miércoles, 2 de septiembre de 2020

El virus se propaga a las fábricas de todo el país

En las últimas semanas, sin que hayan mermado los casos positivos en las fábricas del AMBA, la novedad es que el virus está llegando a establecimientos de todo el país. En ciudades y provincias como Jujuy, Salta, Mar del Plata, Gualeguaychú, Río Negro, Río Grande, entre otras, que habían llegado a fases de casi total liberación de la cuarentena, afrontan ahora picos de casos en sus industrias esenciales.
Las empresas han amoldado directamente los protocolos para evitar cualquier tipo de afectación a la producción. Inclusive se ha generalizado a todas las industrias la desaparición del "cerco epidemiológico", es decir el aislamiento de los contactos estrechos de los casos positivos o sospechosos. Las empresas declaran que, al proveer de barbijos y alcohol en gel a los trabajadores, ya no habría contactos estrechos en las fábricas ni comercios - como se sabe popularmente, la medicina preventiva no puede convivir con la medicina laboral. Este mecanismo, que empezó como una avivada de las empresas más negreras, se ha generalizado a toda la gran industria. Según las empresas, los contagios positivos se darían por la irresponsabilidad de los obreros al incumplir las normas del Aislamiento Preventivo. Como explicamos en otro artículo, los capitalistas intentan instalar la idea de que la responsabilidad de la propagación del Covid no tendría que ver con la liberación de fábricas y comercios de parte del Gobierno, sino con los descuidos individuales de los trabajadores.
A tal punto chocan los intereses patronales con el protocolo preventivo principal -el cerco epidemiológico- que la empresa Mondelez labró un apercibimiento a un trabajador por salir de licencia dos veces como contacto estrecho de casos positivos, que en la planta de Pacheco superan los 150. La empresa argumenta que, si es dos veces contacto estrecho, es porque el trabajador estaría violando adrede los resguardos preventivos. Los trabajadores esenciales pasaron de ser héroes a "delincuentes potenciales en busca de licencias", apenas los contagios empezaron a afectar la producción.
Las declaraciones de Alberto Fernández, respecto a que los contagios no se dan en las fábricas esenciales ni en los comercios habilitados, son parte del mismo operativo. El gobierno ha habilitado al reinicio de todas las actividades industriales y casi todas las comerciales. La cuarentena se encuentra en hilachas; y sólo rige para la vida familiar y social de los trabajadores. Las declaraciones de Fernández también van también en otro sentido: aunque actualmente las ART se hacen cargo de la atención de los contagiados, no está resuelto que paguen las consecuencias económicas y la posible andanada de juicios. Si el virus no es contraído en el ámbito laboral, como dicen las empresas y el Gobierno, las ART no tendrían por qué pagar.
La burocracia sindical defiende, desde su ángulo, el mismo discurso que las patronales. "Cuidémonos entre todos, no seamos irresponsables", es su latiguillo, mientras los trabajadores son expuestos al contagio por los capitalistas, en el pico de contagios y el colapso del sistema sanitario. Ante la muerte de un trabajador de Balcarce, en San Martín, la conducción del STIA Buenos Aires reunió a los trabajadores y les propuso ser más prudentes con los cuidados y continuar la producción. La responsabilidad del contagio es, para la burocracia, de los trabajadores.
Mientras las empresas ajustan las clavijas de los protocolos para que directamente no afecten la producción, los contagios avanzan en todo el país. Está colapsada, por ejemplo, la pesca marplatense, con casos en las fábricas de procesamiento y en varias embarcaciones (Solimeno, Ardapez, Copeca). Lo de las industrias jujeñas es criminal, principalmente en la azucarera-papelera Ledesma de los Blaquier, con nueve fallecidos y cientos de contagiados. El virus ya bajó a Salta, con un obrero fallecido la Seabord-El Tabacal y con una incierta cantidad de casos, encubiertos por la patronal. El polo industrial de Río Grande también debió retrotraer las cosas a fase cero, a partir de brotes de casos en todas las fábricas. En Gualeguaychú, el virus llegó al Parque Industrial y la ausencia de respuestas preventivas amenaza con propagarlo.
La situación en el AMBA no ha mejorado; los casos en los comercios y fábricas habilitadas se multiplican. Los trabajadores de Coto denuncian 550 casos y dos muertos. Fesprosa denuncia más de 20.000 trabajadores de la Salud infectados y unos 60 muertos. A los casos conocidos como Mondelez Pacheco y Felfort, se le suman las cifras enormes en Volkswagen, Toyota, la Salteña, al igual que los laboratorios. Las cifras oficiales no informan los casos en las fábricas, como parte del operativo para deslindar de responsabilidades a los capitalistas, y al gobierno que autorizó el retorno a la producción.
Estamos ante un choque de intereses entre la salud de los trabajadores y las ganancias de los capitalistas. Es necesaria una enorme deliberación en los sindicatos y en los establecimientos para ponerle freno a esta andanada criminal de las patronales. Por protocolos bajo control obrero en todas las fábricas, con hisopados preventivos masivos y cercos epidemiológicos preventivos. Por el retorno a la cuarentena en las fábricas que tengan picos de casos.

Pablo Busch
02/09/2020

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