Según un informe del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (CentroRA) de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), en lo que va del mandato de Milei, el uso de tarjeta de crédito para realizar las compras en supermercados pasó del 39% al 46% del total de las compras registradas. Esto significa que, para comprar alimentos, productos de higiene, artículos de primera necesidad, se usa cada vez menos el dinero en efectivo y tarjetas de débito, el cual pierde valor en términos de poder adquisitivo. Por cadena nacional, el presidente Milei mintió descaradamente al afirmar que estábamos asistiendo a una suba del poder adquisitivo del salario –no otorgo tampoco evidencia alguna finalmente de esta realidad. A su vez, este informe de la UBA refleja una caída acumulada en las ventas de los supermercados del 7% y del 19% en ventas mayoristas durante el mismo periodo y los leves incrementos de los últimos meses están vinculados a este proceso de endeudamiento.
En este sentido, el diario La Nación publica otro informe de la procesadora de pagos Payway, que mide el uso que hacen los argentinos de los medios de pago electrónicos y digitales, y refleja que en el segundo trimestre de este año volvieron a crecer las compras con tarjeta de crédito y del volumen total operado con tarjetas, las de crédito representaron un 63,22%. Los planes de cuotas crecieron frente al trimestre anterior (de 32,22% a 34,84%), mientras que el plan Cuota Simple –que ya terminó– cayó de 7,76% a 6,82% y el pago en una cuota bajó de 60,02% a 58,34%.
Este endeudamiento viene acompañado de un confiscatorio costo financiero. Hacer el pago mínimo de la tarjeta y refinanciar la deuda, una opción que va creciendo, tiene intereses elevadísimos: la Tasa Nominal Anual ronda el 85%. Y si no se abona ni siquiera el pago mínimo, se aplican punitorios que superan el 100 %, lo que agrava el efecto "bola de nieve". Estos costos se replican en las billeteras virtuales, a las cuales acuden la inmensa masa de fuerza de trabajo que se encuentra bajo la “informalidad laboral”. Según Martín Kalos, director de Epyca Consultores, las tasas de interés positivas (con respecto a la inflación) son efecto de la “política monetaria del Banco Central que apunta a que no siga subiendo el precio del dólar”. Este “intervencionismo” estatal del gobierno “libertario” no ha impedido, sin embargo, las corridas cambiarias y la suba del dólar, mientras se hipoteca la economía familiar.
Es por ello que se multiplica otra estadística, la que refleja el crecimiento en la morosidad en el pago de la tarjeta de crédito y otras deudas. Un reciente informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA) plantea que las líneas de créditos vinculadas al consumo (préstamos personales y tarjetas de crédito) tuvieron una mora del 4,9 %. Luego, se informa que en el último año se duplicó el retraso del pago del resumen de la tarjeta de crédito. La irregularidad pasó de 1,9% a 3,8%. También subió la morosidad en préstamos personales de líneas destinadas al consumo, con un nivel de incumplimiento que pasó de 4,1% a 5,6%. Luego, según el último informe de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), en febrero del 2025 la mora de las financiaciones a familias subió alcanzando el 2,9% siendo la mayor alza en las tarjetas de crédito. Otro relevamiento de la consultora Quantum Finanzas, del economista Daniel Marx, indicó que entre noviembre de 2024 y abril de 2025 la morosidad de los hogares creció del 2,5 al 3,7 %, un 46 % de incremento en apenas seis meses.
Como señalamos anteriormente, se estima que a la fecha el 91% de los hogares argentinos tenía algún tipo de deuda según un relevamiento realizado por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) y que el 30,5 % corresponde a deudas con tarjetas de crédito.
En este cuadro de hogares endeudados y sin posibilidades de hacer frente a siquiera los pagos mínimos de la tarjeta de crédito, se agudizará la ya estrepitosa caída del consumo.
Emiliano Fabris
09/08/2025
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