sábado, 15 de noviembre de 2014
La crisis de la salud mata
La muerte en el Hospital Posadas de un paciente psiquiátrico y del joven camillero Emanuel García que intentó ayudarlo cuando iba a tirarse al vacío destapó la gravísima situación de la salud pública. La Izquierda Diario había anticipado un mes atrás una "radiografía del Hospital Posadas" donde abundan la falta de insumos y personal. Los trabajadores ya habían alertado que la infraestructura no era la adecuada para atender pacientes psiquiátricos. El Posadas es sólo un ejemplo del vaciamiento de la Salud que recorre todo el país.
Desde el día de ayer la bronca de cientos de trabajadores recorren los pasillos del Hospital Posadas. La muerte de Emanuel producto de intentar en vano salvarle la vida a un paciente psiquiátrico que se arrojó desde un 7º piso, hizo estallar el odio de sus compañeros al grito de “¡Al compañero Emanuel lo mato la desidia!”.
Hace años que los trabajadores vienen denunciando que la infraestructura del Posadas no está armada para la contención de pacientes psiquiátricos. Pero además, que tienen que cumplir múltiples funciones, sobre todo en el turno noche, por la falta de personal, de insumos, de medicación. Esa situación insostenible la viven cotidianamente, es la misma problemática que sufren todos los hospitales del conurbano bonaerense.
A pesar de todo esto, durante este año se pasearon por el hospital varios funcionarios del gobierno nacional. Para el relato oficial, el Posadas es un “hospital modelo”. Hasta Jorge Capitanich, Jefe de Gabinete, recorrió hace pocos días el hospital, para “supervisar las obras”. ¿Hablará de Emanuel en su próxima conferencia de prensa?
La muerte de Emanuel y el paciente, y la situación que denuncian sus compañeros, expresa la profunda crisis sanitaria que existe en el país y que día a día se manifiesta con más fuerza.
El día jueves en asamblea los trabajadores del Posadas votaron el paro indeterminado exigiendo la renuncia de los directivos del Hospital y que se cumplan las condiciones laborales necesarias junto con el pase a planta permanente de todos.
También en la Provincia de Buenos Aires, hace unas semanas la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) hizo lugar a una denuncia por torturas y muertes dudosas de 133 internos dentro de Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, de la ciudad de La Plata, entre los años 2012 y 2014. Ante ello, trabajadores nucleados en la CICOP, ATE y demás organizaciones vienen reclamando soluciones a través de paros y protestas.
Salud pública: ninguna década ganada
El gobierno nacional tuvo que salir a defender su “gestión” proclamando que los hospitales y las unidades sanitarias están lo suficientemente abastecidos de insumos, aparatología y personal. Pero son los trabajadores de la Salud y los pacientes los que viven día a día las condiciones paupérrimas de los hospitales. En forma intermitente faltan insumos básicos (reactivos de laboratorio, medicamentos, jeringas, agujas, camisolines, guantes, barbijos, guías de suero, etc.) que dificultan la atención y obligan a postergar cirugías frecuentemente. Hay serios problemas de infraestructura por falta de mantenimiento. No hay aparatología imprescindible por carencia, deterioro y falta de mantenimiento.
En la Provincia más rica del país, la cantidad de enfermeros es de alrededor de 14 mil. Sin embargo, teniendo en cuenta que muchos cumplen tareas en guardias y consultorios, la relación enfermero por cama es menor a 1, cuando lo ideal según la Organización Mundial de la Salud es entre 1 y 2 por cama de internación.
Entre 2002 y 2012, la cantidad de camas disponibles bajó, aunque la población aumento un 19%. Los trabajadores de la salud de distintos hospitales denuncian estar trabajando al máximo de las capacidades, teniendo que rechazar a diario pacientes para internación.
Además, la delegación en los gobiernos municipales de la responsabilidad sobre la mitad de las camas de internación hace que existan grandísimos contrastes entre los distintos municipios. En el partido de Malvinas Argentinas, hay 25 camas cada 10.000 habitantes, mientras que en La Matanza son 2,6 camas cada 10.000 habitantes.
Los trabajadores vienen denunciando que trabajan exigidos y sobrecargados debido al escaso personal, sobre todo de enfermería, sumado a salarios de hambre. Por ejemplo los residentes trabajan 80 horas semanales cubriendo tareas por falta de profesionales de planta, son mano de obra precarizada, que sostienen la atención en los hospitales y en las Unidades Sanitarias, tienen un salario por debajo de la canasta familiar, sin aportes jubilatorios, ni asignación por hijo. Los trabajadores de limpieza están precarizados bajo la figura de “beca”, sin derechos tales como aporte previsional y vacaciones y con la inseguridad permanente de su renovación. En la provincia más importante del país, Buenos Aires, los servicios de cocina y lavandería, entre otros, se encuentran privatizados.
En todo el país
Lo que ocurre en el Posadas y el conurbano bonaerense, también sucede en el resto del país. El 36.1 %1 de la población de nuestro país se atiende en hospitales y centros de salud públicos nacionales, provinciales y municipales. Son 14 millones de personas. El resto está cubierto por obras sociales y las empresas de salud privadas.
Hoy se destina el 10% el PBI al presupuesto de salud, pero el sistema de atención de salud sigue tan desregulado, estratificado y con déficits como en la década del 90. La medicina privada es un negocio tan grande como es la crisis sanitaria que afecta a millones de pacientes y decenas de miles de trabajadores. Mucho se habla de crecimiento “con inclusión”, pero esta inclusión –si es que hay alguna evidencia de ella– no se hace presente en la organización del sistema de salud.
Esta es la verdadera cara de la salud pública después de años de crecimiento histórico. No hubo “década ganada” para la salud pública, sino crecimiento de la medicina privada y las prepagas, y el sector público intencionalmente desabastecido y abandonado.
Son los trabajadores los que realizan a diario los enormes esfuerzos para administrar los escasos insumos y así garantizar la atención de los pacientes. Si el Hospital Público se mantiene en pie, es gracias al esfuerzo de sus trabajadores. Esta situación de precariedad afecta directamente a la salud misma de los trabajadores generando desgaste emocional y stress laboral.
Como dicen los trabajadores del Hospital Posadas, la desidia que mató a Emanuel y su paciente se tiene que terminar. Como reclaman los trabajadores de la salud que vienen denunciando esta crisis sanitaria, para contar con hospitales abastecidos de insumos, personal y aparatología es imprescindible una partida presupuestaria de emergencia, así como un aumento del presupuesto 2015 acorde a las necesidades de la Salud Pública.
Lucía Rot
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