viernes, 5 de julio de 2019
Grobocopatel, Fernández y la reforma laboral
El acuerdo Mercosur-Unión Europea redoblará los ataques a los trabajadores
No existe un interés común entre los trabajadores y la defensa de la negrera burguesía nacional
Las declaraciones del “rey de la soja”, como le llaman a Gustavo Grobocopatel, que celebró el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea y afirmó, en respuesta a quienes recibieron la noticia con resquemores, que “hay que permitir que haya sectores (productivos) que desaparezcan”, tuvieron una ruidosa repercusión.
Grobocopatel, uno de los principales exportadores de soja y maíz del país, puso así el dedo en la llaga. Es que, de llegar a implementarse realmente el tratado de libre comercio con la Unión Europea, un amplio sector de la burguesía argentina y sudamericana vería peligrar sus negocios, sometida a una competencia desigual contra pulpos imperialistas.
Alberto Fernández, entre otros, le salió al cruce para hacer demagogia como el defensor de la industria y la producción nacional, buscando cosechar apoyo entre los sectores capitalistas que se verían afectados por este acuerdo.
No obstante estas divisiones, tanto quienes celebran el avance hacia un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea como quienes plantean “revisarlo” (en palabras de Alberto), enfatizan en la necesidad de una Argentina “más competitiva”. No hay que ser muy perspicaz para advertir a qué se refieren, pero para echar luz están los dichos del ministro de Producción, Dante Sica, quien destacó que “esto va a obligar a que todos los actores políticos, sindicales, económicos, tengamos que empezar a dialogar programas de reformas aceleradas que permitan tener esa competitividad para acceder a esos mercados” (El Cronista, 2/7). Bajo la presión de la competencia de los pulpos europeos, la burguesía reforzará la extorsión al movimiento obrero a que acepte la reforma laboral flexibilizadora.
De la mano de la flexibilización laboral, los capitalistas nativos reclaman, por supuesto, una reforma tributaria para barrer las contribuciones patronales y eximir de impuestos a las empresas, además de una nueva reforma jubilatoria que profundice la que fuera votada ante un inmenso repudio obrero y popular en diciembre de 2017. Pero quizá más importante aún sea el consenso que se va generando -ante el reconocimiento de las notorias desventajas comparativas de los capitalistas sudamericanos- en torno de la necesidad de proceder a una nueva devaluación.
Por todo esto, el movimiento obrero debe levantar la guardia. No existe un interés común entre los trabajadores y la defensa de la negrera burguesía nacional, como nos quieren vender los Fernández y la burocracia sindical.
La campaña del FIT-Unidad tiene el objetivo fundamental de esclarecer esto y ganar a la vanguardia obrera a un campo de independencia de clase. Que la crisis la paguen los capitalistas.
Iván Hirsch
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