domingo, 26 de mayo de 2013

Procesan a tres ex directivos de Ford pero siguen libres



Tres ex directivos de Ford -Pedro Müller, Guillermo Galarraga y Héctor Sibilia- fueron procesados por su participación necesaria en el secuestro de 24 obreros en 1976. Pero la jueza federal Alicia Vence no pidió sus prisiones preventivas. Algo grave, ya que no sería la primera vez que procesados por delitos de lesa humanidad se fuguen.
Ford no sólo entregó datos personales y fotografías de los obreros a los militares. Como denunciaron los ex detenidos de la empresa, seis meses antes del golpe la multinacional había montado dentro de la planta un centro clandestino. Ya existía un plan previo impulsado por el empresariado nacional y extranjero, en el que los militares fueron el brazo armado. Hubo empresas que pusieron directamente recursos para el plan genocida, como Mercedes Benz que donó al Hospital Militar de Campo de Mayo un equipo de obstetricia en 1975, usado poco después en la maternidad clandestina donde nacieron 200 bebés, aún desaparecidos. En la multinacional alemana Bayer se apropiaron dos hijos de desaparecidos. Y Techint también tuvo un centro clandestino lidero a su planta de Campana. En Ford se torturaba a los trabajadores durante días mientras se les enviaba telegramas de despido a sus casas con “justa causa” por faltar al trabajo.
Estas grandes empresas hoy siguen beneficiándose. En estos diez años muchas veces Néstor y Cristina Kirchner brindaron con sus gerentes por cada logro empresario. Y si se logró el procesamiento de algunos responsables civiles del genocidio fue por la pelea de los sobrevivientes y organismos que luchamos por acabar con la impunidad de los militares y sus cómplices de cuello blanco. Lamentablemente el reloj biológico está siendo más rápido que la “justicia”: el director de Ford murió impune. Este caso emblemático muestra el accionar de las fuerzas armadas y de seguridad junto a otros actores civiles. Queda demostrado, una vez más, el plan genocida que buscó eliminar a toda una generación que luchaba por una sociedad sin explotadores ni explotados. Cada nuevo procesado es por la lucha de quienes levantamos esas mismas banderas, las que esa generación mantuvo y continuó a pesar del duro golpe que significó el genocidio. Cada vez hay más obreros y estudiantes organizados para luchar por sus derechos, como se demuestra hoy en Kraft, Lear o PepsiCo en la Zona Norte. Eso, además de un orgullo, es un compromiso para quienes hace años luchamos contra la impunidad de ayer y de hoy.

María Victoria Moyano* y Jorge Sobrado**- CeProDH Zona Norte
* Nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo
**Sobreviviente del centro clandestino Campo de la Rivera de Córdoba

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