domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Vigilar y castigar?



El Gobierno nacional, a través del Consejo Federal de Educación, lanzó los “lineamientos para la realización del censo nacional del personal de los establecimientos educativos (CENPE) 2014”.

Según la información que consta en la página web el censo tiene dos etapas: una primera que deberá realizar quien dirige o es responsable de cada establecimiento educativo; y una segunda en la que cada trabajadora o trabajador de la educación deberá hacer personalmente la carga de datos que se le requieran. En la provincia de Buenos Aires esta debería comenzar el próximo 10 de noviembre, pero la información en las escuelas brilla por su ausencia.
El censo está organizado por la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE) y según se informa es "un operativo nacional de producción de información sobre el personal docente y no docente que trabaja en los establecimientos educativos de gestión pública y privada de todos los niveles y modalidades educativas de todo el país. Tiene por objetivo caracterizar el perfil socio demográfico de las personas que trabajan en las escuelas y funciones que desempeñan. Además, conocer la formación adquirida, el desarrollo profesional y las características de las prácticas de la enseñanza en el contexto institucional”

El Indek educativo

Un censo de estas características en manos de quienes nos mienten desde hace años con las estadísticas oficiales respecto al costo de vida, a los índices de pobreza e indigencia y a lo que vale una canasta familiar no puede menos que estar planificado para mentirnos una vez más. Sin dudas sus resultados van a ser utilizados en beneficio de las políticas oficiales que desde hace años vienen destruyendo y desfinanciando la educación pública, con presupuestos que apenas alcanzan a cubrir los magros salarios de los trabajadores de la educación, una infraestructura mínima para escuelas que se inundan y se caen literalmente a pedazos y paupérrimos comedores escolares.
A su vez resulta cuestionable la forma de medición de datos que se propone. Los documentos que publica el ministerio dicen que sólo se censará a quienes se encuentren “en actividad”. Así quedarían afuera de “toda medición” los trabajadores que están enfermos o fuera de actividad por cualquier razón. ¿Cómo se medirá entonces el impacto de las pésimas condiciones laborales en miles de docentes que se enferman por tener tres cargos, por trabajar en aulas destruidas, con más de 30 estudiantes por curso o por el estrés que implica desempeñar una tarea polifuncional como es la docencia?
Recordemos que durante el conflicto de marzo en la Provincia de Buenos Aires la misma ministra de Educación de Scioli, Nora de Lucía, reconoció que un alto porcentaje de docentes se encuentran de licencia. En ese momento usó la estadística para cuestionar las legítimas medidas de los gremios. Hoy parece que ese alto número de docentes que no pueden ir a trabajar directamente no existen.
Pero eso, al parecer, al gobierno no le interesa. Porque el objetivo de este censo no es obtener indicadores que permitan mejorar la situación de quienes sostienen la educación. Todo lo contrario. No podemos menos que “sospechar” que están preparando un ataque más a la docencia, buscando nuevos argumentos para precarizar aún más la tarea educativa.
Otro elemento suspicaz es que el censo no será anónimo sino que habrá que consignar los datos personales de cada docente. Lejos de una estadística cuantitativa y cualitativa, el operativo huele más a un registro de personal, al estilo de oficina de Recursos Humanos de cualquier empresa, para tener más claro quiénes somos los que año a año denunciamos la destrucción de la educación pública y luchamos por nuestras demandas elementales.
Los resultados del censo en manos de un gobierno responsable del proyecto X con el cual se hizo espionaje a los luchadores y que hace rato le declaró la guerra a quienes sostenemos diariamente la escuela pública serán una herramienta privilegiada para vigilarnos y castigarnos.
No debemos ser ingenuos, entre la estigmatización que hizo la Presidente en marzo de 2012 cuando cuestionó nuestras “quejas” siendo un sector en el que “sólo se trabaja cuatro horas” y se dispone de “tres meses de vacaciones” y este censo nacional hay mucho más que meras coincidencias.

Rechacémoslo

Los gremios docentes ATEN de Neuquén, y AGMER de Entre Ríos ya han llamado a rechazar este censo planteando que su único objetivo es “obtener índices requeridos por los organismos internacionales” y degradar las condiciones laborales y el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes.
Tanto la CTERA como el SUTEBA por el momento guardan un silencio preocupante.
Quienes militamos en la Lista Marrón y en la Corriente Nacional 9 de Abril les exigimos a todas las dirigencias gremiales de la educación que rechacen este censo.
Y por el contrario, planteamos que para conocer a fondo nuestras necesidades y las de toda la comunidad educativa es necesario poner en marcha un verdadero censo educativo, totalmente financiado por el Estado pero controlado y gestionado por las y los docentes de todo el país. Sólo así vamos a poder mostrar fehacientemente la situación real de la educación en la Argentina y discutir las soluciones que necesitamos.

María Díaz Reck
Secretaria de Prensa - SUTEBA La Plata

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