“El hecho de que los policías hayan sido elegidos en una parte importante entre los obreros socialdemócratas no quiere decir absolutamente nada. Aquí, una vez más, es la existencia la que determina la conciencia. El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. ¿Acaso la sindicalización de la policía en Francia sirvió para que sus demandas ´confluyeran con las de otros trabajadores´? Por el contrario, sirvió para equipar de mejor armamento e instruir con nuevas técnicas represivas, fortaleciendo ´el carácter irrevocablemente represivo del Estado capitalista´.
La posibilidad eventual de un compromiso efectivo de una parte de la policía para no reprimir a los trabajadores e incluso rebelarse ante esa orden, sólo es posible en una situación de lucha de clases aguda (es decir revolucionaria) que produzca el quiebre y descomposición del Estado y de sus instituciones coercitivas y la radicalización política y social de las grandes masas.
Sólo bajo esas condiciones la clase trabajadora podría establecer un acuerdo favorable a sus intereses en pos de quebrar la cadena de mandos, suprimiendo la disciplina vertical de la alta oficialidad, debilitando así el poder represivo del Estado burgués, sobre la base de la movilización revolucionaria de las grandes masas, lo que presupone la autoorganización y el armamento obrero y popular, un gran factor de ´persuasión´ sobre las fuerzas represivas, mucho más realista que las campañas por la ´sindicalización´ en momentos de relativa ´normalidad´ de la lucha de clases."
León Trotsky, “¿Y ahora?, Problemas vitales del proletariado alemán”, en La lucha contra el fascismo en Alemania.
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