Estrategias para sobrevivir a la crisis
El intercambio de bienes sin dinero de por medio crece en los barrios obreros de la provincia de Buenos Aires, donde la inflación y el desempleo han puesto los productos de primera necesidad cada vez más lejos del bolsillo popular. Alimentos, ropa y hasta medicamentos son trocados en las redes sociales, en grupos con miles de participantes.
“Cambio x pañales… Reebok 42 voy hoy.. mc 14:00hs”, “Cambio leche con vencimiento en febrero del 2020 por detergente ala para mañana a las 14hs en el portón gris del Mc”, “Camperón para nena de 1 a 2 años. Talle 5 Nueva. Cambio por 1 kilo de queso punta del agua. Lunes 14hs Mac Lafe”. “Trueque sin dinero solo x alimentos laferrere MAC Y OESTE, Catán, Casanova”, empezó en febrero de 2016 como un grupo de Facebook entre amigas y vecinas de La Matanza, el partido más populoso de la provincia de Buenos Aires. Cuando aparecieron los primeros aumentos de precios y los despidos que trajo el gobierno de Mauricio Macri, idearon una forma de intercambiar productos sin recurrir al dinero. Hoy, ese espacio virtual tiene más de 41 mil participantes. Es uno de los más grandes del conurbano. En su mayor parte, son mujeres con trabajos precarizados, desocupadas o trabajadoras domésticas quienes empujan estas formas de economía de subsistencia en distintos rincones del territorio bonaerense. Expulsadas de los supermercados por el aumento de los precios, cambian lo que tienen para poder comer y mantener la higiene de sus casas: ofertan ropa o servicios para llevarse a sus casas fideos, arroz, productos de limpieza, galletitas, huevos, leche en polvo y pañales.
Un trabajo más
La actual crisis económica y social que vive Argentina rima con otras épocas: el trueque fue un símbolo del estallido institucional pos-2001. Desde hace tres años, se ven cada vez más trueques en los barrios del conurbano y en distintas provincias. La emergencia de las redes sociales transformó, en parte, la modalidad. El intercambio comienza en los grupos de Facebook o Whatsapp. Las personas pactan día y horario y se encuentran a trocar cara a cara. En el caso del grupo de Laferrere, el intercambio se hace frente a la estación de trenes que está cerca del McDonald’s. Van con su ropa, comida, muebles, electrodomésticos a la vereda del lugar y colocan improvisados carteles escritos a mano con sus nombres en Facebook, para que las reconozcan y así concretar el canje.
Todos los días hay trueque en el centro de Laferrere. En los lugares donde antes había venta ambulante, ahora se sientan mujeres a ofrecer lo que tienen para conseguir aquello que les falta. Los lunes, los miércoles y los viernes a las 14 horas son los momentos en que más cambios se hacen. Aprovechan que los chicos y las chicas están en las escuelas. Lo más extraño que vio trocar Maguy Gómez, la fundadora y una de las administradoras del grupo de Facebook, fue ventanas y puertas.
La historia de Maguy Gómez es parecida a la de muchas de las mujeres que participan de los trueques. Ella tiene 38 años y trabaja como empleada doméstica, uno de los trabajos con mayor nivel de empleo no registrado: tan sólo una de cada cuatro trabajadoras domésticas está registrada, aunque desde 2013 existe el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares. Tiene un hijo de 20 años que está empezando la carrera de medicina, y está embarazada. Sus ingresos son el sostén del hogar. En Argentina, nueve de cada diez hogares sostenidos por una sola persona son monoparentales, como el de Maguy. Para ella, el trueque es un trabajo más. Es la encargada de moderar las publicaciones y vigilar que se cumplan las reglas. Entre las pautas, además de estar prohibido vender, no se permite superar los cuatro productos de intercambio y quedan fuera del canje los medicamentos y las bebidas alcohólicas. “El trueque es una necesidad. No es un hobby. Lo que más desearía es que se cierre el grupo y no tengamos que recurrir a esto”, dijo a Brecha.
Precios fuera de control
Los datos económicos confirman la necesidad que ella señala. La inflación de 2018 cerró en 47,6 por ciento y es la más alta desde 1991. Desde que asumió el actual gobierno, el precio de alimentos básicos como la harina y el aceite se cuadruplicó y hasta quintuplicó. De acuerdo con un relevamiento reciente del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), el aceite de girasol en botella de 1,5 litros, que en noviembre de 2015 tenía un precio promedio de venta al público de 17,04 pesos argentinos, hoy puede adquirirse a 96,04 pesos. Esta diferencia representa una variación de 463,6 por ciento. El valor del papel higiénico en paquete de cuatro rollos pasó de costar en promedio 17 pesos a costar 75,33, con un aumento de 343,12 por ciento.
Según el relevamiento mensual de los 57 productos de la canasta básica de alimentos que hace el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana para medir el índice barrial de precios en 350 comercios del conurbano bonaerense, en marzo de este año los precios aumentaron 3,28 por ciento, mientras que desde marzo de 2018 subieron 65,77 por ciento. Es decir, en marzo de 2018, una familia de dos adultos y dos niños pequeños necesitaba 6.634,68 pesos para cubrir sus alimentos básicos durante 30 días. Doce meses después, requerían, para los mismos productos, 4.364,07 pesos más, lo que implicó un aumento anual de 65,77 por ciento. Además, al precio de los alimentos y los productos básicos hay que sumarle los tarifazos de la luz y el gas, que subieron 2.000 por ciento, y el aumento del precio del colectivo, que se sextuplicó, y de la nafta, que se triplicó.
La radiografía de la crisis que empuja a las mujeres del conurbano a los grupos de trueque para subsistir y garantizar las comidas de sus familias se completa con los datos de quienes quedaron fuera del empleo formal: el desempleo en Argentina se ubicó en 9 por ciento en el tercer trimestre de 2018, lo que implicó un aumento de 0,7 en la comparación con el mismo período de 2017, que marcó 8,3 por ciento. Para las mujeres, la tasa de desocupación no bajó de los dos dígitos el año pasado: 10,2 en la última medición. La falta de trabajo entre mujeres jóvenes menores de 30 años en el conurbano alcanzó 24,3 por ciento.
Para combatir la crisis económica en un año electoral, sobre una canasta total de 20 mil productos que releva el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el gobierno publicó, a fines de abril, un listado de 64 alimentos “esenciales” que mantendrá congelados los próximos seis meses. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo bonaerense hizo un relevamiento en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y encontró que en las góndolas falta 49 por ciento de los artículos. Ante este panorama expulsivo, el trueque se vuelve una malla de contención para poder conseguir alimentos y productos de limpieza.
Cambiar hasta medicamentos
“Ácido fólico 100 comprimidos por aceite chico Cañuelas”, “Cefalexina de 1 gramo, 12 comprimidos por galletitas de agua y dos jugos. Mañana a las dos en el Mac”, “Hierro para embarazadas, dos tabletas, por un kilo de yerba”, “Fluconazol 15 comprimidos por una docena de huevos, mañana en el Mac a las dos”, “Pido jabón de tocador por esto”, “Tengo paracetamol pastillas. Pido una gaseosa Manaos”, “Anticonceptivo para amamantar por un arroz de un kilo y dos jugos”. En el grupo de Whatsapp, alrededor de setenta mujeres del partido de La Matanza cambian medicamentos por comida. El chat Trueque Solo Medicamentos es un desprendimiento de “Trueque sin dinero solo x alimentos laferrere MAC Y OESTE, Catán, Casanova”, que no permite este tipo de intercambio. El canje de remedios empezó por Facebook, pero debieron cerrarlo. La ley de farmacia, 26.567, prohíbe comercializar medicamentos por fuera de las farmacias.
La inflación de los medicamentos entre mayo de 2015 y abril de 2019 alcanzó 297,7 por ciento, con medicamentos esenciales que se dispararon hasta 710 por ciento, según un informe del Cepa. Vero tiene 29 años y un hijo de 9. Su pareja, un albañil, hace seis meses no tiene empleo. “Mi situación, como la de muchas mamis, es que la pareja está sin trabajo”, explica. Ella participa del grupo de Whatsapp para intercambiar medicamentos, que empezó con un trueque de antitérmicos pediátricos a mediados del año pasado, cuando el invierno comenzó a devolver niños y niñas enfermos. El canje es amplio: desde aspirinas hasta pastillas para la presión. No se permiten los remedios para las convulsiones ni los tranquilizantes.
Los grupos de Facebook de trueque se multiplicaron a lo largo y ancho del conurbano en los últimos tres años. Basta con poner en la red social “canje por mercadería” para que aparezcan grupos de distintos partidos bonaerenses. Para las participantes, es mucho más que una red de distribución de recursos materiales: es un espacio de encuentro en tiempos de crisis. En Quilmes crearon el grupo Trueke Manos Unidas, que cobra 10 pesos de entrada. El intercambio se hace en el polideportivo vecinal de Solano. Cambio x Mercadería Todas Unidas de San Miguel y José C Paz comenzó con cinco personas y hoy aglutina a más de 40 mil mujeres. Cada grupo tiene sus propias reglas: algunos tienen administradoras, otros hacen sorteos, varios ponen límites a la cantidad de productos que se pueden intercambiar. Todos tienen en común una pauta, que es la estampa de la Argentina en crisis: no hay dinero de por medio.
María Florencia Alcaraz
Brecha
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