sábado, 25 de mayo de 2019
La fórmula Fernández-Fernández haciendo buena letra en Wall Street
La declinación de CFK a postularse como candidata presidencial y la designación de Alberto Fernández para que encabece la lista es en sí mismo, como ya lo hemos caracterizado, un intento por vencer la reticencia del gran capital a un eventual regreso del kirchnerismo al poder. Es indicativo, en ese sentido, el proseguir del operativo en marcha con el que la fórmula anunciada por la ex presidente busca recoger un apoyo entre el capital financiero internacional.
Si Kiciloff ya había dado garantías ante el FMI de la voluntad de pago de la deuda contraída por el acuerdo stand-by que suscribió Macri, reforzó ahora ese compromiso en una reciente reunión con altos ejecutivos de importantes fondos de inversión en Estados Unidos, organizada por el Citibank. Allí, acompañado por otros economistas de su palo, insistió en descartar la posibilidad de implementar un default, “y se mostraron mucho más moderados de lo que creían los fondos que iban a encontrar” (El Cronista, 24/5).
Este operativo seducción ante el capital imperialista parece ser una tarea prioritaria del ex ministro de Economía, quien dos semanas atrás había revelado en una conferencia en Washington que "cuando en 2015 nosotros intentábamos una negociación con los fondos buitres, representantes de nuestra oposición viajaban a prometerles pagos superiores, así complicaron cualquier posibilidad de acuerdo” (LPO, 11/5).
A aquella conferencia de Kiciloff asistió el empresario José Luis Manzano, del Grupo América, quien se encontraría trabajando ahora en el armado de una gira por Estados Unidos para que el flamante candidato Alberto Fernández tenga sus primeros contactos con fondos de inversión y sectores empresarios. Manzano y su socio Daniel Vila (que posó en primera fila en la presentación del libro de Cristina Kirchner en la Rural) ejemplifican al empresariado que se aleja del macrismo fracasado, veía con expectativa el armado de Argentina Federal, y ahora toma como propia la candidatura de Fernández.
Estos gestos para mostrar una impronta “promercados” de la fórmula Alberto-Cristina son más que un simple guiño: son la hoja de ruta que se trazan como recambio patronal al gobierno en ruinas de Mauricio Macri. Es lo que confirmó Guillermo Nielsen, vocero económico del ahora candidato presidencial, en una entrevista a Ámbito (23/5) donde aseguró que en Argentina “hay FMI para 8 años más”. Si ello fuera poco, criticó al macrismo por no haber disminuido el gasto público en la medida que el capital reclamaba, es decir que adelantó una política de ajuste frontal en caso de triunfar en las elecciones.
Este intento por seducir al capital financiero internacional –objetivo primordial de la renuncia de CFK a su candidatura presidencial- muestra el contenido de fondo de un armado que poco tiene de “nacional y popular”. Sólo el Partido Obrero y el Frente de Izquierda defienden un programa de defensa de los intereses nacionales y de las mayorías populares contra los planes del FMI y el gran capital, sobre la base del repudio a la deuda externa usuraria.
Iván Hirsch
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