Hace dos meses atrás, los analistas de riesgo crediticio de bancos radicados en Argentina celebraban que las elecciones nacionales se dirimían entre tres candidatos “pro-mercado”, y recomendaban ´posicionarse´ en los títulos y acciones del país.
Hoy, uno de los principales ´politólogos´ en circulación, Eduardo Fidanza, se despacha con una sentencia inapelable: el país, dice, marcha a “una crisis de proporciones incalculables” (Perfil, 17/9). El hombre, que no es economista, se detiene en cambio en la ´gobernabilidad´. Por un lado, la que resultaría de un gobierno Milei, a quien juzga como “desequilibrado”. Por el otro, Fidanza advierte sobre la desintegración del gobierno del ex Frente de Todos, que ha quedado bajo la batuta de un ministro de finanzas que asiste a la deserción de “los Fernández” y -agregamos nosotros- de buena parte del aparato pejotista de provincias y municipios bonaerenses, que, ya sin disimulo, tramitan sus acuerdos con Milei.
La picardía de cuidarle la boleta en las PASO al libertario ha sido sólo un anticipo. En la primera fila de ese ´nuevo eje de poder´ se ha anotado, como era de esperarse, la burocracia sindical. Luis Barrionuevo le ha comprometido 30.000 fiscales a la LLA. Pero Barrionuevo suele ser un ´vanguardista´, porque sus giros políticos se han adelantado a los acomodamientos más generales de la ´casta´ que usurpa los sindicatos. Otro de los protagonistas de la diáspora, Kicillof, mira hacia los símbolos del aparato que lo llevó al gobierno -´Perón, Néstor, Cristina´- y llama “a componer otra música”. Para tirar algunos compases, advirtió sobre el ´equilibrio fiscal´ cuando Massa anunciaba el pago de los dos bonos de 30.000 pesos. Fidanza, por último, incorpora al descalabro político general a Juntos por el Cambio, y afirma que Bullrich es sólo el mascarón de proa de una lucha intestina que no ha cesado. Afirma, por caso, que Macri continúa en tratativas con Milei. Mientras tanto, la campaña porteña del primo Macri ha entrado en parálisis por la disputa entre larretistas y macristas en torno del control del aparato de justicia de la Ciudad. De este modo, el columnista de Perfil avizora un “panorama sombrío” por delante. Si gana Milei, concluye, asistiríamos al gobierno de un desquiciado. Si gana Massa, afirma Fidanza, el ministro candidato sería el encargado de pilotear la continuidad y el hundimiento definitivo de la actual experiencia económica y política.
“Moderación”
En otro de las columnas periodísticas de este domingo, Ernesto Tenembaun deplora los insultos y desplantes de Milei, a los cuales considera como una continuidad de un estilo político que también han practicado kirchneristas y macristas. El periodismo político, como se ve, transita por la superficie de las cosas, pero le cuesta advertir la relación contradictoria entre los ´modales de campaña´ y las cuestiones de fondo planteadas por una crisis catastrófica. Siguiendo ese método político, pero arribando a conclusiones inversas, otra editorialista -esta vez de “La Nación”- se tranquiliza al advertir que Milei “modera su discurso y sus propuestas”, dejando para otras circunstancias los planteos relacionados, por ejemplo, con los vouchers educativos o la portación de armas. En cambio, la agenda “seria” o “inmediata” pasaría por una “reforma del estado”, una “modernización del mercado laboral” y la imposición de la “competencia de monedas” (La Nación, 17/9). La versión “equilibrada” de Milei, por lo tanto, es aquella que se concentra en una contrarrevolución laboral y social.
El planteo dolarizador o semidolarizador tendría otra variante en Melconian-Bullrich, quienes han encargado al antiguo secretario jurídico de Cavallo, Horacio Liendo, la redacción de una nueva versión del plan de convertibilidad. Liendo, sin embargo, habría hecho entrar en pánico a Melconian y a Bullrich, cuando les dijo que su planteo monetario debería ser acompañado de una inmediata liberación del cepo, o sea un cimbronazo devaluatorio e hiperinflacionario.
Es el mismo cimbronazo que Massa pretende aplicar en cuotas, como lo acaba de revelar su viceministro Rubinstein en un reportaje que sostuvo con Marcelo Bonelli. Rubinstein intentó minimizar el impacto de las medidas sociales de estas horas, y descartó la versión de que éstas implicaran un desconocimiento de los acuerdos con el FMI. Para ello, explicó lo elemental: el impacto de la “nominalidad” (sic) sobre las cuentas fiscales, comenzando con el IVA. Lo que quiso decir es que el crecimiento de la recaudación impositiva que redunda de una inflación del 12% mensual compensa largamente al monto de los anuncios. Miguel Broda ha calculado un impacto de 850.000 millones de pesos de gasto adicional por las exenciones de IVA, bonos y eliminación de Ganancias, entre otros anuncios, de setiembre a fin de año. Pero el plus recaudatorio que “brinda” una inflación del 10-12% mensual más que duplica a esa cifra. Visto del lado de los trabajadores, ello significa que los “anuncios sociales” serán pulverizados por la híper que fogonea el mismo gobierno, y que los otros candidatos miran pasar. (Milei no ha dicho una palabra sobre los anuncios de Massa).
Los trabajadores
De esta lectura de los diarios del domingo, surge una conclusión. Cuando temen por la gobernabilidad, los “observadores” se detienen en los gestos e insultos de campaña, pero no advierten que la crisis de poder que sacude a la Argentina tiene otro alcance bien mayor: es el choque de proporciones gigantescas que se avecina entre el régimen político y social y las masas, como consecuencia de las “salidas” capitalistas que pergeñan los tres mosqueteros del FMI. Toda nuestra atención política debe ser colocada en la preparación política de esta colisión inevitable, mediante la explicación sistemática de la crisis en curso y la organización de los trabajadores y activistas para una lucha de carácter general.
Marcelo Ramal
17/09/2023
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