Las primeras definiciones económicas de Alberto Fernandez y su equipo
La novedad del fin de semana, el lanzamiento de la candidatura de Alberto Fernandez a presidente, ha llevado a muchos analistas y periodistas a indagar acerca de quienes compondrían un eventual gabinete económico en caso de consagrarse la formula Fernández-Fernández. Los primeros nombres en danza y las primeras definiciones en materia económica pintan de cuerpo entero qué clase de política económica y no en favor de qué clase (algo que nunca estuvo en duda) tienen en agenda estos patriotas del grupo Callao.
Quienes pronosticaron que el lunes el dólar pegaría un salto, la bolsa caería y el riesgo país tocaría un nuevo record subestimaron el verdadero sentido de la nueva candidatura, justamente, contentar al capital. Ocurre que los Nielsen, Kulfas o Todesca Botto propios del riñón de Alberto Fernández, así como los Costa o Álvarez Agís de cepa más Cristinista han resuelto como primera prioridad tranquilizar a los mercados. Tanto unos como otros salieron a profundizar la imagen que venían cultivando en el último tiempo: racionales y moderados, pagadores seriales que revieron los errores del pasado como el cepo o déficit fiscal.
Una renegociación a pedido del capital
La decena de entrevistas que brindó el nuevo pre candidato incluyen necesariamente una referencia a la usuraria deuda externa que, nuevamente, coloca al país a las puertas del default. Fernández se muestra como hombre de estado y aclara una y otra vez que hay que “honrar” las deudas, que las obligaciones están para cumplirlas y que siempre han pagado los compromisos que contrajeron otros, toda una confesión de partes sobre el papel parasitario que han jugado los sucesivos gobiernos kirchneristas en este terreno.
Fernandez no critica “la vuelta al mundo” bajo el gobierno de Macri que significó el endeudamiento más cuantioso de todo el globo, sino que se limita a diferenciarse por que la deuda se haya contraído con el FMI y no con privados, aduciendo que las deudas con el organismo “están protegidas”. En una claro guiño al sometimiento del fondo afirma que “podemos buscar mecanismos de espera, no de quita, pero al menos de espera…El escenario más factible es renegociar la deuda con los tenedores de deuda privada, no con el FMI” (Ámbito 20/05)
La situación de la deuda es insostenible y en el corto plazo. El gobierno que asuma en diciembre se encontrará con que solo en 2020 entre capital e intereses hay vencimientos por u$d 60.000 con acreedores privados. Un gobierno a favor del capital (independientemente de si prioriza su sector financiero u otro) tendrá como objetivo principal devolver la rentabilidad deseada por la burguesía, el objetivo estratégico que se le había puesto al gobierno macrista y cuyo incumplimiento explica una parte importante del descontento del empresariado con él.
A sabiendas de este panorama, la economista Cecilia Todesca Bocco adelantó en C5N la propuesta que harían en caso de ganar. Bajo el eufemismo de atar la deuda al crecimiento quieren repetir el modelo del cupón PBI, una estafa surgida del canje de 2005 donde a partir de una quita de la deuda los capitalistas cobraban un interés extra si el producto nacional superaba un determinado porcentaje. Finalmente esa quita resultó no ser tal, y los buitres recibieron mucho más que el 100% del bono.
Contrato ciudado
La idea reaccionaria de emular el pacto social de Gelbard esbozada por CFK en la presentación de su libro no fue desmentida por Alberto Fernandez y su equipo. Al contrario, el ex jefe de gabinete detalló en qué consistiría ese contrato en su ideal: “un acuerdo entre sindicatos y empresarios para tratar de ordenar salarios y precios son cosas que se pueden acordar por poco tiempo para salir de un mal momento” (Página 19/05).
No hace falta gran sapiencia para deducir que un posible gobierno peronista se escudaría en la bancarrota general que deja el macrismo para imponer, de la mano de la burocracia sindical, un congelamiento salarial. La herencia recibida vuelve a ser la excusa de un gobierno ajustador para atacar a los trabajadores y nuestras reivindicaciones.
Mientras los precios en Argentina siguen subiendo por ascensor se pretende soslayadamente la no actualización salarial (es decir una mayor caída del poder adquisitivo de los trabajadores) al mismo tiempo que se está trabajando en un esquema de beneficios para “animar a sectores a invertir”. Una política abiertamente derechista y patronal.
Que la crisis la paguen los capitalistas
La crisis del régimen político ha abierto, al mismo tiempo, una veta de desarrollo para la izquierda. Sucede que en su desesperación por calmar a los fondos de inversión y por ende al dólar, Macri planteó sus 10 puntos programáticos y la formula de los Fernandez con el objetivo de mostrarse más domesticados que nunca ha tenido que salir a exponer su programa.
El Partido Obrero y el FIT hemos elaborado también el nuestro que están resumidos en los 10 puntos del pueblo trabajador donde se explica que el único desarrollo posible para el país está íntimamente asociado al no pago de la deuda externa, a la nacionalización de la banca y el comercio exterior, a la prohibición de despidos y suspensiones, entre otros puntos.
Sumate a la campaña. La lucha es ahora.
Guido Lapa
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