jueves, 2 de mayo de 2013

FOTIA: Una historia de luchas y resistencias




Siendo un nuevo día de los trabajadores y teniendo en cuenta su espíritu de lucha, republicamos esta nota realizada para un boletín especial titulado "El Mayo que nos parió" en el año 2010 junto a otros colectivos de la Red Nacional de Medios Alternativos. El sindicato de los trabajadores del azúcar en Tucumán contó desde sus inicios con una afiliación masiva y una permanente movilización desde las bases de los Ingenios. Caracterizados por su fuerza combativa y de resistencia, protagonizaron históricas huelgas y medidas de fuerza en defensa de sus derechos como sindicato y como trabajadores.

Los orígenes de la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (FOTIA) se remontan a 1944, año en el que fue creada con el apoyo de Perón, desde la Secretaria General del Trabajo. Desde sus inicios, este sindicato marcó un carácter fuertemente combativo: apenas a los dos años de haberse creado, ya contaba con cien mil afiliados, todos obreros de fábricas y de surcos, organizados frente a la necesidad de resistirse a la explotación y a las condiciones miserables de vida a las que estaban sometidos.
Durante los primeros años, la central azucarera se ocupó de las necesidades básicas de los trabajadores del sector, largamente desatendidos por ser considerados “el problema tucumano”, ya que medio siglo atrás la provincia norteña había desplazado el negocio de importación de azúcar, históricamente controlado por empresarios del Puerto de Buenos Aires, quienes tenían dominado el mercado nacional.
En su nacimiento la FOTIA tuvo una fuerte impronta peronista; sin embargo, con el paso de los años actuó en forma descentralizada respecto del Gobierno Nacional. En aquellos tiempos, los obreros eran parte activa en la vida política y económica de las fábricas y de la provincia, participación que se vio fortalecida por la conformación de sindicatos por fábricas. Esto, hizo favorecer sus reclamos, ya que respondían a las necesidades tanto de su lugar de trabajo, como de las de su propia comunidad.
Durante el período comprendido entre 1945 y 1949, la huelga general fue sistematizada como el principal instrumento de presión para el gobierno, cuando aún no se había generalizado la represión de las fuerzas militares contra estas medidas de reclamo. Mientras la estructura de la federación estuvo descentralizada, hubo cierta independencia de los sindicatos para declarar la huelga cuando era considerada necesaria. La primera gran huelga general de la FOTIA fue en 1945 y estuvo íntimamente relacionada con los sucesos del 17 de octubre, cuando se exigió la libertad de Perón y su restitución en el cargo de la Secretaria General del Trabajo. La siguiente huelga histórica fue en 1949: durante 50 días los obreros azucareros de todo el país sostuvieron una lucha por un aumento salarial que terminó cuando el Ministerio de Trabajo declaró ilegal la huelga y llevó presos a dirigentes y trabajadores de la industria con el objetivo de dejar acéfala una organización que escapaba a la lógica de la CGT de esos años.
A pesar de las intervenciones y de la depuración de los dirigentes sindicales que salían de las bases, la FOTIA continuó con una organización que armaba comisiones internas en cada ingenio y de las que surgía un delegado de base. Durante el gobierno de facto que derrocó a Perón, fueron estos trabajadores azucareros quienes protagonizaron la llamada “Resistencia” en la provincia.

La radicalización de un movimiento

A partir de 1955, por la crisis política, económica y social que azotaba al país, y en especial a la provincia, la burguesía azucarera trataría de reducir el impacto de la disminución de sus ganancias por medio de despidos y reducción de salarios a los trabajadores. Los obreros azucareros radicalizaron su accionar sindicalista, motivados por la creciente movilización de base en la que participaban tanto hombres como mujeres y de donde surgieron nuevos dirigentes. Los métodos de lucha se extremaron con el fin de recuperar los sindicatos intervenidos, frenar los despidos y rebajas salariales e intentar recuperar los ingenios intervenidos por el gobierno de Frondizi.
Los métodos de lucha consistieron, por lo general, en la toma de ingenios (en ocasiones tomando como rehenes a sus propios jefes), enfrentamientos con las fuerzas represivas y bloqueo de caminos. Durante este período, algunos hombres y mujeres dirigentes y miembros de la FOTIA, se vincularon a la lucha armada creada por el Ejército de Liberación Nacional “Los Uturunco”, una de las primeras experiencias de guerrilla en el país que, a pesar de ser corta, puso en evidencia el decidido carácter combativo de los obreros azucareros de Tucumán.
Con el golpe del 66, se realizaron una serie de políticas diseñadas por el Estado, conocidas como “Operativo Tucumán”, cuyas primeras acciones fueron la intervención, desmantelamiento y cierre inmediato de 7 ingenios como medidas de “saneamiento” de la economía provincial. Hacia 1967, más de 17 mil trabajadores de la industria azucarera fueron víctimas del desempleo, la pobreza, y la extrema represión militar. La FOTIA atravesó por ese entonces, una división a causa de complicidad de algunos de sus miembros con el régimen militar. De esta forma se inició una nueva oleada de tomas de ingenios, la destrucción de oficinas de las compañías azucareras y las confrontaciones cada vez más violentas entre la policía y los trabajadores, una de las cuales tuvo como saldo la muerte de Hilda Guerrero de Molina, activista del movimiento azucarero.
Para 1969 los obreros afiliados a la FOTIA comenzaron a retirarse de la lucha frontal en las calles, luego de conflictos hacia dentro del sindicato en donde las posturas sobre profundizar las acciones combativas se cruzaban con las que cuestionaban el límite que éstas prácticas ponían a la capacidad de negociación del sindicato.
El recorrido histórico continúa, lo más valioso es que la FOTIA fue un gremio democrático y combativo. Los que disponían las medidas y las peleas por reivindicaciones eran las bases. Los dirigentes defendían los derechos de los trabajadores y por ello consiguieron el segundo mejor sueldo del país, remedios 100% gratuitos para el obrero y la familia y elementos de seguridad que nunca antes tuvo el trabajador azucarero. Inmersos en la explotación, intentaron cambiar las relaciones de poder con el objetivo de distribuir mejor las ganancias y dar batalla a la expropiación burguesa.

ContraPunto - RNMA.

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