lunes, 27 de mayo de 2013
A 40 años del “Devotazo”
Un día que condensó un período
El 25 de mayo se cumplen aniversarios de varios episodios relevantes para la historia de nuestro país. Uno de ellos, no tan recordado estos días, es aquel que marcó la vuelta de un período político abierto a la participación social, con mayor protagonismo popular. El mismo día de la asunción del justicialista Héctor Cámpora a la presidencia de la Nación, los militantes de las organizaciones político-militares detenidos en el penal de Villa Devoto fueron liberados por una movilización popular. El autor de este artículo entiende aquella jornada como “un punto de inflexión” en ese período histórico.
El 25 de mayo de 1973 es uno de esos días en que la historia se condensa intensamente.
Una fuerte polarización recorría la sociedad argentina desde hacía mucho tiempo, puede decirse que desde el 17 de octubre de 1945. Peronismo versus antiperonismo era la señal de la confrontación. No obstante, poco a poco bajo aquella polarización se iban reconfigurando las fuerzas populares hacia la conformación de una fuerza social novedosa, revolucionaria. En particular dentro de la clase obrera se daba crecientemente una dura lucha entre el sector que buscaba pactar con el empresariado y el estado proscriptivo contra el sector combativo y clasista.
Esa lucha dentro del peronismo, sumado a otros factores, va a dar un salto a partir de 1968 en el encuentro entre el sector combativo del peronismo y la nueva izquierda (es decir los diversos sectores de izquierda que reafirman tareas anticapitalistas de distinto tipo, por oposición al partido comunista y al partido socialista). De esa manera se dará una confluencia en la lucha entre ambos sectores hasta el año 1973, marcando cinco años de agudización de la lucha de clases en el país y una polarización social que se va corriendo del eje peronismo/antiperonismo (asociado a la disputa entre industriales y agrarios) hacia un eje nuevo, que parecía ser capitalismo versus socialismo.
Pero el retorno de Perón ( Gran Acuerdo Nacional mediante) va a reinstalar el primer eje, reconduciendo hacia la llamada patria peronista a buena parte de quienes iban desplazándose hacia la conformación de una fuerza social revolucionaria (y hablaban también de patria socialista).
Esa patria peronista parecía marcar el triunfo definitivo de un modelo industrialista, con un fuerte estado nacional y un sólido pacto social entre el capital y el trabajo. Sin embargo, muchos factores se conjugaron aquel año para que la oposición a ese modelo no fuera ya tanto y solamente por derecha (el bloque del capital financiero transnacional asociado a la oligarquía local) sino también -y especialmente- por izquierda.
En realidad la derecha y la patria peronista coincidían en la necesidad de un inmediato disciplinamiento de los trabajadores y por ello la polarización central de ese año se dio en torno a ese punto.
En este marco “el Devotazo” fue una acción que expresó la acción autónoma de importantes sectores de la clase trabajadora, en la búsqueda de fortalecer una alternativa independiente sin aislarse de los sectores populares en general. Allí las principales organizaciones armadas como el PRT-ERP, Montoneros, las FAR, las FAP, logran acumular el prestigio ganado y al mismo tiempo fortalecerse materialmente con la libertad de sus militantes. Y dan una confrontación esencialmente contra el polo burgués más reaccionario ganando el respaldo del camporismo (al ordenar este legalmente la liberación de todos los presos políticos).
La importancia de tal acción reside sobre todo en que representa la última iniciativa en que se da un paso adelante en la conformación de aquella fuerza social revolucionaria, fortaleciendo no sólo el núcleo duro de ella, sino también ampliando en extensión esa misma fuerza. De hecho de esa manera disputaron efectivamente la dirección del movimiento, incluso al mismo Perón, más allá de hacerlo en cierta medida en su nombre (por supuesto a posteriori de esta acción, Perón ya no se dejaría ganar de mano).
Hubo luego otras iniciativas también efectivas, de carácter cultural y sindical, como el caso de los periódicos de masas "Noticias" y "El Mundo", y las recuperaciones de comisiones internas, así como luchas obreras a nivel de cada lugar de trabajo. En cambio, las grandes acciones armadas posteriores (desde la derrota de Ezeiza hasta los ataques a los cuarteles y el ajusticiamiento de renombrados burócratas sindicales) tuvieron más bien el efecto de separar a la izquierda en general, y a las organizaciones armadas en particular, respecto a una parte importante del movimiento popular.
De todos modos hasta marzo de 1976 se pueden señalar, como decíamos, una serie de iniciativas relevantes tomadas desde el campo revolucionario, como la gran cantidad de recuperación de comisiones internas e incluso seccionales como el caso de la UOM Villa Constitución, el SMATA Córdoba, Petroquímicos del gran Rosario, la CGT Salta y muchos otros incluso en Buenos Aires, lo cual permitió llegar a la huelga general de hecho motorizada por esos organismos de base ("Las Coordinadoras") en el momento del Rodrigazo. Hay que señalar, no obstante, que todas estas luchas fueron acompañadas de algún nivel de armamento obrero y de acciones de las organizaciones armadas, aunque en estos casos se dieron en forma auxiliar, subordinadas políticamente a aquellos organismos de base. Y en estos casos la acción armada siguió presentándose como necesaria para el desarrollo de ese poder de base.
Pero todas esas iniciativas se movían ya objetivamente dentro de un carácter defensivo (a pesar de la virulencia y radicalidad de las acciones). La fuerza que no paraba de crecer era la fuerza social de la reacción, unificándose y cohesionándose, ganando importantes sectores de la fuerza desarrollista/peronista y neutralizando a muchos otros de ellos y de quienes en momentos previos se habían ido desplazando hacia la izquierda.
Pero aquellas iniciativas locales no podían ya tomar un carácter ofensivo sin avanzar en la disputa contrahegemónica y la estructuración de esa contrahegemonía expresada en la constitución de una alternativa política de los trabajadores.
El Devotazo es entonces parte de un punto de inflexión. Una iniciativa efectiva hacia la conformación de una fuerza social revolucionaria, que deja planteado cuánto más se pudo haber avanzado si esas fuerzas hubieran podido leer a tiempo los violentos cambios que se daban en la situación del país y del mundo, modificando “las oportunidades para la acción”.
Leandro Rodríguez Lupo
ANRed
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario