viernes, 8 de junio de 2018

Un plan de guerra contra el pueblo trabajador



Día clave en la crisis nacional. El macrismo anunció el acuerdo con el FMI, que implicará una fuerte aceleración del plan de ajuste. La “gobernabilidad” estará de vuelta en debate. La clase trabajadora tiene la fuerza para evitar un nuevo saqueo histórico.

“Monumental ajuste fiscal”. Tras el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ésa fue la conclusión de un reconocido columnista político.
El dato saliente es que quien así escribía este jueves por la noche no es un ferviente opositor, sino uno de los principales editorialistas del Grupo Clarín.
Es que el sol no se puede tapar con la mano. Del “gradualismo” ya no se hablará más en Argentina, más que como se habla de un viejo recuerdo de algo que no solo no fue bueno, sino que además fracasó.
A pesar de eso, y como si las fórmulas de Durán Barba pudieran tener efecto en este marco, este mismo jueves por la tarde el presidente Macri había señalado que lo convenido con el FMI iba “a ser un gran acuerdo para los argentinos, para ayudar a la gente”.
Por la noche, después de escuchar a Dujovne y Sturzenegger, no quedaba muy claro a qué “gente” se habría referido el presidente. O sí, porque algunos ganan siempre. Los especuladores financieros que hacen negocios con la deuda pública, se garantizaron que la fiesta seguirá al menos un par de años más.
Lo cierto es que desde el Centro Cultural Kirchner el macrismo anunció este jueves, de la mano del FMI, un plan de guerra contra el pueblo trabajador.
Los anuncios, si logran llevarlos adelante, implicarán miles de despidos por enfriamiento de la economía, así como un gran ajuste fiscal que redundará en nuevos tarifazos, menos presupuesto para salarios y empleos estatales, educación, salud, obra pública, y que los jubilados sigan en su enorme mayoría en la pobreza.
Los números son elocuentes. Con el nuevo robo que quieren hacer contra el pueblo trabajador pretenden bajar el déficit primario (sin contar pagos de la deuda) a 2,7 % este año, a 1,3 % en 2019 y a “déficit cero” en 2020. Sí, déficit cero, otro símbolo que retrotrae la memoria hasta el 2001.
Según algunos cálculos, la magnitud de este ajuste fiscal implicaría para 2019 un recorte de aproximadamente 7000 millones de dólares, y otro tanto para el año siguiente.
En cuanto al crecimiento económico, que el presupuesto estipulaba en un 3,5 % para este año, el propio ministro Dujovne anunció en la conferencia que eso no solo no corre más, sino que el número se ha derrumbado hasta un rango de entre 0,4 % y 1,4 %, es decir, casi un estancamiento.
Respecto a la inflación, fue elocuente la actitud de Federico Sturzenegger, quien evadió contestar cuál será el índice de este año. No sea que a alguien se le ocurra preguntar si en esa misma proporción aumentará su salario. El tipo de cambio flotante tampoco augura nada bueno en este terreno.

¿Quién sostendrá el ajuste?

Como se siente en la calle, y se lee en cada encuesta, el Gobierno no hace más que caer en su popularidad desde diciembre, cuando efectuó el saqueo a los jubilados.
Los tarifazos posteriores, la inflación, y ahora el gran fracaso económico y simbólico de su política, que se sintetiza en la vuelta a un odiado FMI, no han hecho más que profundizar la crisis del Gobierno.
El gran salto en el ajuste que comienza en esta etapa, abre entonces un gran signo de interrogación sobre cómo será la “gobernabilidad” en este marco, además de hacer que quede muy lejano e incierto el calendario electoral para pelear un segundo mandato. Gobierno débil, estancamiento económico y ajuste, son elementos para pronosticar nuevas crisis políticas e irrupciones de la lucha de clases.
Las cúpulas sindicales, así como los gobernadores, senadores y diputados peronistas, han sido la clave hasta hoy para sostener el plan de ajuste macrista en estos dos años y medio, aplicando los mismos planes en sus provincias, votándole las leyes u ofreciendo una gran y prolongada tregua.
De ahora en más, se abre una nueva ecuación. La burocracia y el peronismo político, entre su rol “responsable”, su especulación electoral y la enorme presión del descontento popular, irán tratando de reacomodarse y llevar con cintura su camino hasta 2019. Un dato clave será la votación del presupuesto 2019, cuando se discuta el duro ajuste para ese año.
Lo que es seguro, es que ninguno de ellos se propondrá derrotar el “monumental” plan de ajuste. Lo demostró otra vez la CGT este jueves, postergando una vez más el llamado a un paro nacional, como si no sobraran los motivos. Mientras que el peronismo, que busca capitalizar el descontento para llevarlo a las urnas, de ganar en 2019 demostraría la falsedad de su demagogia, porque en estas condiciones no haría más que administrar el plan de ajuste. Los años de “viento de cola” de la economía internacional, no existen más.
La clase trabajadora tiene la fuerza para derrotar el intento de un nuevo saqueo histórico
La inmensa mayoría de la clase trabajadora, que mueve la economía del país y es la mayor parte de la sociedad, rechaza los planes de ajuste. Es necesario poner esta gigantesca fuerza en movimiento para que otra vez una crisis no termine en más pobreza, desocupación y precarización del trabajo y de la vida.
Más que nunca, es urgente apoyar cada lucha en curso, como las de los trabajadores del subte o los de vialidad, entre muchos otros, pero también denunciar la tregua de las centrales sindicales y exigirles un paro nacional que sea el comienzo de un plan de lucha que culmine en una huelga general activa para derrotar el plan de ajuste. Contra los tarifazos, el acuerdo con el FMI, por la reapertura de las paritarias y el triunfo de todas las luchas.
Llevando esta perspectiva a cada lugar de trabajo, peleemos por construir grandes agrupaciones clasistas que se propongan recuperar los sindicatos, cuerpos de delegados y comisiones internas de manos de la burocracia sindical, para ponerlos al servicio de la lucha. También en el movimiento de mujeres se avecinan momentos decisivos en la pelea por el aborto legal, seguro y gratuito, mientras que en el movimiento estudiantil es necesario luchar para ganar grandes fracciones que se unan a la lucha de la clase trabajadora, y a pelear por una educación al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre.
Pero también es necesario, al calor de cada combate, pelear por la única alternativa realista y de fondo para evitar que otra vez la crisis termine en un nuevo saqueo histórico: la construcción de un gran partido revolucionario de la clase trabajadora que pelee por un gobierno de los trabajadores que bajo un programa revolucionario dé una salida anticapitalista a la crisis.
Desde esta perspectiva, el PTS en el Frente de Izquierda está llevando adelante una gran campaña por el no pago de la deuda pública, la anulación de los tarifazos y la estatización bajo gestión de los trabajadores y control de los usuarios populares de todas las empresas privatizadas, como algunas de las medidas fundamentales para una salid de fondo. Te invitamos a sumarte a estas campañas, y a estas peleas.

Fernando Scolnik
@FernandoScolnik

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