miércoles, 16 de septiembre de 2020
Aniversario del Madrynazo: Seguir el ejemplo del pueblo chubutense
¡Fuera el FMI, fuera el imperialismo!
Recuperamos el artículo sobre el Madrynazo publicado en 1984 por Prensa Obrera.
En estos momentos en el que el gobierno se apresta a firmar los acuerdos con el FMI y a recibir como “huésped oficial” al criminal Kissinger, el pueblo de Puerto Madryn y Trelew protagonizó una gesta antiimperialista de las más extraordinarias de la historia argentina.
Apenas se conoció que las unidades de la flota yanqui se dirigían al Puerto, una numerosa columna con miles de manifestantes se dirigió a la zona portuaria. Desbordaron los cordones que pretendió montar la prefectura y se dirigieron a la Fragata amarrada en el muelle a la que atacaron con palos y maderas, casi con sus propias manos, mientras los “marines” lanzaban chorros de agua sobre el pueblo.
El pueblo chubutense rechazó la presencia de las naves que colaboraron activamente con la flota pirata en la masacre de la soberanía nacional en las Malvinas. Los trabajadores portuarios fueron la columna vertebral de los piquetes que impidieron el paso de los camiones con provisiones y montaron guardia día y noche hasta que la flota “enemiga” se retiraba mar adentro. El apagón que cumplió Madryn fue el mayor desde la guerra de las Malvinas y todos los negocios aparecieron con carteles donde se anunciaba que no se venderían productos a los “marines” extranjeros. Todo el poderoso sentimiento antiimperialista de las masas sureñas, agigantado durante la experiencia directa de la guerra de las Malvinas, afloró en la movilización contra la flota imperialista.
No faltaron quienes por tratarse de una movilización que abarcó a todas las clases de la sociedad, pretendieron ver en esto una reivindicación del liderazgo burgués en la lucha nacional. Nada más falso. A lo sumo podría señalarse el rol de ciertos sectores de la pequeña burguesía chubutense. Porque la burguesía nacional se expresó a través de sus genuinos representantes políticos, por el gobierno.
Fue el ministro de Defensa Borrás el que autorizó el aprovisionamiento de la flota yanqui en puertos argentinos y fue su secretario el que recibió al comandante de la flota mientras el pueblo ocupaba el puerto. Y fue Tróccoli el que defendió hasta último momento el compromiso asumido con la flota yanqui: “estos compromisos no pueden quedar en la discusión de protestas que pueden ser legítimas o no, pero el país no puede aislarse”, “acá hay compromisos mayores que se vinculan con la solidaridad continental” (Tiempo, 11-9).
Alfonsín también justificó la autorización dada a las naves yanquis, con el argumento de que a “un país que no ha roto relaciones diplomáticas debemos permitirle el abastecimiento”. Este enfoque “diplomático” no tiene nada que ver con el sentimiento popular. Para el pueblo chubutense no se trataba de abastecimiento a un país amigo, sino de expulsar del país a la flota enemiga que colaboró activamente en aplastar nuestra soberanía.
Entre la tendencia de las masas a la resistencia nacional contra el imperialismo opresor y la tendencia del gobierno a capitular en toda la línea frente al FMI y la banca acreedora hay un abismo insalvable. El choque es, más tarde o más temprano inevitable.
Publicado originalmente en Prensa Obrera N°71.
Sin firma consignada en la edición original.
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