jueves, 9 de mayo de 2013
Entrevista a Vicente Zito Lema al cumplirse el 36º aniversario de la desaparición de Haroldo Conti
"Cuando alguien recuerda la vida le gana la partida a la muerte por un instante"
-Mario Hernandez (MH): Estábamos comentando sobre Haroldo Conti, desaparecido el 5 de mayo de 1976, hace 36 años.
-Vicente Zito Lema (VZL): Contento de que se hable de Haroldo Conti y al mismo tiempo triste porque para mí fue un gran amigo. Estamos movidos por la contradicción, siempre es así. Alguna vez los griegos enseñaron que en realidad la muerte es el olvido y entonces cuando alguien recuerda a alguien la vida le gana la partida por un instante a la muerte, o sea, que me tengo que poner contento que recordemos a Haroldo porque como alguna vez he escrito sobre los humanos y sus ceremonias de resucitación, trayendo a los amigos a nuestras mesas, así con alegría los recordamos.
-MH: Me quedé en algo que dijiste como al pasar: “luchaban por el socialismo”. Lo quiero resaltar porque a menudo, cuando se aborda el tema de los Derechos Humanos, se diluyen los aspectos que tienen que ver con el compromiso político de estos militantes, se acentúa el aspecto represivo, la represión ilegal, etc., pero no se los reivindica como luchadores.
-VZL: Ese es el tema de fondo y te aclaro que me ha traído muchos problemas. Recuerdo en un homenaje a Haroldo Conti hará unos 15 años lo reivindiqué en público como militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Haroldo Conti fue un militante del socialismo que creyó que la transformación debía ser por una vía revolucionaria total, creyó y soñó en eso, no fue un hombre que empuñara las armas pero lo secuestraron porque había un militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) perseguido que va a buscarlo a Haroldo porque sabía de su fraternidad. Haroldo no salió al mundo a combatir solo con su palabra y escritura que eran potentes, también creía en los ideales que llevaban adelante los compañeros del PRT, entonces le abrió la puerta de su casa y lo escondió. Los servicios secretos del Ejército lo andaban persiguiendo y es así como llegan a la casa de Haroldo Conti.
Hay que decir las cosas como son. No llegan porque escribió Mascaró o porque era parte de la redacción de nuestra revista Crisis, entran a su casa porque buscaban a un militante que era un alto cuadro del ERP. Por supuesto, cuando se dan cuenta que allí vivía Haroldo Conti se genera toda una contradicción. No estoy hablando cualquier cosa porque allí estaba Marta, la compañera de Haroldo, y ella lo ha contado muchas veces. Yo lo he escrito cuando volví del exilio en un texto llamado “Los últimos días de Haroldo Conti”.
Llegué al país en 1984 y una de las primeras cosas que hice fue escribir ese texto donde explico el secuestro. Lo que pasa es que muchas cosas que uno escribe no gustan y se las ocultan, pero yo siempre he hablado de quién fue verdaderamente Haroldo Conti porque sino es como asesinarlo dos veces ya que queda como un niño a quien sorprenden los malos.
Haroldo Conti era un gran intelectual que tomó partido por la revolución, soñaba con el socialismo y lo secuestraron, lo torturaron y lo vejaron hasta con perros, porque lo llevaron a San Justo, donde había un cuartel policial especializado en amaestrar perros de policía y lo vejaron de la forma más brutal, insisto, lo sorprenden dando refugio a un compañero del ala militar y cuando se dan cuenta de quién era y ven sus escritos, de gran calidad, pero también de un fuerte índice de impugnación al modo de vida capitalista salvaje en el que vivimos.
Todo lo que nosotros podemos ver como positivo, las fuerzas represivas lo vieron negativamente y Haroldo pagó con su cuerpo. Esa es la realidad, pero no me olvido de ese día del acto de homenaje en que algunos se levantaron y hasta me llamaron provocador, que yo era un loco suelto que decía que Haroldo era un revolucionario y estaba dando elementos para justificar que lo habían secuestrado, es decir, hay gente que no quiere entender la realidad, quiere presentar todo como que fueron unos militares locos que vinieron en un acto de demencia general a causar daño.
-MH: Recordaba al “Gringo” José Luis Mangieri cuando decía que no eran “carmelitas descalzas”.
-VZL: Para nada. Eran militantes y Haroldo Conti debe ser reivindicado como un militante revolucionario que pagó con usura monstruosa su compromiso con la vida. Eso es lo real y concreto y que además de ser un militante revolucionario, fue un gigantesco escritor, eso es lo que nos atrapa de Haroldo, porque escribe muy bien. Me decía siempre: ‘Mirá Vicente, nos debemos plantar en el medio del camino y contar las cosas que nos pasan’. Y Haroldo se plantó muy bien en ese camino de la vida y registró cosas desde una sensibilidad extrema que ya son parte del patrimonio de nuestra cultura para siempre.
-MH: Te agradezco mucho haber recordado en “Ciudad Cultural” de esta forma a Haroldo Conti.
-VZL: Al contrario, gracias a Uds. por hacerme recordar a Haroldo, y no ponerme demasiado triste.
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