sábado, 4 de agosto de 2018

Estudio estadístico demuele el mito de la “lucha contra la desnutrición infantil” del Dr. Albino

En los últimos días, mucho se ha hablado, desde sectores cercanos al gobierno, acerca de los “méritos” del doctor Abel Albino y su fundación Conin en la baja de los índices de desnutrición infantil en Argentina.
Sin embargo, un estudio desmiente que esos supuestos resultados; por el contrario, demuestra que los niños atendidos por la organización de Albino muestran peores resultados en todos los aspectos comparado con un grupo de control de niños y adolescentes pertenecientes a la misma franja etaria, condición social y localización geográfica que el grupo bajo análisis, pero no atendidos por la fundación Conin.
El pormenorizado trabajo, titulado Facing malnutrition and poverty: evaluating the Conin experience (“Enfrentando la desnutrición y la pobreza: evaluando la experiencia Conin”) data de 2006, momento en que se evaluaron los diez años de trabajo de la organización en Mendoza. Fue realizado por investigadores de la Universidad de Las Palmas (España), de Universidad de Cuyo (argentina), de Universidad Diego Portales (Chile) e incluso de la misma fundación Conin. La validez del artículo es incuestionable, al punto que lleva la firma del mismísimo Albino.
El estudio señala la presencia de desnutrición grado uno en un 15% entre los chicos atendidos por Conin frente a un 12% en el grupo no perteneciente o expuesto. En la desnutrición grado 2 los porcentajes también son negativos, con un 4% para Conin frente a un 2% del resto. Luego el estudio afirma: “Los resultados mostraron que el porcentaje de niños en el grupo CONIN que no desayunaron fue más alto (26.7% versus 6.7% para el grupo no CONIN), al igual que el porcentaje de aquellos que no cenaron diariamente (53.3% versus 20.0% para el grupo no CONIN)”.
Sobre la tasa de discapacidad visual tenemos un 12,9% en los niños CONIN, en comparación con el 6,7% en los niños del grupo de control. En el Test Caras o de Percepción de Diferencias, Conin saca un puntaje de 15 contra un 23, diferencia muy importante según los investigadores. Otro dato central es que: “El nivel promedio de educación alcanzado por los niños control fue el grado escolar 8.01 (SD = 0.87) en comparación con 7.81 (SD = 0.78) para los niños CONIN, lo que representa una diferencia significativa”.
En conclusión, Albino no puede ofrecer ninguna estadística seria de respaldo a su labor. Que el Estado dé a su cuidado cada vez más niños (17 mil según algunos datos) no es muestra de su éxito sino de una tercerización de la salud en la que las arcas públicas ($183 millones este año, $250 mil mensuales del gobierno salteño) ponen enormes recursos a cambio de resultado malos o mediocres. El respaldo recibido por Albino por parte de macristas y kirchneristas representa un avance del oscurantismo clerical y medieval en el cuidado de la infancia, que ofrece una línea de contención y control ideológico sobre las mujeres y los niños más explotados y empobrecidos de la clase trabajadora argentina.
En Salta, el Ministerio de Primera Infancia se han negado a responder sistemáticos pedidos de informe solicitados por los parlamentarios del Partido Obrero, seguramente para no exponer resultados similares a los de Mendoza. En este marco, representa una ridiculez el argumento de oficialistas y “opositores” cuando dicen que “a pesar de todo” Albino realiza un trabajo necesario. Si hasta un vaciado Estado argentino puede ofrecer mejores resultados que la oscurantista Conin, es claro que éste debe dejar de financiar a Albino en todos sus estamentos.

Arturo Borelli

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