Entrevista a Gustavo Lahoud, Licenciado en Relaciones Internacionales y Magíster en Defensa Nacional (II)
M.H.: Gustavo es especialista en temas de Defensa y nos preocupa la instalación de la base de EE UU en Neuquén, el decreto que se está preparando respecto de la modificación de la Ley de defensa nacional. Pero también la idea es hablar sobre el narcotráfico.
Hace unos años, cuando se dieron los saqueos en Rosario, yo hice un alerta por esta radio, pero como siempre digo, nosotros no generamos agenda, pero a veces estamos en tema. Y dije, que esos saqueos no tenían nada que ver con los del 2001, que eran un ejercicio y que pensemos en Medellín. Luego conversando con Carlos Ghioldi, le consulté y me dijo que mi visión coincidía con la de los compañeros del gremio de Comercio, que hubo zona liberada. Y esta mañana cuando escucho esta terrible noticia sobre una niña de 5 años asesinada, me dije, ¿no tiene nada que decir la Ministra de Seguridad que mandó 4.000 gendarmes a la ciudad de Rosario? ¿Qué hacen esos gendarmes en Rosario? Y después recordé el caso del intendente de Paraná, Sergio Varisco, tema del que no habla el gobierno. Yo conocí al padre de Varisco, Humberto, un gran ciclista y dos veces intendente de la ciudad. Su hijo, una personalidad del radicalismo a quien le financió su campaña política el narcotráfico, a cambio de zonas liberadas para distribuir cocaína. El gobierno no dice nada. El señor que generó los cortes de ruta contra la 125, que es Senador por Entre Ríos, Alfredo De Angeli, tampoco dice nada. ¿Qué significa esto?
G.L.: Desde mi óptica lo que estamos atravesando en cuanto a la problemática del narcotráfico y cómo se está extendiendo en nuestro país, obedece a dos cuestiones, por un lado, y muchos de los que vienen trabajando sobre esto sostienen que el negocio propiamente del narcotráfico tal como lo conocimos en los ´80 y ´90, pensemos en las primeras organizaciones relevantes, los cárteles de Medellín y Cali, después todo el proceso de traslado del gran negocio a México y su conversión en un gran negocio transnacional; desde ese momento, el negocio ha mutado muchísimo y se ha dotado de una caracterización diferente, no es ya un negocio centralizado, es un negocio que actúa con células que se mueven, que se arman y desarman en distintas áreas geográficas, que actúan en áreas en donde lo que se aprecia es que el Estado está poco presente o no está. Y se va activando en función de poder lograr un esquema que es doble, por un lado de control y, por otro lado, un esquema permisivo, que funcionan simultáneamente y que se organizan con las fuerzas de seguridad.
La gran estrategia del narcotráfico en la región y cómo se ha extendido hoy tiene necesariamente una vinculación con las fuerzas de seguridad provinciales en nuestro país, para poder crecer y activarse como lo está haciendo y a la vez hay toda una estrategia interamericana que se maneja desde la famosa oficina de la DEA de EE UU.
Como dice mi amigo Marcelo Sain que es un gran estudioso del tema, la DEA oficia del actor que regula la caracterización del narcotráfico y el crimen organizado. Cómo va a actuar, de qué manera va a impactar en USA, hasta dónde, cuándo hay una decisión política para que caigan determinados sectores, para permitir que otros se reorganicen y muten de la manera que lo hacen, muy compleja y muy ágil a la vez. Esto es porque después del llamado “Plan Colombia” desde el año 1999/2000 con Clinton ya, como dice otro gran conocedor del tema, Juan Gabriel Tokatlián, es llamativo que la cantidad de hectáreas cultivadas con coca en Colombia actualmente son aproximadamente 120.000, en Perú y en Bolivia otro tanto y la intervención del gobierno boliviano ha sido diferente por eso ha tenido otros resultados más positivos.
El gobierno peruano y colombiano que han insistido en la estrategia represiva lo único que han logrado es renovar el negocio de la oferta permanentemente. Con una estrategia financiera vinculada a la necesidad permanente de lavado de activos, muy vinculada a bancos internacionales y con una estrategia de desterritorialización que es lo que hoy caracteriza en esta óptica de descentramiento del negocio, que es lo que estamos viendo en lugares como Mendoza, Córdoba, Rosario, Paraná y Provincia de Buenos Aires.
Allí lo que se ve es que la cantidad de cocaína y marihuana secuestrada año a año es cada vez mayor, lo cual indica que hay un tráfico que no se puede controlar. Y las actividades de las fuerzas de seguridad, como Gendarmería, por ejemplo, que están muy vinculadas al control del fenómeno, se han visto muy solapadas por la acción de la Policía Federal y las policías provinciales que son las que están más vinculadas al control del tráfico de estupefacientes.
La Policía Federal es la que tiene los contactos con la DEA y con la justicia norteamericana, que baja cursos, formaciones y programas para trabajar, pero el fenómeno no se logra controlar.
Y un dato adicional es que en este escenario de dispersión, con áreas autónomas, tipos que controlan áreas con los famosos “soldaditos” que son los que van y hacen la tarea de reclutamiento, el sicariato que tenemos extendido en todo el país.
Uno podría preguntarse si ese fenómeno tiene que ver con otra cuestión muy extendida en el área del gran Rosario y toda la zona portuaria, sojera, gran pool económico del país; todo lo que entra y sale por ahí como los puertos son privados, no tienen ningún tipo de control sobre lo que entra y sale con las barcazas por la hidrovía Paraná-Paraguay que se cree que es otra de las grandes vías de ingreso de droga en escala a la Argentina. Siempre se ha pensado en la posibilidad de controlar por vía aérea los ingresos, pistas clandestinas, hay una parte del problema que tiene que ver con eso, pero no es la mayoritaria.
M.H.: Recuerdo una conversación en la ciudad de Salta con el fallecido Armando Jaime. Él hizo estas denuncias en España en los ´80, vinculando a la familia Romero, que fueron gobernadores de la provincia de Salta. Ahí se ve cómo hay una vinculación del poder político con este tipo de situaciones. Y siendo docente, del bachillerato Darío Santillán en Barracas en la Villa 21-24, alguna vez charlamos estos temas con mis alumnos, y ellos me decían “profe la droga se reparte al lado del prefecto o el gendarme que también consume”. Me acuerdo del caso de Kevin, niño asesinado en una zona liberada por Prefectura, donde se enfrentaron dos bandas. La pregunta entonces es ¿cómo se resuelve esto?
G.L.: Lo del Intendente de Paraná, Varisco, pone sobre la mesa que el financiamiento de las campañas políticas pueden estar directamente vinculadas a individuos que de una manera u otra, por más que no estén directamente relacionados con los tipos que ponen la cara, sí saben, que a través de una trama bien urdida, los tipos pueden depositar guita y que van a obtener ventajas a cambio.
M.H.: ¿Cómo puede ser que el gobierno nacional que ha hecho del combate a la droga uno de sus principales puntos programáticos, sobre este tema no emite opinión?
G.L.: Me parece que hay dos cosas ahí, por un lado la estrategia de este gobierno está directamente vinculada con la de la DEA que mencionamos antes. Es muy fuerte lo que uno puede plantear en relación a esto. Berni, el último ministro de Seguridad del gobierno de Cristina, también tenía aceitado vínculos con estos sectores. Es un tema transversal. En ese momento también había habido grandes operativos y después los escenarios y circuitos de la droga se terminaban regenerando sin problemas.
La gran estrategia norteamericana, denunciada ya por Petras, Chomsky y muchos otros académicos intelectuales, dicho por el propio Tokatlián, no es una estrategia de control definitivo del tráfico, sino que supone la necesidad de incentivar de maneras diferentes el fenómeno en las sociedades de origen para que eso mismo termine generando un escenario de inestabilidad permanente. Con lo cual, los Estados muchas veces operan inconscientemente a través de sus cuadros técnicos para esa gran estrategia norteamericana y, por otro lado, como creo que ocurre con las policías provinciales e incluso otras fuerzas de seguridad, están todos contestes que la estrategia real pasa por generar este cuadro.
Deliberadamente lo que sucede es que mientras se dice que la lucha es contra el narcotráfico, y se descubren toneladas de droga, lo que hace el Estado es hacerse presente para recrear condiciones de gobernabilidad, de presencia, que impliquen que estos agentes desaparezcan. Estas políticas no tienen seguimiento. Lo que han hecho en muchas áreas precarias, que se llaman generalmente “zonas vulnerables” es desaparecer oficinas que estaban vinculadas a que las personas puedan acceder a la justicia. O el programa “Atajo” que les permitía acceder al uso de los instrumentos de la justicia para una diversidad de temas. Han sacado a personal que estaba dedicado a estas cosas. El Estado deja de estar presente, con otras funciones centrales fundamentales. Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires te hablan de proceso de integración urbana de las villas. Para mí acá hay una estrategia que las estrategias vinculadas a combatir el narcotráfico y el crimen organizado no se desmarquen de la DEA, entonces el objetivo es controlar algo para que el gran negocio florezca de otras maneras. En líneas generales creo que este es el problema que tenemos.
M.H.: Recuerdo otra entrevista que le hice a Víctor Alderete de la Corriente Clasista y Combativa, hace un año y medio. Me dijo que el gran problema de los barrios es la droga. Y después sufrió atentados, él y su familia. Y cuando mataron a los chicos del FPDS en Rosario dije “es la lucha por el control del territorio”. Creo que tan desorientado no estoy. Y yo saco la información de la lectura, cómo puede ser que las autoridades oficiales, la administración del Estado que tiene agentes de inteligencia, fuerzas de seguridad, etc., no lleguen a estas conclusiones. Esa es la gran pregunta.
G.L.: Viendo las experiencias internacionales, las más relevantes son las de México y Colombia y cómo se fueron dando esos procesos; la actuación del Estado, la incapacidad de generar estrategias permanentes que impliquen que la única forma de solucionar esto es que haya una decisión masiva de la comunidad política con sus sistemas políticos y sus fuerzas de seguridad para establecer que la única manera de desterrar este fenómeno es que aparezca el accionar del Estado con autoridad y legitimidad de manera que podamos derrotar de manera definitiva a este fenómeno.
Amén de no solucionar esto, con las estrategias de la DEA, se pasa a la siguiente fase, como ya pasó en Colombia y México, la militarización del combate contra el narcotráfico. Y esto tiene que ver con lo que decías al principio, en qué se piensa modificar la Ley de defensa y el decreto reglamentario de la época de Kirchner. Se piensa modificar en algunas funciones que le permita a esta gente emplear al instrumento militar para el “combate” a estas “amenazas internas” que tienen que ver con el narcotráfico y el crimen organizado.
M.H.: ¿Qué hacen 4.000 gendarmes en Rosario? Tengo entendido que la persona que maneja el narcotráfico en Rosario es un señor que tiene una agencia de automotores. Alguna vez dije también, que esos gendarmes no van a combatir el narcotráfico, van a controlar a la población de las villas para garantizar el consumo de los hijos de los sojeros. Que esa gente no les complique la vida. No sé si estoy orientado.
G.L.: Eso que decís tiene que ver también con el tipo de tramas criminales que se recrean en torno al negocio clandestino. Hay una economía muy pujante que florece y destruye territorio a la vez, la sojera. Una de las cosas que habría que investigar y profundizar, y recuerdo a Carlos del Frade hablando de esto, es una trama y es que las fuerzas de seguridad políticas, provinciales y nacionales más las fuerzas de seguridad operativas en el terreno, le dan operatividad a todo esto.
Hay un entramado que tiene que ver con lo legal y lo ilegal. Los compañeros del Sindicato de aceiteros han intentado hablar muchas veces de esto, porque sospechan de la actividad que está ocurriendo en la zona. Hay un tema sensible que hay que ver ahí, cuánto de la falta de control del Estado en términos del movimiento exportador e importador importantísimo, en el polo sojero y aceitero, está vinculado con la forma en la que la droga está teniendo acceso a nuestros territorios. Porque después la dinámica disolvente que genera el control de los territorios, de las bandas, las peleas entre las bandas, forma parte del tipo de pelea que se termina dando en todas las regiones que hacen a la vez al mismo florecimiento del negocio de la droga, porque es lo que garantiza que el negocio siga floreciendo, porque funciona con exclusión y necesita de la exclusión estructural para que siga funcionando, entonces lo que las fuerzas de seguridad terminan garantizando es el control social sobre la gente pobre que va a ser utilizada después por estos actores ilegales, para realizar el tráfico, el narcomenudeo, todas las actividades vinculadas al sicariato también, pero arriba está todo el sector social que termina ganando en términos económicos en todo esto, pero que también en buena medida pueden ser consumidores marginales o relevantes de ese comercio. Es una trama muy compleja de desanudar si no se denuncia integralmente toda la complicidad que hay entre el sistema político, judicial y las fuerzas de seguridad.
La base “humanitaria” estadounidense en Neuquén
M.H.: Nelson Castro, invítelo a Gustavo Lahoud a hablar de estos temas que a usted le gustan tanto.
Se planea la instalación de una base “humanitaria” en la provincia de Neuquén por parte de los EE UU, un edificio de 600 m2 con helipuerto, construido en una zona desértica sobre una autopista que vincula este lugar con la capital provincial, cerca del aeropuerto internacional de Neuquén, que es el principal nodo aéreo del Sur argentino, a pocos kilómetros de Vaca Muerta, el principal yacimiento de hidrocarburos no convencionales de América Latina. ¿Qué significa esto?
G.L.: Es una estrategia que no es nueva de este gobierno de EE UU, de Donald Trump, sino que se empezó a elaborar pacientemente con el fin de la guerra fría, a comienzos de los ´90. Tiene que ver con que los EE UU están buscando nuevas formas de intervención solapada en las realidades de nuestros países a través de lo que yo denomino esquemas de seguridad híbridos. Híbridos porque tienen que ver con el objetivo de proveer de formación a personal de recursos humanos, recursos técnicos, instrumental, elementos de trabajo en general, para realizar tareas que van desde la asistencia humanitaria en zonas “vulnerables” como ellos llaman, hasta la asistencia relacionada con grandes catástrofes ecológicas que puedan ocurrir, sequías, inundaciones, etc. Que ellos vienen trabajando hace tiempo, a través de fuerzas como, por ejemplo, las fuerzas nacionales, y menciono esto porque justamente el gobierno argentino desde 2016 firmó un acuerdo que ha pasado bastante desapercibido, a excepción de Claudio Mardones que hizo una nota en Tiempo Argentino hace unos meses, en la que habla de este acuerdo firmado con la Guardia nacional de Georgia.
Se trata de toda una formación de personal en la Argentina, tanto dirigido a fuerzas de seguridad como a fuerzas militares, esta cosa híbrida de mixturar elementos de Defensa con elementos de Inteligencia. Para prepararlos en actividades de coordinación conjunta que tienen que ver con esto, acción humanitaria, asistencia vinculada a grandes catástrofes, el acuerdo climático se mete en el medio también. Todo esto deriva en una presencia que no termina de dejar clara la presencia de personal militar extranjero.
M.H.: Como sucedió días atrás en Avenida de Mayo.
G.L.: Eso que vimos fue personal militar israelí y norteamericano que ha estado presente en la Argentina, y lo denunció la ex ministra Garré, actual diputada nacional que está en la comisión de Defensa y se hizo un pedido de informes, sobre la presencia de este personal en función de qué y bajo qué actividades vino porque no ha pasado ningún Proyecto de ley por el Congreso para habilitar la entrada de este personal. Con lo cual el dato de Neuquén y este tipo de base, que no es una base tradicional como conocemos, es una especie de emplazamiento sui generis para cumplir este tipo de objetivos.
En realidad a mí me parece que está profundamente vinculado con este modo de intervención norteamericana solapado, así trabajan en América Central, en Perú, en Colombia. Hace poco el vicepresidente Pence visitó Brasil y se habló del interés norteamericano de trabajar con Brasil en la Base Alcántara, que es nada más y nada menos que una base de lanzamiento misilística y satelital. Y todo lo que tiene que ver con el proceso de control del Amazonas. A fin del año pasado se realizó un ejercicio conjunto “Amazon Love” que contó con la participación, de buena parte de los países sudamericanos, incluidos nosotros y las fuerzas de los EE UU. Supuestamente en actividades vinculadas al control de la contaminación, de las catástrofes naturales, el crimen organizado, la presencia de elementos no estatales que puedan estar generando un escenario de amenaza para la estabilidad interna de los Estados.
¿Cuáles son esas fuerzas no estatales presentes acá? ¿Los mapuches? ¿La RAM?, por ejemplo. Y no casualmente este emplazamiento en Neuquén está cerca de Vaca Muerta, el proceso de criminalización y estigmatización del pueblo mapuche, los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Todo esto tiene que ver con este modo de intervención norteamericana que aparece solapado y que cuenta con la venia de los países nuestros, Brasil y Argentina, que están en una estrategia de militarización de sus sociedades que es gravísima.
M.H.: Ya hubo una reacción popular, el 20 de junio varios partidos políticos y agrupaciones sociales realizaron un acto en defensa de la soberanía en la meseta de la provincia de Neuquén, frente al predio donde se instalará una base estadounidense, un mástil con la bandera argentina y un cartel con la leyenda “Fuera EE UU de Neuquén. No a la base.” Quedaron como testimonio de esta protesta, que fue la más grande hasta el momento.
Mario Hernandez
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