TGS) actualmente controlada por la Compañía de Inversiones de Energía S.A. y Pampa Energía S.A, cuyo presidente es el empresario Marcelo Mindlin, en cuyas manos el presidente Mauricio Macri descargó parte de las empresas de su grupo.
Una boutique de peso petrolero
Los directivos de la cadena Bloomberg Televisión, que dice llegar a más de 310 millones de hogares y pertenece a la compañía estadounidense de software financiero, datos y noticias, con una facturación anual cercana a 10 mil millones de dólares deben haberse sorprendido al escuchar al dueño de CEO de la petrolera Vista Oil & Gas, a quien entrevistaron a orillas del Río Limay en la, para ellos, lejanísima Neuquén decir que “si Cristina Kirchner es elegida como vicepresidenta, con Vaca Muerta hará lo necesario para continuar con lo que venimos haciendo y va a acelerarlo”.
Quien así reaccionó, tras el triunfo electoral de la fórmula en la que la ex mandataria acompaña a su homónimo Alberto, fue el ex presidente de YPF, Miguel Galuccio, ahora dedicado al desarrollo de su propia petrolera. Cuando asumió la conducción de la empresa nacional ya tenía la mira dirigida hacia Vaca Muerta, convenció a la entonces mandataria de la importancia del yacimiento y de su explotación. Logró que firmara el decreto que posibilitó el comienzo de los trabajos en el yacimiento, en alianza con la multinacional Chevron.
El ingeniero definió a Vaca Muerta como “la mayor oportunidad que tiene la Argentina” y afirmó que “lo que está en juego (…) puede cambiar la economía del país radicalmente, y puede cambiar la vida de la gente. Si logramos un desarrollo pleno estoy seguro de que podremos duplicar los ingresos que generan otras industrias, como por ejemplo el agro”. Número más, número menos, el mismo cálculo hacen los asesores de los Fernández, Alberto o Cristina.
Vista aspira a generar 65 mil barriles por día en tres años. Con otras diez empresas de tamaño medio como ella, se estarían produciendo divisas por los mismos 19.000 millones de dólares que genera el conjunto del complejo sojero. Y eso sin contar que, en el desierto patagónico, ya plantaron sus botas gigantes como Chevron, Shell, Petronas, Total, Statoil, Exxonmobil y Wintershall, además de las argentinas Pan American Energy y Tecpetrol.
Galuccio considera que YPF, a la que pertenece un 40 % del yacimiento, podría generar 15 mil millones de dólares en exportaciones en 2023, y el conjunto impulsaría la creación de 500 mil puestos directos o indirectos de trabajo. Esos datos se los habría dado a Cristina, junto a la recomendación de derogar de manera urgente el DNU macrista que congeló parcialmente los precios y paralizó buena parte de las operaciones en el lugar.
El petrolero de 51 años tiene banca entre quienes a buscan candidatos para la nueva YPF. Entre ellos el líder del gremio petrolero y senador nacional neuquino Guillermo Pereyra, quien pidió que vuelva a la conducción de la empresa.
Seguramente alertado de que “no desea formar parte del próximo gobierno”, también destacó la tarea de uno de los vicepresidentes de aquella gestión-a quien, antes, había descalificado y hasta tildado de “nazi”-, Jesús Grande, actual gerente de San Antonio, la mayor perforadora de la Argentina, líder en procesos de optimización de pozos de petróleo y gas.
Hay equipo
Mientras unos y otros intentan su juego, quienes van a gobernar arman el rompecabezas con paciencia. Las contradicciones que las lupas informativas buscan día y noche, en realidad son diferencias de especialidades y perfiles de los componentes del numeroso equipo económico que armó Fernández y que apunta a encarar con especificidad cada una de las problemáticas que afronta el país que va a recibir dentro de un mes y medio. El área energética es una extensión de dicho enfoque.
El futuro mandatario manifiesta una y otra vez que aprendió del economista Roberto Lavagna -y aprovecha para endulzarle el oído a quien ya dijo que no aceptará convite ministerial alguno, además de haber demostrado en el debate televisivo que no está para trotes de semejante porte- que es necesario un ministro de Economía “fuerte, que pueda resolver y pueda decidir”.
El papel, hasta el momento, lo está jugando Matías Kulfas, quien organiza el complejo discurso económico y aclara cuestiones relacionadas con la energía.
Entre lo poco que trasciende del trabajo de los verdaderos equipos de gestión presidencial, una de las perlas fue su respuesta sobre el congelamiento de los precios de la energía. Sin elipsis se atrevió a manifestar que es necesario “pesificar” parte de los componentes de la tarifa, al mismo tiempo que otras de las variables deben “tener resguardo”. Esquivando el antagonismo de los sectores habló de “un equilibrio adecuado” entre el desarrollo de Vaca Muerta, que necesita determinados “incentivos” y las tarifas que van a pagar los hogares.
De ese modo aludió a la forma de encarar la “transición” que, en un tiempo que considera “no muy largo” y en base al aumento de la producción, dejaría lugar a la baja de tarifas que actualmente asfixian a las empresas y, sobre todo, destruyen la economía de las familias. Ese primer tramo incluye el fortalecimiento de la “tarifa social” y la creación de herramientas que mejoren la posición de los sectores medios ante el consumo.
Este conjunto de elementos, necesita de un andamiaje formal, al momento a cargo de Guillermo Nielsen, encargado de recolectar inquietudes empresariales y, sobre todo, de analizar los mecanismos impositivos que pongan a Vaca Muerta y las demás formaciones no convencionales a escala tributaria y regulatoria con las gigantescas formaciones estadounidenses de Marcellus, Utica y Permian.
Ese “régimen tributario especial” apunta a la meta de aquellos 40.000 millones de dólares anuales para 2023 de la que también habla Gallucio y de la que no todos los especialistas están convencidos, por considerar que el volumen de exportación sería “exagerado”.
En la misma línea de pensamiento se instala Sergio Lanziani, el ingeniero nuclear que es ministro de Energía de la provincia de Misiones y, por afinidad, aparece como candidato a la misma cartera en el ámbito nacional. Entusiasmado con las posibilidades futuras, es otro de quienes afirman que "el potencial exportador de Vaca Muerta podría igualar al complejo agroexportador".
Sin embargo, advierte que "no se puede desarrollar esta faceta sin resolver la cuestión nacional" y remarca que "para salir de la crisis hay que iniciar un ciclo de crecimiento económico que no puede darse con tarifas en dólares, mientras que los usuarios ganan en pesos".
Apunta a la elaboración de un plan energético que surja, al igual que el productivo de “un gran acuerdo nacional entre todos los sectores de la energía”, con inclusión de trabajadores, empresas, usuarios y Estado, "un proyecto a 20 años consensuado y respetado por todos".
Junto a la preocupación por la generación de las divisas que necesita un país industrialmente paralizado y endeudado por la alianza neoliberal Cambiemos hasta el riesgoso 100% de su Producto Bruto Interno, los técnicos y profesionales de Todxs también apuntan a laampliación del consumo interno y el abaratamiento de las tarifas.
En ese sentido, director del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec), Federico Bernal, mencionado como potencial funcionario de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, según reza la propia página de su organización, se muestra como uno de los más sólidos defensores de la prioridad que Vaca Muerta debería darle al mercado interno.
Señala que si la producción se enfoca en las exportaciones, “el precio local queda igualado al internacional y resulta impagable”, motivo por el cual es necesario combinar la demanda interna con la regional y la externa, a través de su industrialización, tomando el modelo estadounidense que logró “una revolución” en los sectores de la petroquímica y la química.
Un tesoro flexibilizado
El mapa no termina en esos límites, existen otras fronteras cuyos pasos habrá que analizar con cuidado.
La extracción no convencional en Argentina tuvo un tibio arranque en 2010 en el yacimiento Loma Campana, también comprendido por la inmensa Vaca Muerta. Sin embargo, el salto de la explotación se dio recién a partir de 2012, con la renacionalización de YPF decidida por el gobierno de Cristina Kirchner.
La “iniciativa privada” no apostó al salto, sujeta a su concepción de inversión mínima con retorno rápido y, es sabido, la fase de cateo, exploración y experimentación, es la que implica máxima inversión sin ganancias, que recién aparecen en los momentos de distribución, destilación o licuefacción y venta de los productos.
Por el contrario, la visión estratégica del Estado y el cumplimiento de sus deberes, permitió el desarrollo de nuevas tecnologías, abaratamiento del proceso extractivo y la consecuente expansión de la producción de crudo. A partir de ese momento sí, los tiburones internacionales del petróleo le pusieron el ojo a la “niña bonita” de la Patagonia argentina.
El trabajo de YPF posibilitó que el costo de perforación experimental de un pozo en Vaca Muerta se redujese de 40 millones a menos de 10 millones de dólares en la actualidad; en la etapa de explotación masiva cayó de 16,5 millones de dólares en 2014 a menos de 10 dos años después.
En simultáneo, en 2014 se tardaban 41 días para armar un pozo horizontal, en 2016 tres jornadas menos y en la actualidad, en base al trabajo de investigación e innovación de la sociedad del Estado, el tiempo de perforación se redujo a 25 días y medio.
No conformes con el “ahorro” que les permitió el compromiso de la gestión anterior, presionaron también por la “reducción del costo laboral”, a través de la flexibilización de los contratos de trabajo, para lo que contaron con el apoyo del poderoso secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa desde 1984, el mencionado Guillermo Pereyra, también senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino.
Los flujos y contraflujos laborales que generaron los cambios del precio del petróleo –aunque no del gas-, con las consecuentes contrataciones y despidos de trabajadores, influyeron en la brusca flexibilización del convenio colectivo del sector, a través de una “adenda” al acuerdo básico que, en realidad, genera un modelo contractual flexible, con derechos recortados y exigencias ampliadas.
El formato impuesto a los petroleros de Río Negro, Neuquén y La Pampa en 2017 es “a plazo determinado”, por lo tanto, en caso de suspensión o cancelación del mismo, la relación laboral se dará por terminada.
Las variaciones de las actividades de los operarios no son consideradas “cambios de categoría” y están obligados a aceptar todo tipo de rotación de sus tareas; las cuadrillas deben trabajar aun cuando falte algún integrante y se acepta la reducción de personal por incorporación de tecnologías.
Los turnos son de 12 horas sin cobro de las de descanso, ni pago de las “horas taxi"; las operaciones de montaje y desmontaje de equipos y acondicionamiento de cargas se podrán realizar de noche y los equipos que no requieren de enganchador no tienen limitaciones para operar con viento y los que necesitan sujeción tendrán que actuar hasta con vientos de 60 km/h (el doble de máxima con la que se trabajaba en la cuenca neuquina).
Para Pereyra, la imposición de estos cambios no constituye una “flexibilización” laboral. Para el presidente Mauricio Macri constituye un avance auspicioso hacia el modelo contractual que defienden las grandes corporaciones económicas y el propio Fondo Monetario Internacional.
Para los trabajadores implica pérdida de derechos, disminución de sus ingresos y, lo irrecuperable, la muerte de ocho operarios en 20 meses, solo en la cuenca neuquina, muy por encima del fatídicoíndice histórico de 100 decesos en 20 años, y del pico nacional de 2006 con 13 muertes en todo el país.
Ahí vienen los chinos
Aquel dirigente gigante muerto a los 83 añosen 1976 , alcanzó a ver a su país convertido en una potencia y con los cimientos instalados para constituir la superpotencia que es en la actualidad, a punto de ser la primera economía global.
La estrategia de despliegue de sus sucesores, orientada a multiplicar las relaciones comerciales y generar mayores oportunidades para incrementar sus importaciones desde los cinco continentes hacia un mercado interno ávido de consumos, sobre todo alimentarios, explican el interés chino en la construcción de una red de infraestructuras y comunicaciones que le sirvan de plataforma de cooperación económica.
Su gobierno facilita el desarrollo de esas obrasque, a su vez, servirán para la elaboración de productos que consumirán sus casi 1.400 millones de habitantes. A esa red llaman “La Nueva Ruta de la Seda”, la del Siglo XXI.
En la Argentina invirtieron en las represas santacruceñas Cepernic y Kirchner, destinadas a producir energía que consume tanto el agro como las industrias. Les interesa Vaca Muerta, porque ese gas y ese petróleo no convencionales también abastecerán a la producción local y la abaratarán; además de ser exportados.
Las versiones hablan de una propuesta de inversión china de 70.000 millones de dólares. Los multiplicadores de los rumores que anidan cerca de Donald Trump sostienen que Estados Unidos condicionaría el apoyo a la negociación de la deuda externa por parte del gobierno de los Fernández -ya comprometido- a que le cierren las puertas a Beijing. También reclaman un candado para el desembarco de Rusia.
Ambas potencias constituyen una carta en la manga de la administración venidera, tanto como inversores alternativos como en el papel de factores de presión ante quienes creen que Sudamérica vuelve a ser un patio trasero para sus negocios.
Aquel lector argentino de Mao llamado Perón tuvo una consideración para esa antigua concepción de Washington, la de que si los latinoamericanos no se unían, serían dominados. Pasó el año 2000 al que él aludió, pero el calendario de la Historia no conoce de límites formales; del mismo modo que, en base a la decisión de los pueblos, genera reflujos que reinstalan a los países y las regiones al frente de la defensa de sus intereses.
Una vez más, los hechos mostrarán cuál de todas las contradicciones será considerada como principal; ahora por un gobierno que todavía no nació y ya encara las herramientas con las que enfrentará semejante cantidad de factores, derechos e intereses.
Carlos A. Villalba. Periodista y Psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (http://estrategia.la/). Miembro de La Usina del Pensamiento Nacional y Popular (http://www.usinadelpensamientonacional.com.ar)
http://estrategia.la/2019/10/17/una-vaca-muy-viva-hidrocarburos-en-la-era-fernandez/
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