viernes, 10 de agosto de 2018

"La política del FMI coincide con el programa de ajuste y restructuración regresiva de la economía argentina"

Entrevista al economista político Julio Gambina

M.H.: Hay una idea presidencial de que estamos atravesando una especie de tormenta. ¿Qué tipo de tormenta?
J.G.: Es una tormenta que afecta a los sectores de más bajos ingresos, a los más empobrecidos y llena las cuentas bancarias de los grandes especuladores y de los grandes productores y exportadores de la Argentina. Es una tormenta muy rara, que inunda a la mayoría de abajo de la población y enriquece a un núcleo muy reducido de personajes.
En la última licitación de letras del Banco Central decidió pagarle a los que renovaron una tasa de interés del 46.5%. Es decir que han hecho un hermoso negocio. Los que no entraron en la licitación de las Lebac porque quisieron optar por otra colocación financiera, entraron por las Letras de tesorería, que ofrece el ministerio de Economía y que son colocaciones en divisas, en dólares, las “Letes”. Con lo cual la Argentina está cambiando deuda en pesos por deuda en dólares, que habrá que pagar al vencimiento.
Si las Lebac son colocaciones a corto plazo, las Letes en dólares son colocaciones a mediano plazo. Lo que estamos viendo es una tormenta que genera una hipoteca para la mayoría de la población en la Argentina. Por ejemplo, el tema del ajuste que tanto se plantea y que se va a poner en evidencia en el debate del Presupuesto 2019, ahí vamos a ver que hay que disminuir el gasto público, que se va a ver reflejado en salarios, en educación, en salud, porque el gasto que crece y no se puede bajar es el gasto en intereses de la deuda.
Yo creo que el Presidente Macri utiliza esta idea de la tormenta para decir que es algo extranjero, una tormenta que está en el mundo y que tenemos que aguantar el chubasco generando un ajuste al interior de la economía argentina. Una de las tantas falacias del discurso oficial. Digo falacia porque lo que el Presidente viene haciendo hace casi 3 años es ofreciendo una ilusión de un futuro mejor.
Recordemos que primero dijo que íbamos a pobreza cero, luego que la pobreza cero era una perspectiva a futuro, dijo que como había problemas económicos en el 2016 ni bien asumió, que en el segundo semestre se iban a ver los resultados, luego se transformó en el segundo semestre de 2017, luego aseguró, igual que el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, que la Argentina iba a crecer por 20 años. Este año todas las previsiones dicen que la Argentina crecerá muy poquito, 0,4% es lo que la Argentina le ha dicho al FMI que va a crecer este año, pero muchos analistas dicen que la Argentina este año va a decrecer entre 1 y 1.5%. Con lo cual aquella promesa del crecimiento por 20 años fue otro de los tantos versos que ha planteado el gobierno del PRO en el último tiempo. Y en la última conferencia de prensa el Presidente Macri dijo que nos quedemos tranquilos porque si bien hay un rebrote inflacionario, el propio INDEC dijo en junio 3.7% que acumula en el semestre un 16% y eso proyecta para todo el año entre 30 y 32%, Macri dice que estemos tranquilos que el año que viene van a bajar 10% la inflación. O sea que si este año termina siendo del 32%, entonces sería esperable que el año que viene tengamos una del 22%.
Recordemos que el año pasado fue del 24%. Mientras tanto se mantiene el techo planteado para las paritarias, incluso la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires ha hecho una oferta actualizada a los docentes de la Provincia que la han rechazado porque equivale al aumento inflacionario del primer semestre de 2018, algo que los docentes de ninguna manera pueden aceptar porque es reconocer que les metan las manos en los bolsillos, algo que viene ocurriendo en los últimos años y que agrava la situación.
Y ya que hablamos de docentes, y pensando en lo de la “tormenta”, todos los gremios docentes universitarios han decidido no empezar las clases el segundo cuatrimestre del año, así que a partir del 6 de agosto no hay clases en todas las universidades argentinas, porque esta “tormenta” como la define el Presidente, es directamente una política de ajuste que además le gusta decir que hasta ahora era un ajuste gradual pero que ahora en función de la “tormenta mundial”, del acuerdo con el FMI y de las presiones que hay, se sale de una política gradual y se va a una política de shock.
Y eso que estamos en las perspectivas de un 2019 que es un año electoral, donde los estudios dicen que crece el descontento de la población respecto de la política económica, sin embargo, el gobierno Macri sigue ofreciendo un imaginario de soluciones a futuro como único camino posible de la economía argentina para seguir disputando el consenso.
La titular del FMI que estuvo en Argentina, en conferencia con Nicolás Dujovne, se encargó de decir que las cosas están muy bien, que el rumbo es el adecuado, que el gobierno tiene que seguir por este rumbo; tiene lógica, porque ideológicamente la política del FMI que representa el interés del sistema financiero mundial transnacionalizado, hegemonizado por la banca transnacional, coincide con el programa de ajuste y restructuración regresiva de la economía argentina y, por lo tanto, piden que se avance en ese rumbo económico y político.
Hemos conocido el Decreto de cambio de funciones de las FF AA firmado por el Presidente Macri y el día sábado que había reunión de los ministros, presidentes del Banco Central, del grupo de los 20 con los organismos financieros internacionales, quienes estábamos movilizando contra esa reunión y queriendo llevar una opinión crítica a la reunión del G20 y rechazando el acuerdo con el FMI, fuimos cercados con un gigantesco operativo preventivo de seguridad vallando una parte importante de la Ciudad de Buenos Aires para que estemos a 5 o 6 cuadras del Centro de convenciones, donde se realizaba la reunión del G20. Esto pone en evidencia que la política de ajuste no pasa sin represión, sin control social y sin una perspectiva anti democrática, de solo escuchar el discurso que suena bien a los oídos de los poderosos de la Argentina y del mundo.
En la reunión del G20 se habló de lo importante que el FMI asista a la Argentina y que la Argentina siga en su plan de insertarse, nosotros decimos subordinadamente, en el sistema mundial, pero siendo un bastión en toda la región latinoamericana, de recuperación de una agenda de liberalización de los mercados, de apertura económica, de facilitar los negocios de las grandes corporaciones.
Incluso en estos días el INDEC difundió los datos de la evolución de la economía argentina, donde podemos leer que en el mes de mayo hubo una caída del 5.8% de la actividad económica, donde algunos sectores económicos están mejor y otros peor. El promedio es negativo. Pero curiosamente entre los que andan bien están el sector inmobiliario y el financiero. Es elocuente, queda bien claro cómo la economía argentina funciona en base a estímulos especulativos, porque cuando decimos que crece la construcción es porque hay un estímulo a la orientación de inversiones privadas en activos inmobiliarios, que es lo que se mueve muy asociado al sector bancario con aliento y estímulos a créditos inmobiliarios y todo el negocio financiero asociado al mercado de capitales, que es lo que crece en la Argentina en estos tiempos. Mientras que el sector industrial y también por razones climáticas, el sector agrario, muestran cifras negativas de evolución.

La Constitución cubana tiene que reflejar la construcción del socialismo en las condiciones de la sociedad contemporánea

M.H.: Te saco de Argentina. Hay un cambio constitucional en Cuba.
J.G.: Se ha planteado la letra, ahora eso tiene que ir a debate de toda la sociedad. Lo que se ha aprobado es el proyecto de reforma. Yo vengo de estar en Cuba, participé en el Foro de San Pablo la semana pasada y el gran tema era la reforma constitucional. La Constitución vigente data de 1976, por lo tanto, había que hacer unas cuantas adecuaciones.
Desde 2011 Cuba viene modificando la política económica, a partir de un documento que se redactó ese mismo año que se llamó “Lineamientos para la política económica de Cuba”, que fue debatido por toda la sociedad cubana y que significó algunos cambios muy importantes en una estrategia que definió Fidel Castro en vida, que es de defensa de lo logrado, algo así como no permitir retroceder. En ese sentido el tema que más trabajan los medios de comunicación hegemónicos en la Argentina, en América Latina y el mundo es que los cubanos están sacando el objetivo comunista de la nueva Constitución, y lo que los cubanos hacen es tratar de poner realidad en el texto constitucional porque el objetivo comunista está puesto en 1976 en un momento donde en torno del 1973/74/75 a nivel mundial, es el máximo momento de acumulación de poder popular global y de lo que se conocía en ese momento como “campo socialista”.
El ritmo de acumulación de la economía soviética, del bloque de Europa del Este era muy superior al ritmo de crecimiento de la economía capitalista. Veníamos de la gigantesca derrota en Vietnam, con lo cual parecía que la economía del campo socialista iba a pasar por encima de la economía capitalista, que el horizonte era de un nuevo orden económico internacional, más favorable al socialismo y al comunismo que al capitalismo.
Pero estamos en 2018, sabemos qué ocurrió en 1989/90/91, la caída del Muro de Berlín, la desarticulación socialista, la desarticulación de la URSS. Este año se hizo el Mundial en Rusia, que compitió y no lo hizo la URSS, o sea que eso es historia. Cuba lo que hace es, en base a los cambios nacionales generados en los últimos años, sobre todo desde 2011 para acá, es adecuar la Constitución y lo hace no solo en términos económicos, sino también en términos políticos, institucionales.
Cuba es de los primeros países que tiene una política progresista en materia de aborto. En Argentina estamos discutiendo la despenalización sí o no y Cuba lo tiene hace rato. Ahora la Constitución incluye el tema del reconocimiento no solo del matrimonio igualitario sino de la diversidad sexual. Lo que más trasciende en los medios es este abandono del comunismo, como si el Partido dirigente, que es el Comunista, renegara del objetivo comunista. No hay tal cosa.
Pero la Constitución tiene que reflejar el programa de un aliento a la construcción del socialismo en las condiciones de la sociedad contemporánea. Las condiciones del 2018 que son muy distintas a las de 1976, a las que se generaron después del 1990 donde Cuba atravesó años muy duros, que se denominaron los años del “período especial” durante toda la década del ´90 prácticamente donde Cuba perdió nivel de capacidad productiva, dejó de recibir asistencia tecnológica del campo socialista.
Hay muy pocos países en el mundo, como el caso de Cuba, que tuvo que cambiar en muy poco tiempo dos paquetes tecnológicos. Con la invasión a Bahía de los Cochinos, en 1961 durante el gobierno de Kennedy y el comienzo del bloqueo económico de EE UU a Cuba, Cuba tuvo que modificar toda la tecnología productiva aplicada a su desarrollo para no abastecerse con medios de producción estadounidenses como era hasta entonces y transformar su tecnología con tecnología soviética. Y a partir del 1990/91 con la desarticulación de la URSS no recibió más repuestos, ni medios de producción, ni abastecimiento de insumos estratégicos, entre ellos el petróleo soviético, sino que tuvo que pasar a buscar una nueva renovación tecnológica.
No hay países en la historia mundial, por pequeños o atrasados que sean, que hagan esa transformación tecnológica tan radical en tan poco tiempo. Cuba superó el período especial y por eso en 2012 empezó un debate del modelo económico. En palabras de Fidel “tenemos un modelo económico que no funciona. Imaginamos un modelo económico en otra época que tenía como principio esencial y muy valioso el igualitarismo pero el igualitarismo en las condiciones de la economía mundial actual no puede sostenerse”. Por eso empezaron cambios muy profundos que habilitaron la economía de mercado.
Tengan en cuenta que un poco más del 40% de los trabajadores cubanos en el último tiempo han pasado al sector privado pequeño y mediano, los sectores estratégicos de la economía cubana siguen en manos de la economía estatal. Por ejemplo, la Constitución va a avalar formas diversas de aliento a las cooperativas porque solo estaban concentradas en cooperativas agrarias y quien conoce algo de Cuba de los últimos años hay muchos bares, comedores organizados de forma cooperativa, que se han extendido del campo a la ciudad, por lo tanto, es una forma de organización de tipo urbano que la Constitución pasa a reconocer.
La Constitución de ser muy orientada a la propiedad estatal pasa a generalizar la forma cooperativa e incluye la propiedad privada, que remite a algunas actividades económicas organizadas por pequeñas y medianas empresas, pero de ninguna manera a lo que se conoce como “sector estratégico” y dentro de éste está todo el sector de biotecnología, vinculado a la salud, vacunas y medicamentos, todo un desarrollo de punta que tiene Cuba y que no avanza más producto del bloqueo y los cierres que le generan a la comercialización de esos productos las corporaciones transnacionales. Ni hablar de la economía del níquel que es uno de los grandes aportes al ingreso de divisas en Cuba, y en materia de turismo las asociaciones que viene haciendo con el capital externo pero en manos de gestión de trabajadores cubanos.
Son un conjunto de cambios donde la prensa está interesada en mostrar que se baja el objetivo comunista pero lo que se hace es adecuarlo a la realidad de este tiempo en las condiciones de desorden mundial tal como vemos en la guerra comercial en la actitud de EE UU contra China, contra Europa, Japón, Canadá, México; en esa loca carrera de Trump por recuperar hegemonía política y económica de EE UU en el sistema capitalista mundial.
El Foro fue un lugar de aprendizaje muy importante para los desafíos que hay para un amplio espectro de izquierda, progresista, amplios sectores de América Latina que protagonizaron el cambio político en los últimos años y que ven una contraofensiva muy fuerte de los grandes capitales. Este Foro se hizo en Cuba y el hecho de hacerse ahí representó la presencia de Evo Morales, de Nicolás Maduro, de Salvador Sánchez Cerén, el Presidente de El Salvador, y una actualización de los problemas de todos esos pueblos y de América Latina que ven en Cuba el principal punto de apoyo pese a todas las debilidades económicas que tiene el proceso cubano.

Mario Hernandez

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