Un genocidio contra los pueblos originarios.
Javier Milei es un apologista de la “Argentina liberal” de fines del siglo XIX. En esta línea, Victoria Villarruel, su compañera de fórmula, reivindica la Conquista del Desierto llevada a cabo por el expresidente Nicolás Avellaneda y su ministro de guerra Julio Argentino Roca. Detrás de las posiciones de la dupla “libertaria” sobre el libre mercado y la defensa de la propiedad privada, se esconde su enaltecimiento de un régimen oligárquico que usó la fuerza del Estado para exterminar y expropiar a los pueblos originarios en beneficio de los terratenientes y capitalistas.
La Conquista del “Desierto” fue una campaña militar desenvuelta por el gobierno de Avellaneda y más tarde continuada por el del expresidente Roca a través de la cual se aniquiló, expulsó y esclavizó a pueblos originarios (mapuche, tehuelche, ranquel, etc) para entregar las tierras de la pampa húmeda a grandes terratenientes-capitalistas.
Fueron exterminados miles de indígenas y se utilizó a muchísimos de los que quedaron vivos como mano de obra semiesclava (y a mujeres y niños como siervas y siervos de las familias oligárquicas). Las comunidades que sobrevivieron fueron empujadas a poblar los barrios más pobres del sur del país y/o proletarizadas forzosamente.
“No hubo conquista alguna sino un paseo militar a lo largo del cual se consumó una masacre, porque el Ejército argentino ya estaba dotado del rémington y cañones de retrocarga y el guerrero araucano no disponía más que de su lanza de coligue y otras armas primitivas (Prensa Obrera, 1/7/2017).
Avellaneda y Roca llevaron adelante una política planificada de asesinato en masa de pueblos oprimidos; se trató de un verdadero genocidio. En este plano, Milei y Villarruel son consecuentes con sus posiciones políticas moldeadas por las tendencias más barbáricas del capitalismo. Ellos también defienden, salvando las distancias, el genocidio contra la clase obrera que llevó adelante la última dictadura militar argentina.
Pero, a la vez, esto muestra la impostura que subyace detrás de sus planteos sobre la intervención estatal. Es que la Campaña del Desierto significó la intervención del Estado “liberal” con métodos guerreristas para expropiar la propiedad de las comunidades originarias en beneficio de oligarcas parásitos latifundistas. Milei y Villarruel solo defienden la propiedad privada burguesa. La propiedad privada de los trabajadores los tiene sin cuidado.
Como producto de esta política, entre 1876 y 1930, mil quinientos terratenientes se hicieron de 41.787.000 de hectáreas. Varios de ellos recibieron entre 200.000 y 2,5 millones de hectáreas, que fueron utilizadas en gran medida para el sistema de invernada de ganado. Así, el latifundio se extendió como formación social. Asimismo, el Ejército argentino se consolidó como un factor político de primer orden en el marco de la formación del Estado nacional. También se consolidó el conventillo, en el cual migrantes vivieron hacinados.
Para dimensionar el atraso que resultó de los gobiernos de los próceres liberales que reivindica Milei basta comparar este caso con el de Estados Unidos, donde los pueblos indígenas también fueron arremetidos por el Estado yanqui, pero se promovió una colonización hecha por granjeros y sus familias, que recibieron tierras de 64 hectáreas, para impulsar la agricultura capitalista. En Argentina, en cambio, se entregaron las tierras a un puñado de oligarcas.
La clase dominante argentina expropió con métodos brutales esos territorios para terminar de incorporarse al mercado mundial como socia menor (y semicolonia) del imperialismo británico. De este proceso se fue conformando el capitalismo atrasado y dependiente que tiene Argentina hoy.
Continuidad
Hoy en día, las tierras continúan estando acaparadas mayormente por un puñado de terratenientes y capitalistas, que han venido contando con el respaldo policial-militar de los distintos gobiernos democráticos de las últimas décadas. Protegen la extranjerización de las tierras en beneficio de grandes burgueses como Lewis y Benetton. Esto también se ve en la entrega de Vaca Muerta a las multinacionales.
Es que Milei y Villarruel no son los únicos que defienden este estado de cosas; también lo hacen personajes como Massa, CFK y Bullrich. Bajo sus gobiernos, las comunidades originarias han sido fuertemente reprimidas, y en algunos casos esas ofensivas políticas terminaron con desapariciones y asesinatos de luchadores (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, por ejemplo).
Solo una reorganización social encabezada por la clase trabajadora puede resolver las demandas de los pueblos originarios, ya que es la única clase social dispuesta a expropiar a los capitalistas-terratenientes y terminar con el saqueo del país por parte de las potencias imperialistas. El Partido Obrero lucha por esta perspectiva.
Nazareno Suozzi
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