jueves, 31 de octubre de 2019

Una transición contra el pueblo



Alberto Fernández logró la victoria que todo el mundo daba por descontada, en un marco de enorme polarización.
Pero atravesó la etapa de crisis entre las Paso y las generales dando garantías a los mercados y llamando a no manifestarse ante golpes brutales a los trabajadores por parte de Macri.
Fernández sube al gobierno con la pretensión de mantener esta desmovilización. Cuenta con el apoyo de la burocracia sindical para montar un pacto social de congelamiento salarial.
En contraste con esto, Mauricio Macri acortó la distancia con una campaña de intensa movilización de su base social. En la noche misma de las Paso responsabilizó al voto opositor por la devaluación y el agravamiento de la desorganización económica, y acentuó todos los rasgos derechistas, represivos y anti-derechos de su campaña.
Indudablemente, la campaña derechista de Fernández hacia los mercados ayudó a la iniciativa de la propia derecha.
Con la excusa de la “superación de la grieta”, ganador y perdedor han acordado un comité conjunto para manejar la transición.
El “equilibrio de fuerzas” será utilizado por el gobierno entrante para justicar un nuevo ajuste y ataque que se avecina.
Detrás de la aparente “armonía”, sin embargo, se incuba una nueva etapa de crisis.
Las reservas se están licuando. El nuevo cepo al dólar no es un freno a la corrida hacia una nueva devaluación.
Se preparan nuevas tormentas, como se vio en la caída de la Bolsa.
Los “socios” en esta transición se disponen ahora a encaminar las negociaciones con la banca acreedora y el FMI.
Fernández va a recurrir al viejo discurso de la necesidad de hacer esfuerzos. Los Daer y demás burócratas sindicales se suman a una política que descargará la crisis sobre los trabajadores.
La UIA pegó el faltazo a la foto en Tucumán. Presionarán por su agenda de reforma laboral, impuestazos y reforma jubilatoria.
Chile, como antes Ecuador, muestra adónde llevan estos “esfuerzos”.
La campaña del Frente de Izquierda-Unidad ofreció un programa a los trabajadores, planteando la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda; el salario igual a la canasta familiar; la ocupación de cada fábrica que cierra o despida; el reparto de las horas de trabajo, y denunciando el pacto social.
La CGT y los sindicatos tienen que estar para defender a los trabajadores, no para atarlos al carro del ajuste y de las patronales.
La luna de miel con el nuevo gobierno será muy breve, o tal vez no exista.
Nosotros estaremos organizando a los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas. América Latina ha empezado a despertar, no seremos la excepción, y el Frente de Izquierda tiene que estar a la altura de las circunstancias como organizador de los trabajadores para luchar por su propio gobierno.

Prensa Obrera

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