martes, 29 de octubre de 2024

¿Dónde quedaron los más de 15 mil millones de dólares de superávit comercial?


Las reservas del Banco Central están en rojo.

 Los datos del Indec reflejan que, en los primeros nueve meses del año, el país tuvo superávit comercial positivo por U$S 15.075 millones. Sin embargo, las reservas del Banco Central continúan en rojo, demostrando que el problema de fondo de Argentina no es ni el déficit fiscal, como sostiene Milei, ni la “restricción externa”, como señala Cristina Kirchner, sino la incesante fuga de capitales al amparo de todos los gobiernos.
 El saldo comercial favorable se esfumó como resultado del saqueo capitalista. Por un lado, entre enero y septiembre, el pago de intereses de deuda externa insumió U$S 7.629 millones, según los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Finalmente, la convalidación de esta usura gobierno tras gobierno anula cualquier posibilidad de recomponer las reservas. Lo peor vendrá a partir del año que viene, donde los vencimientos son aún más abultados, dando paso al fantasma del default.
 Por otra parte, el gobierno, para convencer al agro de que liquide parte de su cosecha, le concedió el beneficio del dólar blend, gracias al cual el 20% de las exportaciones se van por el sumidero del Contado con Liquidación. De ese modo, el Banco Central se perdió de recaudar U$S 8.300 millones solo en el primer semestre del año, según la consultora C-P. Se espera que esa cifra llegue a U$S 16.700 cuando finalice el año. 
 Sumado a esto, el oficialismo acaba de sancionar un decreto que deroga el uso de valores de referencia para las ventas al exterior, dándole vía libre a los pulpos granarios para que subfacturen sus exportaciones y conserven las divisas. Recordemos que estas prácticas no están contabilizadas en el informe del Indec, por lo que el superávit comercial real es aún mayor. A diferencia del discurso gubernamental, el Estado está interviniendo en la economía más que nunca para perfeccionar los negocios de los grandes monopolios, en detrimento de la población trabajadora.
 A su vez, el BCRA, desde julio hasta la fecha, se desprendió de U$S 724 millones para contener los tipos de cambio financieros y achicar la brecha. Como vemos, Milei, al igual que el gobierno anterior, dilapida dólares de las reservas en financiar la corrida cambiaria. Esas operaciones junto con el dólar blend mantienen planchadas las cotizaciones paralelas, favoreciendo a los especuladores que vienen haciendo fortuna con la bicicleta financiera montada por Caputo. 
 Estos son algunos de los mecanismos de fuga que explican la bancarrota actual. En ese sentido, Milei continúa el legado de sus predecesores, teniendo en cuenta que, entre 2002 y 2023, los residentes locales acumularon activos en el exterior por U$S 371.704 millones -diez veces el nivel de reservas brutas del Banco Central-, tal como indica un informe elaborado por Cifra. 
 Así las cosas, del superávit obtenido este año a través del intercambio comercial al país no le quedó nada: las reservas netas se encuentran en U$S 5.278 millones negativo, “que se extiende hasta U$S 7.322 millones al sumar a la cuenta el pago de intereses de Bopreal en los próximos doce meses” (Infobae, 24/10). 
 La crisis de reservas pone en cuestión el cumplimiento de las metas delineadas por el FMI, la solvencia para hacer frente a los compromisos de deuda externa y la posibilidad de levantar el cepo que Milei le prometió al empresariado. Así como también, agudiza las tensiones cambiarias -cuyas consecuencias las pagamos los trabajadores- y bloquea cualquier perspectiva de desarrollo. 
 Es necesario abrir un nuevo rumbo en Argentina que ponga fin a la fuga de capitales bajo todas sus formas y disponga las riquezas del país al servicio del pueblo. Esa transformación será posible sometiendo al control obrero los resortes de la economía -como la banca y el comercio exterior-, rompiendo con el FMI y desconociendo la fraudulenta deuda externa. Medidas que solo un gobierno de trabajadores está dispuesto a llevar adelante. 

 Sofía Hart

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