miércoles, 13 de junio de 2018

Carta abierta a los partidos del FIT

A los compañeros del PTS e Izquierda Socialista
A todos los simpatizantes y adherentes al Frente de Izquierda

Compañeros:

La marcha de la crisis nacional, y sus consecuencias sobre el conjunto de los trabajadores y el pueblo oprimido, coloca al Frente de Izquierda y a sus partidos ante una gran responsabilidad política.
La corrida cambiaria de los últimos meses, la megadevaluación de la moneda y el pedido de un rescate al FMI son expresiones muy claras del derrumbe económico y político de la gestión macrista. Después de haber endeudado al país en más de 100.000 millones de dólares; de haber premiado a las privatizadas con tarifazos masivos, y haber sometido a la clase obrera a despidos y reducciones de salarios, el gobierno “Cambiemos” ha dejado al país a las puertas de una nueva cesación de pagos. Para salvar los compromisos con los usureros internacionales, el FMI exigirá ir hasta el final en una escalada contra los trabajadores y jubilados. El primer paso de esta ofensiva es la propia devaluación, que fue exigida por el Fondo y que aún no ha concluido. La inflación resultante, y que podría superar al 30% este año, es un golpe feroz a salarios y jubilaciones. Pero además, el gobierno ha relanzado la reforma laboral, junto a la pretensión de llevar a los 70 años la edad obligatoria para jubilarse.
Pero el rescate del FMI está lejos de resolver las contradicciones de fondo de la administración macrista. Por un lado, la crisis argentina forma parte de un nuevo salto en la bancarrota capitalista internacional, cuyo epicentro está en los Estados Unidos. En definitiva, la suba de las tasas de interés en ese país expresa la necesidad de financiar un déficit fiscal y comercial crecientes, en este caso, absorbiendo los capitales que habían ido a especular a los países emergentes. Ello se combina con una acentuación de la guerra comercial entre los principales bloques capitalistas, lo que limita las posibilidades de la burguesía argentina de compensar el derrumbe del mercado interior –golpeado por el ajuste y la recesión agravados- con una salida al mercado mundial. Estas contradicciones, a su turno, son una fuente de choques al interior de los explotadores argentinos, e incluso del propio gobierno.
No caben dudas que, en su crisis, el macrismo acentuará sus ataques a los trabajadores. Pero el gobierno y el régimen que lleva adelante esa ofensiva están golpeados y crecientemente divididos, a partir del fracaso de su propia política. El pacto con el FMI plantea un ataque a las masas de enormes dimensiones, que creará las condiciones para una reacción de conjunto. El 14 y 18 de diciembre sigue presente como una amenaza latente de rebelión popular. Es lo que sucede en Nicaragua y Jordania, dos países que -como Argentina- tienen en marcha planes de ajuste tutelados por el Fondo Monetario.
La actitud de la oposición pejotista-kirchnerista debe entenderse a la luz de esta situación. Por un lado, son colaboradores activos del ajuste, como lo prueban las votaciones en el Congreso a las leyes macristas. Ahora mismo han pactado con el gobierno que el acuerdo con el FMI no pase por el Parlamento, para facilitar su aplicación. Pero por otra parte, buscan disimular estos pactos de cara a los trabajadores, a sabiendas del descrédito en el que ha caído el gobierno macrista. Como parte de sus maniobras, incluso, realizan acciones callejeras encuadradas por sus aparatos, para congraciarse con las masas populares hartas del ajuste. Las variantes centroizquierdistas que han cobrado nuevos bríos aspiran a integrar este bloque pejotista-kirchnerista, destacándose su dependencia del Clero. La función política de este bloque es actuar como contención de las tendencias latentes a la rebelión popular, y llegado el caso, operar como relevo político dentro del campo de la política patronal.
De cara este escenario político, es necesario que el Frente de Izquierda emerja como alternativa política para el conjunto de los trabajadores y del pueblo explotado. Ante el gobierno que pacta con el FMI y la complicidad de la oposición, el FIT debe ponerse a la cabeza de las luchas por derrotar la ofensiva capitalista contra los trabajadores. A quienes plantan la espera de las elecciones del 2019 para procesar un relevo ordenado de macrismo, debemos oponerle la lucha de clases contra los capitalistas y su gobierno. Ello exige que pongamos manos a la obra en una campaña de agitación política sistemática, a la escala de todo el país, impugnando la salida de los capitalistas, sus partidos y gobiernos a esta nueva bancarrota nacional, y ofreciendo una salida de los trabajadores. Los pilares de esa salida son claros: en primer lugar, la defensa incondicional de todas las reivindicaciones amenazadas: reapertura de las paritarias, indexación mensual del salario, aumento de emergencia de salarios y jubilaciones, ningún despido, ocupación de fábricas que cierren o despidan. A la escalada inflacionaria, que el gobierno –emulando al kirchnerismo- pretende disimular con estériles “controles” pactados con los propios monopolios alimenticios, debemos oponerle la apertura de los libros y el control obrero de la gran industria y los pulpos comerciales. Lo mismo vale para los tarifazos, cuyo reclamo de anulación debe ser acompañado por el de la nacionalización bajo control obrero de la industria energética y el transporte. Al saqueo nacional y la fuga de capitales, para cumplir con el tributo colonial a los usureros internacionales, debemos oponerle el repudio de la deuda usuraria, la nacionalización de la banca y del comercio exterior, y un plan económico de los trabajadores. El fracaso de la gestión macrista, como nueva expresión de la incapacidad de la burguesía para sacar al país del atraso, el sometimiento al capital financiero y a sus gendarmes políticos, plantea la necesidad de que le opongamos la lucha por un gobierno de trabajadores.

Agrupar al clasismo para poner en pie a las organizaciones obreras

Pero el escenario de la confrontación entre el gobierno fondomonetarista y sus aliados, de un lado, y los trabajadores del otro, tendrá lugar al interior de las grandes organizaciones obreras –los sindicatos. El Frente de Izquierda tiene la responsabilidad insoslayable de establecer una acción común para poner en pie a los sindicatos frente a la ofensiva capitalista, lo que, naturalmente, implica una lucha tenaz contra una burocracia que ha acompañado todas las agresiones de estos dos años de macrismo. Ello vale, particularmente, para la llamada burocracia opositora del moyanismo o vinculada al kirchnerismo, que ha enfrentado los despidos o las paritarias a la baja con paros aislados y sin perspectiva. La burocracia sindical actúa como rueda de los opositores capitalistas, y de su planteo de “esperar al 2019” para superar electoralmente al macrismo. No sólo es una excusa para no luchar hoy: es también un camino para pavimentar… la continuidad de Macri, cuya principal carta, ante los capitalistas, es la capacidad que exhiba para mantener a raya a los trabajadores.
Una campaña política para abrirle a la crisis nacional una salida de los trabajadores no puede discurrir solamente en la confrontación propagandística de planteos políticos antagónicos. El FIT debe contribuir enérgicamente a organizar y orientar la reacción obrera ante el ajuste, para que la clase obrera, por medio de su experiencia y de su lucha, emerja como protagonista en la crisis nacional.
El primer paso para ello es reagrupar y organizar, en un polo definido, al clasismo y a los sindicatos y comisiones internas que buscan abrir un rumbo de lucha frente al cepo burocrático. Este reagrupamiento podría constituirse en todo un punto de referencia para los trabajadores más activos, en un escenario donde el acuerdo Macri –FMI acentuará las luchas y donde estas luchas agudizan la presente crisis de la burocracia sindical, que es evidente en todos los gremios y centrales obreras.
El plenario sindical del próximo 23 de junio, convocado por un conjunto de sindicatos clasistas a partir de una iniciativa del SUTNA, reafirmado en el plenario obrero en apoyo a la huelga docente neuquina y ya votado por numerosos sindicatos en asambleas y plenarios de delegados, es un enorme paso adelante en esta tarea. Todo el Frente de Izquierda, sus agrupamientos y posiciones sindicales, debe colocar sus fuerzas para que este Plenario alcance su mayor desarrollo, y plantee iniciativas de movilización y de lucha, en pos de un verdadero paro activo nacional y de un plan de lucha preparatorio de la huelga general hasta derrotar al plan de guerra contra las masas. La deliberación en un plenario de trabajadores es todo un método a seguir, en referencia a los sindicatos y, en última instancia, a la propia crisis nacional. Por eso, nuestro partido ha planteado la lucha por un Congreso de delegados mandatados por asambleas de los sindicatos y de todas las centrales obreras, para que un puñado de burócratas no decida por el conjunto de la clase obrera. Pero un Congreso de esta naturaleza es también el escenario para que los trabajadores debatan una salida propia frente a la crisis nacional –es en definitiva, el embrión de un poder político propio. La unión de la izquierda con la clase obrera, para luchar por una alternativa de poder, obliga a la izquierda a un frente común para poner en pie a los sindicatos y luchar por su recuperación de las manos de los agentes del capital. Una campaña política del Frente de Izquierda debe asumir esta tarea, que tiene hoy un hito insoslayable en el próximo plenario del 23.

Actos políticos y manifestaciones

La situación política será sacudida, en estos días, por una lucha extraordinaria del movimiento de la mujer y de todos los explotados -la lucha por el aborto legal. Una victoria en este plano, ni qué decirlo, constituiría un golpe a todos los partidos del régimen y a sus gobiernos, todos ellos socios del clero. Es necesario que comprometamos todos los esfuerzos para que sea aprobado en Diputados y en el Senado, lo cual exige de una intensa movilización en colegios, lugares de trabajo y barriadas. La tendencia en marcha a paros y ocupaciones de colegios, para la próxima jornada del 13J, demuestra la potencialidad de esta lucha, que debemos impulsar y organizar en todos lados. Antes de eso, la huelga general neuquina de la docencia, la ocupación de la boca mina del Turbio, como la huelga y ocupación del INTI, han mostrado un camino huelguístico y de lucha que tuvo innumerables expresiones también en Fanazul, el Senasa, el Posadas, Cresta Roja, Luz y Fuerza de Córdoba, etc.
A partir de estas premisas, pensamos que el Frente de Izquierda debe trazar toda una campaña de actos y agitaciones, denunciando al plan macrista, exponiendo la complicidad de la seudooposición patronal y presentando nuestra salida. Esta tarea debe enlazarse con una enérgica preparación del plenario Sindical, a través de reuniones, convocatorias regionales previas y todas las instancias dirigidas a potenciar la jornada del 23. En este rumbo, deberíamos considerar posteriormente la pertinencia de un acto central, como parte de una campaña política integral, que constituya un factor de atracción para la clase obrera, la juventud y el movimiento de la mujer que han salido a luchar. Esta es nuestra propuesta.

Partido Obrero, 12 de junio de 2018

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