sábado, 11 de mayo de 2019
Juan Schiaretti: el amigo de Cavallo y Macri al que el kirchnerismo llama “aliado”
Los dirigentes kirchneristas cordobeses bajaron las listas en pos de la “unidad” con un representante de los empresarios y la Córdoba conservadora.
El pasado sábado 23 de marzo cuando el reloj marcaba las 22:03, el diputado Pablo Carro anunciaba por Twitter que el frente Córdoba Ciudadana no participaría de las elecciones del 12 de mayo. Faltaban dos horas para el cierre de presentación de las listas y muchos candidatos se enteraron de la decisión al momento de firmar en la Justicia Electoral. Es que, dos días antes, se había realizado el acto de lanzamiento de campaña con las agrupaciones que conformaban el Frente.
Una vez más, la dirigencia kirchnerista cordobesa estafó a su militancia y su electorado. Las explicaciones son diversas, pero en el fondo la orden -bajada vía telefónica por Máximo Kirchner y Oscar Parrilli, es decir, por Cristina Kirchner- fue garantizar el triunfo de Schiaretti en pos de la “unidad para sacar a Macri en octubre”.
Lo cierto es que no hay grandes diferencias entre el “Gringo” y el presidente. En la Casa Rosada no habrá mayores sobresaltos si, como pronostican las encuestas, éste triunfa. Vale la pena repasar el pasado y la actualidad de uno de los mejores aliados del macrismo para entender por qué nadie podría considerarlo un enemigo de la derecha.
Exilio y el inicio de una larga relación
La mayoría conoce a Schiaretti por ser quien se turnó, junto al fallecido De la Sota, en el gobierno de la segunda provincia más rica del país durante los últimos 20 años. Fue gobernador en los períodos 2007-2011 y 2015-2019. Este 12 de mayo irá por su tercer mandato, acompañado por Manuel Calvo, secretario de Comunicaciones y Conectividad.
Pero su historia empezó un poco más atrás en el tiempo. Luego de ocupar un cargo técnico en la Dirección de Comercio e Industria de Córdoba durante el gobierno de Obregón Cano, se exilió en Brasil tras el golpe del 76. Ya en Belo Horizonte, ingresa a la Fiat Automoveis S.A., donde llega al cargo de vicedirector administrativo.
En 2017, un testigo en los juicios de lesa humanidad recordó que Schiaretti pudo exiliarse gracias a las gestiones de Domingo Cavallo. El economista también sería nombrado por represores. Según Héctor Pedro Vergez, alias “Vargas”, entregaba listas de sindicalistas que “le molestaban”.
Más adelante, esos lazos entre Schiaretti y Cavallo, le permitirán al primero relacionarse con la Fundación Mediterránea (FM). Esa institución, creada en 1977 por iniciativa de 34 empresas cordobesas, se conformó como un verdadero think tank patronal en la época el genocidio. Entre los nombres destacados, allí figuraría también el de Fulvio Pagani, dueño de Arcor, una de las empresas más beneficiadas en el período 1976-1982.
De la mano de la Fundación Mediterránea y el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), del cual era director, Cavallo llegaría al gobierno de Menem en los 90. Eso abriría otra puerta para el Gringo. El destino político de este último es indisoluble del primero.
El neoliberalismo los cría y el menemismo los amontona
Cuando Cavallo llegó al Ministerio de Economía nombró a su viejo amigo como subsecretario de Integración Latinoamericana y, luego, como secretario de Industria y Comercio. Schiaretti ocupé ese cargo durante el primer gobierno de Menem, uno de los períodos de mayor desindustrialización de la historia.
También con el respaldo de Cavallo, se enfrentará en las internas peronistas de 1993 a De la Sota, llegando a diputado nacional por Córdoba, puesto que dejará ese mismo año para ser interventor de Santiago del Estero, hasta 1995.
El interventor
La intervención federal a Santiago del Estero fue pergeñada por Cavallo, Eduardo Bauzá y Carlos Menem. Una de las misiones del cordobés era encarcelar a casi todo el gabinete saliente y echarle la culpa de la crisis provincial al corrupto sistema político santiagueño.
Los santiagueños no tienen buenos recuerdos de Schiaretti. Como interventor federal, firmó el decreto de transferencia de la Caja de Jubilaciones de la provincia a la Nación, en 1994. Antes había enviado a la Legislatura proyectos de ley para reducir los haberes de trabajadores estatales y los jubilados.
Posteriormente, en junio de 1998, la Justicia provincial le abrirá una causa por una cuenta de U$S 3 millones en Suiza. También quedará como “souvenir” de su época intervencionista una causa por sobresueldos, en la que por supuesto nunca fue llamado a declarar.
Un gringo gobernador, un gringo ajustador
En 1998, Schiaretti apoyó al “Gallego”, quien ganó la gobernación por primera vez con la coalición Unión por Córdoba (UPC). El Gringo quedó a cargo del Ministro de Producción. A partir de entonces, de manera intermitente, sería parte de ese gobierno.
En 2003 acompañará la fórmula provincial de UPC como vicegobernador. Será recién cuatro años más tarde, cuando asuma la titularidad del Poder Ejecutivo provincial.
Su llegada a la gobernación tendrá lugar en medio de un escándalo electoral mayúsculo. El candidato oficialista se impondrá por apenas un ínfimo 1,1 % al Frente Cívico y Social de Luis Juez. Pero habrá denuncias de fraude, ya que el escrutinio comenzó cuando aún se votaba y demoró 16 horas. Durante la madrugada, una extraña pausa en el conteo ubicará sorpresivamente arriba al peronismo. El descontento fue inmediato. Miles de cordobeses se sintieron estafados ante la negativa de la Justicia electoral de contar voto por voto.
Tal como hiciera en Santiago del Estero, una de las primeras grandes medidas de Schiaretti será el ajuste a las jubilaciones, a través de la Ley de Emergencia Económica, que recortaba en alrededor de un 27 % los haberes previsionales de quienes cobraban por la caja provincial.
En diciembre de 2015, apenas iniciado su segundo mandato, repetirá la jugada y volverá a ajustar los haberes de los jubilados provinciales, terminando con la conquista del 82 % móvil.
Durante todas sus gestiones, Schiaretti gobernó sobre los pilares de una burocracia sindical adicta, favoreciendo a los sectores patronales ligados al campo, las multinacionales automotrices y la obra pública. Mientras, hacía de la precarización laboral juvenil una política de Estado con el Plan Primer Paso y aumentaba la cantidad de planes sociales de miseria a medida que el ajuste crecía.
Los resultados están a la vista: la pobreza supera el 30 % (y casi el 50 % entre los menores de 18 años), la desocupación es del 9,2 % y la precarización laboral en la juventud llegaba al 61 % a fines del 2017. Cíclicamente, las terminales automotrices, que reciben subsidios y beneficios impositivos del gobierno, suspenden y despiden de a miles, paralizando también a las autopartistas, como ocurre ahora.
Mi amigo Mauricio
Schiaretti se ha mostrado como uno de los gobernadores más alineados con el gobierno nacional y las políticas de ajuste. Más de una vez llamó “amigo” a Macri.
La relación tiene larga data: cuando el “Gringo” trabajaba en Fiat, el Grupo Macri estaba al frente de SEVEL, compañía que representaba a la automotriz italiana y a Peugeot en la región. Más adelante, cuando el cordobés estuvo al frente de la secretaría de Industria y Comercio de la Nación, tuvo mucho contacto con Franco Macri. No se trata de la única relación aceitada que mantiene Schiaretti con la Rosada: conoce a Rogelio Frigerio desde los noventa, cuando el ministro del Interior asesoraba a De la Sota.
Si bien empezó a criticar algunas medidas desde el 2017, el gobernador forma parte de quienes acompañaron todas las leyes de ajuste que necesitó Macri, desde el Pacto Fiscal hasta el saqueo a los jubilados en diciembre del 2017, pasando por el acuerdo con los fondos buitre.
No solo eso. En medio de la marea verde que llenó las calles del país por el derecho al aborto, la diputada Alejandra Vigo -esposa de Schiaretti- fue coautora de un nefasto proyecto para implementar una “Asignación Universal por Violación”. A eso hay que sumar que se abstuvo en la votación del proyecto de IVE, mientras el resto de la bancada peronista cordobesa votó en contra.
En la provincia, Schiaretti ha dado sobradas muestras de una política anti-obrera. En 2018 atacó ferozmente a los trabajadores de EPEC, intentando tirar abajo el Convenio Colectivo de Trabajo conquistado en 1975, en tiempos de represión paraestatal.
Schiaretti ha firmado además numerosos acuerdos con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para habilitar el accionar conjunto entre fuerzas represivas provinciales y nacionales. Esto redundó en el aumento de la presencia represiva en localidades del interior y barrios de la Capital, marcados como de “alta conflictividad social”.
Entre Lavagna y Massa
Tras la muerte de De la Sota, Schiaretti quedó como el único conductor del peronismo provincial. Rápidamente pasó a la ofensiva, aglutinando a los sectores que quedaron huérfanos y sumando a ex dirigentes kirchneristas como Eduardo Accastello. A los delasotistas más destacados los ubicó en lugares importantes de las listas para las elecciones del 12 de mayo, al mismo tiempo que aggiornó a Unión por Córdoba con una alianza con el PS y el GEN.
A escala nacional, se mostró más activo en la construcción de Alternativa Federal junto a Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey. Su intención es quedar como el gran elector de dicho espacio. En el mismo sentido, hace pocos días se reunió con Roberto Lavagna, con quien el peronismo federal intenta construir una “tercera vía” entre kirchnerismo y macrismo.
Parte de la dirigencia kirchnerista había empezado a construir lazos con De la Sota, basados en las críticas del ex gobernador al gobierno de Macri. Sin el “Gallego” en la escena, las negociaciones con el peronismo local parecieron cortarse y Pablo Carro lanzó su candidatura. Al mismo tiempo, sectores como La Cámpora hacían la suya y apoyaban al legislador delasotista Daniel Passerini en su candidatura a viceintendente.
Y aquí volvemos al principio. Los dirigentes nacionales y algunos referentes locales del kirchnerismo salieron a celebrar la decisión de Carro como un “enorme gesto de grandeza y unidad de Cristina Fernández” para “abrir las puertas de su espacio”. Sin embargo, para muchos militantes y simpatizantes del kirchnerismo, lo que hubo fue una enorme decepción. Porqué saben que es completamente falso que se pueda construir un “Frente Patriótico” contra Macri de la mano de Schiaretti. El actual gobernador es un fiel representante de los grandes empresarios y de la Córdoba conservadora.
En este contexto, para quienes simpatizan con las ideas progresistas, la única opción electoral en Córdoba es el Frente de Izquierda. Se trata de la única fuerza política que en todos estos años ha demostrado coherencia. Tal como señala uno de sus eslóganes de campaña, han estado siempre del mismo lado, del lado de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
LID
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